Los soldados se movían de manera constante, algunos me pasaban por al lado y me miraban con curiosidad, otros directamente me ignoraban. Dediqué un rato a observar a un grupo de chicas, entrenaban con espadas preciosas y se reían molestándose unas a otras, al poco tiempo se sumaron un par de chicos y empezaron a entrenar también. Durante un instante los envidié, nunca se me había dado del todo bien hacer amigos, a pesar de que siempre había querido tener un grupo, solía costarme demasiado llegar a relacionarme con muchas personas a la vez, era como si mi cerebro quisiera desconectarse al notar que no sabía que aportar a la conversación.
—Son horribles, no deberías fijarte demasiado en ellos para tenerlos como ejemplo —me sobresaltó la voz de Elian mientras se sentaba a mi lado —. Fíjate, se preocupan demasiado por jugar y poco por prepararse para un combate de verdad —señaló al grupo que yo observaba, como si no tuvieran remedio —, en su caso, la mayoría de ellos creen que es inútil saber usar de forma perfecta un arma. Son elementalistas, están haciendo sus años de servicio obligatorio. Seguramente solo Tallon valora esto de verdad —los miré tratando de descifrar de quién hablaba —. El grandullón que parece que en cualquier momento besará a esa rubia —me señaló a un chico de pelo castaño oscuro con las puntas de color blanco.
—¿Es amigo de Krito? —quise saber al intuir su naturaleza.
—Que va, Krito viene de una dreckta importante, Tallon es el menor de 7 hijos, creo que sus padres son panaderos. ¿Por qué lo preguntas?
—¿No es un sago? —Elian levantó las cejas sorprendido justo antes de reírse un con suavidad.
—Sí, pero eso no hace que sean amigos porque sí, sería como decir que todos los pelirrojos son amigos y te puedo asegurar que mi hermana se lleva mal con más de uno —bromeó él —. ¿Cómo has sabido que es un sago?
Me incomodó un poco sentir su mirada, así que me limité a responder con un encogimiento de hombros, no tenía ni idea de cómo sabía muchas cosas, estaba abrumada y asustada a partes iguales ante toda la información que estaba recibiendo.
—Hay sagos que pueden sentir a los miires y viceversa, probablemente sea el caso, es extraño que sepas hacerlo sin controlar tus habilidades —comentó pensativo levantándose —. Aunque, teniendo en cuenta que no te criaste aquí, todo es posible, estás expuesta a demasiadas sensaciones nuevas.
Asentí casi sin darme cuenta, dudé que hubiera palabras que expresaran cómo me sentía.
—Vamos a dar el tour, puede que te ayude a empezar a interiorizar sensaciones —me sonrió extendiéndome la mano para ayudarme a levantar —. Tallon es el único que probablemente se quede porque, según tengo entendido, no soporta su pueblo. Es de Zutch, una ciudad de paso cerca de Lesparta, nuestra mejor base naval, están especializados en la forja, ser hijo de la familia de panaderos ahí no es lo más, mucho menos si eres el último y el que probablemente no herede nada.
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Heraldos de la Muerte
FantasyDos jóvenes, un secreto oculto, una profecía y una inminente guerra. Terris, un mundo que Bree, una lectora apasionada, no pudo llegar ni a imaginar, es el mundo de Arek, juntos van a tener que encontrar la verdad y luchar contra esa vieja profecía...