La situación de verdad que parecía sacada de alguna extraña película, tío Dereck, el alegre y divertido hermano de mi padre parecía haber perdido todo lo alegre y divertido para ser sustituido por la más absoluta seriedad.
—Bree, necesitamos que te sientes —me llamó mi padre señalando el sofá blanco en el que estaban sentados Don Quijote y su acompañante, nuestra casa era grande y el mármol blanco del suelo se me hizo lo más interesante de la sala, papá había usado lo que yo llamaba "voz de autoridad" esa que solo usaba cuando quería dejar claro que no había espacio para bromas.
Tragué saliva sin mirar nada más que el suelo, me dirigí en silencio hacia el sofá, notando la mirada de todos los presentes fija en mí. El silencio reinó en el salón de mi casa hasta que me atreví a levantar la vista hacia mi madre, que en ese momento me parecía la menos seria y la más comprensiva, no tenía muy claro qué había hecho, pero ella parecía la menos dispuesta a recriminármelo.
—Es tan guapa como tú, Mari —rompió el silencio la mujer de Don Quijote —. Has crecido un montón desde la última vez que nos vimos, Bree —captó mi absoluta atención, su voz era amable, como queriendo decir que todo iba a estar bien, pero algo en mí no podía creerlo, no sabía qué había pasado, aunque, si era el que me hubiera perdido el recibimiento de los amigos de papá, podrían haberme avisado de que llegaban y habría estado antes en casa— estás tan guapa como tu madre —me alagó.
Volví a mirar un segundo a mi madre antes de fijarme de nuevo en la pelinegra que tenía en frente, todos me observaban como esperando a que fuera yo la que rompiera el silencio.
—Me lo dicen a menudo —no tenía del todo claro qué se suponía que debía decir.
Nadie pareció tener que aportar nada más a la conversación, papá y Don Quijote parecían hablar por telepatía porque se miraban sin decir nada y sin duda se entendían, había sentido ese tipo de conexión hacía no tanto y la comprendía perfectamente.
—Bree, princesa —me llamó papá cuando terminó su silenciosa conversación y el apelativo cariñoso en presencia de otras personas me puso los pelos de punta —. Tenemos que contarte varias cosas, va siendo momento de que sepas la verdad y tomemos una decisión en familia —miró a mi madre en esta ocasión y por la mirada cómplice que compartieron no tuve dudas de que ambos habían tenido ya esa conversación y tomado una decisión conjunta, lo cual me alertó aún más porque me dejaba menos margen para opinar, no dudé que ellos fueran a hacer piña en cualquier cosa que tuvieran que decirme, me gustase a mí o no.
—¿Vais a tener otro hijo? —me reí nerviosa jugando con mis manos sin querer mirar a nadie, pero como a nadie pareció hacerle gracia mi broma cerré la boca y no pude más que regañarme mentalmente por boba.
—Sabes que fui militar, ¿verdad? —me preguntó papá mientras se arrodillaba frente a mí y tomaba mis manos entre las suyas.
Me perdí en los ojos azules de papá, incapaz de comprender del todo a qué venía esa pregunta, no tendría que irse a alguna guerra, ¿verdad?
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Heraldos de la Muerte
FantasiaDos jóvenes, un secreto oculto, una profecía y una inminente guerra. Terris, un mundo que Bree, una lectora apasionada, no pudo llegar ni a imaginar, es el mundo de Arek, juntos van a tener que encontrar la verdad y luchar contra esa vieja profecía...