CAPÍTULO 8:
AREK
Respiró de nuevo tratando de volver a la calma, hacía ya tres días de su conversación con Kane y no había dejado de darle vueltas a la idea de que había cometido la mayor estupidez de todas, entrenar a una chica que no había nacido en ese mundo y acababa de enterarse de su existencia no le daba ninguna tranquilidad, estaba seguro de que todo lo que pudiera salir mal, saldría mal.
Había ido a casa de los Dagthorn en busca de calma obviando que los tres hermanos no eran las personas más calmadas del reino, todo lo contrario, en realidad, Elian y Layna, los mayores, siempre estaban haciendo algo, incapaces de estarse quietos demasiado tiempo y su hermana pequeña Wyda, era tan tranquila que ni siquiera le dirigía demasiado la palabra, se limitaba a quedársele mirando fijamente el noventa por ciento del tiempo.
—¿Me estas escuchando? —preguntó Elian arqueando una ceja, llevaba un rato soltándole un monólogo sobre lo que podría haber impulsado a su padre a ir a ver a Dylan después de tantos años, pero se había perdido a la mitad —Claro que no me estás escuchando —se pasó las manos por la cara frustrado antes de sentarse a su lado.
El silencio se instauró en la sala, Arek no dijo nada, sabía de sobra que Elian lo que necesitaba era terminar de soltar lo que le preocupaba, sin que él hiciera comentarios hasta ese momento y pensaba respetarlo.
—No me gusta la idea de que llegue una guerra —habló, tras unos segundos, sin mirarlo a la cara, estaban sentados en el salón de la casa de la familia del mentor de Arek y Elian fijó su vista en la chimenea apagada que tenían en frente —. Tengo dos hermanas pequeñas, no quiero que les pase nada.
—No tenéis edad para combatir.
—Tú sí—levantó la mirada para verlo a la cara como si quisiera que comprendiera la gravedad del asunto —, eres parte de mi familia, tampoco puedo perderte.
» Mis tíos, mis padres y tú... participaréis todos, ¿qué pasa si os sucede algo? ¿Y si alguno no vuelve? —su mirada asustada hizo que Arek recordara de repente su edad, Elian era un niño aún —Los dos sabemos que Dreas no se andará con chiquitas si decide atacarnos, lo más probable es que el resto de reinos se pongan de su parte, jugamos en desventaja...
—Cóndor nos apoyaría, los Kanem lucharían mano a mano con Los Dagas.
Durante un segundo la mente de Arek le hizo imaginarse esa situación, los dos grupos de soldados más temidos, luchando juntos, sería una masacre para el resto de reinos, Los Dagas eran tan letales en el silencio que no los veías venir hasta que su daga negra te atravesaba y los Kanem eran increíblemente fuertes, muchos de ellos brantos, controladores de la piedra, o verdes, controladores de la naturaleza, por no hablar de que en sus líneas militares tenían grandes sanadores.
Ambas legiones eran muy peligrosas para el resto de reinos, sobre todo Los Dagas, a los Kanem era más sencillo seguirles el rastro, pero la legión delteña era un fantasma ilocalizable, una legión llena de secretos y, hasta donde sabía Arek, había muchos soldados en ella que debían haber muerto mucho atrás.
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Heraldos de la Muerte
FantasíaDos jóvenes, un secreto oculto, una profecía y una inminente guerra. Terris, un mundo que Bree, una lectora apasionada, no pudo llegar ni a imaginar, es el mundo de Arek, juntos van a tener que encontrar la verdad y luchar contra esa vieja profecía...