20. BREE

36 4 0
                                    

No sé en qué momento volví a mi habitación a descansar, solo recuerdo que papá y Arek me acompañaban, aunque el último iba silencioso y abstraído caminando un paso por detrás de nosotros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No sé en qué momento volví a mi habitación a descansar, solo recuerdo que papá y Arek me acompañaban, aunque el último iba silencioso y abstraído caminando un paso por detrás de nosotros.

Me despertaron unos golpes en la puerta, miré la hora y me di cuenta de que era momento de ir a desayunar, se habían acabado las fiestas, era momento de empezar a entrenar. En el fondo no sabía que me emocionaba más si la idea de quedarme calentita entre las mantas o empezar a hacer magia. Arek decidió por mí volviendo a llamar a la puerta con más insistencia esta vez, como si de alguna manera supiera en lo que estaba pensando. Fui al armario, buscando qué se suponía que debía ponerme. Aun sin tenerlo especialmente claro me vestí con lo que supuse que utilizarían en alguno de los libros de fantasía de mi estantería, rezando para no equivocarme demasiado y corrí a la puerta nerviosa y emocionada a partes iguales, la primera clase era con Arek y me moría de ganas de empezar.

Abrí la puerta, casi dando saltitos de emoción buscando al pelinegro, hasta que me di cuenta de que era otra persona la que me esperaba recostado en la pared de al lado de la puerta de mi padre.

—Hombre, pibón —se rio Alick al ver mi emoción —, ojalá todas las chicas me recibieran con esta felicidad, me haría las cosas muy sencillas.

—¿Me toca clase contigo? —pregunté confundida ignorando su comentario, estaba segura de que Kane me había dicho que me tocaba con Arek.

—No, pero tu querido adonis tenía derecho a dormir un rato antes de que se le consuman las pocas ganas de vivir que tiene, hasta entonces me toca a mí acompañarte a desayunar. Si no te molesta mi compañía —añadió levantando las cejas de manera insinuante, a lo cual no pude evitar reírme un poco, hacía tiempo que no me pasaba, hacía bastante que no tenía demasiadas razones para reírme, no tuve del todo claro si fue por el cansancio o si porque de verdad me hizo gracia, pero si supe que me gustaba volver a escucharme reír. Me dolió un poco darme cuenta de lo mucho que extrañaba ese sonido.

—¿Cuál es nuestro maravilloso horario para hoy? —cambié de tema de forma repentina, recordando mi promesa de que empezaba una nueva vida y esforzándome por dar el primer paso hacia ella.

—Por la mañana el adonis se queda contigo, por la tarde yo y de noche aún estamos debatiendo si alguien que no sea nosotros hace guardia en tu puerta o no.

» Tu amigo no está confiado en dejarte a cargo de nadie y mucho menos en dejarte sola, se ve que se fía poco de la seguridad del castillo, le dará miedo que los fantasmas te ataquen —bromeó divertido Alick acompasando su velocidad a la mía para caminar a mi lado.

—¿Hay fantasmas?

—Si alguien te ataca mi primera sospecha no serán los fantasmas, para qué negarlo.

—Eso me deja mucho más tranquila —respondí de forma sarcástica.

—Debería, ya me dijeron que fuiste a hacer amigos ayer por la tarde en el ala de los hombres —se mordió el labio para no reírse de mí —. ¿Cuándo pensabas contarme que el adonis a amenazado a todos los hijos de ricos?

Heraldos de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora