Lo miró como si le estuviera diciendo que la mandaba a la horca, aun así, tomó la espada entre sus manos mientras su mirada destapaba cierta duda que no había estado en ningún momento cuando utilizó el arco por la mañana. Ya había tomado nota de su habilidad, la había estado observando un rato sin que ella lo viera y en ningún momento se había alejado lo suficiente como para no llegar a ella en cuestión de segundos si se lo proponía o dejar de escuchar las flechas clavarse en la madera de los árboles.
Chase no se callaba nunca, ni siquiera cuando estaba sola, había sido otra de sus observaciones esa mañana, tenía la costumbre de hablar en voz alta corrigiéndose a sí misma, regañándose por fallos o dándose ánimos. En ningún momento se felicitó por una buena diana. Había algo perfeccionista en ella, algo que sería un buen impulso durante los entrenamientos o un freno que Arek tendría que ver cómo se quitaba de en medio.
—Vamos de nuevo con lo de esta mañana —le dijo Arek, ganándose una mirada aún más aterrada que le recordó a la de un animalillo asustado.
—¿Ahora? —trató de mantener la compostura.
—Si quieres esperamos al mes que viene.
—No me vendría mal —murmuró tratando de devolverle el arma.
—Postura —ordenó ignorando su gesto.
—En serio Arek, tengo hambre y pocas ganas de esto. Mi horario lectivo terminó hace rato.
—Postura —repitió.
Chase lo miró con duda, probablemente debatiendo si debía obedecer o no, miró hacia atrás, buscando a Tillman para que la salvara. Ya hablaría él sobre responsabilidad en su turno con su compañero cuando lo pillara.
—No vendrá —sonrió mordaz viendo cómo se apagaba la esperanza de su mirada.
—Eres el entrenador más moralizador del mundo —murmuró ella con fastidio justo antes de suspirar con fuerza y tomar la postura que había estado explicándole esa mañana.
—Por Karx, sigues poniéndote mal —era imposible que le costase tanto comprender cómo debía colocarse si no quería acabar muerta a la primera estocada.
—¡No es culpa mía! —se quejó indignada.
—¿Dónde aprendiste a ponerte así? Parece que en vez de una espada sostengas una rama.
—¿Perdona? —volvió a quejarse.
Arek lo pensó un segundo, no soportaba que lo tocaran, pero sino lo hacía Chase acabaría sin un brazo o en una situación peor en el primer enfrentamiento que tuviera. Se acercó a ella justo cuando abría la boca de nuevo para quejarse, probablemente de que tenía hambre y de que deberían ir al comedor, se cortó a mitad de frase cuando Arek se le puso por detrás y le tomó los hombros para colocárselos de manera correcta mientras sentía la tensión en ellos, pudo notar cómo el corazón de ella latía a toda prisa, probablemente sorprendido y asustado por tenerlo tan cerca, a la gente le gustaba tan poco su contacto como a él el de ellos.
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Heraldos de la Muerte
FantasiaDos jóvenes, un secreto oculto, una profecía y una inminente guerra. Terris, un mundo que Bree, una lectora apasionada, no pudo llegar ni a imaginar, es el mundo de Arek, juntos van a tener que encontrar la verdad y luchar contra esa vieja profecía...