Capítulo 1

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[Tierra]

La lluvia golpeaba el cristal en la ventana suavemente, era pacífico y casi terapéutico ver las pequeñas gotas de agua callendo del cielo, últimamente meditaba mucho sobre ciertas cosas, ese fue un ejemplo de ello.

Se estiró en la cama haciendo sus huesos crujir deliciosamente y suspiró con somnolencia mientras caminaba a buscar un cambio de ropa en el armario, se suponía que debía ayudar a la vecina de enfrente a podar su jardín hoy, la dulce Sra.  Willson de casi 80 años, había sido amable al pedirle ayuda con eso y él aceptó, pero con la situación del clima lo dejaría para otro día.

Independientemente de si llovía o no, Peter tenía que salir de casa, cosa con la que no estaba de acuerdo por que su único deseo en ese instante era quedarse en cama viendo alguna película de las miles que se perdió pasando la mayor parte de su vida en el espacio.

Dando un gran bostezo salió de la habitación y entró al baño que se encontraba justo cruzando el pasillo, había decidido tomar una rápida ducha para comenzar el día bien despierto, asi que apenas estuvo listo caminó a la cocina encontrandose con Miriam, la dulce mujer que despues de todo resultó ser su abuela.

Si... fue una sorpresa para Peter descubrir que su abuelo había conocido a alguien a los 58 años, luego de un matrimonio en el que por desgracia perdió a su esposa en poco tiempo. Cuando su abuelo le presentó a quien ahora era su abuela, la mujer se portó como un angel con él, incluso lloró de felicidad al saber que él era Peter! Que estaba de vuelta!, ambos hombres hablaron toda la noche luego de su llegada, Jason le contó como ella había sido quien poco a poco había ayudado a sanar las heridas que cargaba en su corazon despues de la perdida de su hija y su nieto. Peter lo escuchaba atentamente, rapidamente notó lo enamorado que estaba su abuelo de esa mujer y se sintió feliz por él, despues de todo no había estado tan solo como él pensaba y eso lo hizo liberarse de un peso que no sabía que cargaba.

-Cariño a donde vas? La lluvia se volvera mas fuerte en unos minutos. Mencionó la mujer señalado el televisor, las noticias indicaban que la lluvia iba a empeorar durante el transcurso del día.

-Tengo que hacer unas compras antes de ir al trabajo.

-Conduce con cuidado, si? Pidió su abuela preocupada, en especial por que Peter aunque ahora tenía una licencia de conducir y lo hacía bien, el clima no era de mucha ayuda.

-Por supuesto. Respondió Peter con una suave sonrisa. -Y el abuelo? Preguntó extrañado antes de meter una galleta a su boca.

-Aún duerme, anoche nos quedamos despiertos viendo el partido hasta tarde.

-Creo que nunca entenderé el futbol americano. Contestó Peter con un tono divertido, si bien le habian explicado a grandes rasgos el juego, eso no fue algo que llamara su atención asi que simplemente descartó ese tipo de entretenimiento.

-Lo se, lo tuyo es mas la musica. Respondió su abuela acercandole un termo con café, Peter le agradeció y besó su mejilla en forma de despedida antes de salir de la casa.

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Sin duda lo mejor que había descubierto Peter en la radio de su automovil era la estación que reproducía canciones de los 70's y 80's. Eso fue hace un tiempo y se había vuelto su favorita, la mayor parte del tiempo sonaba alguna cancion que conocía, a pesar de que ahora había otros tipos de musica, mas generos y muchos mas artistas, se quedó con lo que ya escuchaba.

Estaba a media cancion de Bruce Springsteen cuando su celular sonó, lo buscó a tientas con su mano derecha en el asiento de al lado y bajó la velocidad mientras conducía.

-Hola? Preguntó una vez respondió sin ver quien llamaba.

-Sr. Quill, habla Thomas Russell.

-Ah! Si señor, que ocurre? Preguntó frunciendo el ceño, su jefe pocas veces lo llamaba a menos que fuera importante.

-Se que no es la manera correcta hacerlo por telefono, pero estoy ocupado para agendar una reunion, seré breve, ya no son requeridos sus servicios.

Peter se quedó sin palabras por un minuto.

-Disculpe, pasó algo? Ha habido alguna queja de mi, o...

-No, ninguna, simplemente hubo un recorte de personal, no ha sido el único que por desgracia será despedido, espero entienda la situación, a la tienda no le esta llendo bien últimamente, poca gente ha comprado instrumentos y los discos de musica parecen ya no ser relevantes.

-Entiendo...

-Puede pasar a recoger su cheque si lo desea hoy mismo.

-Gracias... Y sin mas colgó. Maldita sea, ahora que haría?!

Los primeros meses luego de llegar a la tierra se habia sentido tan perdido y luego de medio año había descubierto esa enorme tienda de musica en el centro de la ciudad, se sintió tan bien ahí que no dudó en solicitar el empleo, había varias bacantes en ese entonces. 1 año y medio trabajó en ese lugar, estar despedio, tener que volver a comenzar en otro lado se sentía mal, ahora tendría que buscar un trabajo con horario flexible, Peter no solo trabajaba ahí, los fines de semana cubria 2 turnos todo el día en un refugio de animales, ayudaba a alimentar a los cachorros, los bañaba y apoyaba al veterinario cuando tenían que hacer alguna curación, revsiaba que tuvieran sus vacunas segun el registro que llevaban, etc. El resto de la semana se supone que lo pasaba en el trabajo de 9 a 3, por las tardes los martes y viernes visitaba un orfanato perteneciente a la iglesia que visitaba de pequeño con su madre, el descubrir que había tantos niños solos lo hizo sentir miserable, asi que informandose descubrió que se aceptaban donaciones, su cheque no tenía tantos 0's pero algo era algo, asi que cada 2 semanas donaba su cheque al lugar ablandado el corazón de las madres (pertenecientes tambien a la iglesia) que cuidaban de los niños, al principio solo fueron las donaciones, pero luego de un tiempo sintió curiosidad por convivir con ellos, sin duda una experiencia agridulce, tantos pequeños deseando un hogar pero al mismo tiempo otros tantos resignados a no tener uno.

Peter bajo su propia experiencia les había dicho que sin importar qué, todos ellos eran una familia, a veces algunos creen que solo se puede serlo con las personas que comparten su misma sangre, pero en realidad, una familia se puede encontrar en el lugar menos esperado, los niños se habían puesto a reflexionar y al final del día había muchas mas caras sonrientes que antes de haber llegado.

Desde entonces, él era el alma del lugar, todos los niños amaban verlo llegar con su sonrisa brillante, adoraban escuchar musica con él y ver peliculas, amaban aún mas cuando Peter les contaba historias "inventadas" de un grupo de super heroes espaciales que salvaban la galaxia y las madres no podían estar mas satisfechas y felices por ello.

Sin darse cuenta había llegado al supermercado, casi como si su cuerpo estuviera en automatico mientras su mente vagaba por el infinito universo.

Bajó rápidamente del auto y corrió hacia la tienda tratando de no mojarse, apenas estuvo bajo el techado tomó un carrito e ingresó.

-Bien... velas... aqui están. Murmuró para si mismo revisando el estante. -Numero 4.... sí aquí está! Celebró al ver el numero que necesitaba justo en un rosa pastel con brillo. Oh si, Eli se pondría feliz cuando viera la sorpresa que Peter le estaba preparando.

Y no, no se trataba de alguna chica que cumplia, 24  o 34 o 44, Eli estaría cumpliendo 4 años en un par de días, esa pequeña que hace un año y medio se robó su corazón completamente, había llegado al orfanato apenas un par de semanas después de que él comenzara sus visitas, la niña tenía la mirada perdida, su padre la había abandonado al nacer y su madre por desgracia sin familia, había fallecido de cancer recién, los vecinos había escuchado a la pequeña llorar desconsolada y llamaron a la policía, luego de declaraciones, búsquedas y analisis, descubrieron que ella estaba completamente sola, por lo que pasaría a manos del estado, siendo llevada así a este lugar.

Al principio fue dificil hacerla hablar, lloraba todo el tiempo, pero luego de unas semanas la única persona que logró sacarle una sonrisa fue Peter, la niña se aferró a él como si fuera lo mas valioso que tenía y él después de mucho tiempo sintió una calidez especial en su interior, amor, se sentía protector con ella, sentimientos que experimentó por primera vez cuando Groot era un bebé. Quill se había sentido tan identificado con ella por su pasado, sin un padre, sin una madre ahora, ambas habían sido cruelmente arrancadas de sus vidas por el cáncer, ella una pequeña completamente sola en el universo, igual que él hace casi 30 años. Eli se había vuelto su pequeña princesa, por supuesto nunca hacía sentir menos a los otros pequeños, él tenía amor para todos ellos, pero si tenía que elegir a uno, sería ella, siempre ella.

Guardianes de la Galaxia... vol 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora