Capitulo 40

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La manada estaba luchando desde que salía el sol hasta que caía la noche y la luna alumbraba el campo de batalla. Mi padre estaba entrenando a todo el mundo incluso a los jóvenes que todavía no se habían convertido en lobos.

Sabíamos que el tiempo era oro y que cualquier ayuda era buena por muy poco que fuera.

Mi padre había establecido un entrenamiento distinto al de los demás para mí, sabía que si todo el mundo caí yo sería la que tendría que acabar con la vida de Alex para que el mal no gobernase. Mientras luchaba con el beta de mi padre por un momento miré la ventana del despacho de mi padre.

Oscar lleva en el despacho encerrado dos días hablando con todas las manadas que existen en este mundo en busca de una alianza y solo habíamos obtenido respuesta de 3 manadas, "Alas de la luna", "luna roja" y "agatha".

Nuestro tiempo se agotaba y mi hermano lo sabía, pero yo no perdía la fe, teníamos que ganar esta guerra.

Un golpe en mis pies provocó que me cayera al suelo.

—Toda distracción que tengas en tu cabeza tienes que olvidarla o el enemigo la utilizará en tu contra— el beta de mi padre tenía razón.

—Lo siento Roberto es solo que mi cabeza no deja de pensar en lo que tendrá liado Alex, ¿por qué simplemente no me deja en paz? — y volví a mi estado de defensa y ataque, pero Roberto ni se inmutó y lo esquivó sin más.

—La Diosa Luna es sabia, pero a veces se equivoca al fin al cabo todos nos podemos equivocar— y atacó provocando que mi hombro recibiera un golpe del palo que sujetaba como si de un pincel se tratara y yo fuera la obra de arte— tienes que entender que para él eres su mate y negándome aceptarlo sabemos que te necesita para vivir— lanzó otro golpe pero pude esquivarlo— lo que sí sé es que lo vamos a destruir para que nunca más te haga daño— su miraba no me engañaba sabía que iba a cumplir esa promesa— ahora imagina que soy él y atácame.

Y imaginando que tenía a Alex delante de mí ataque con todo el odio que mi corazón guardaba, pero ni siquiera lo roce cuando estaba en el suelo inmóvil por el palo que descansaba en mi garganta.

—Nunca ataques con ese odio o lo utilizará en tu contra, canalízalo y llévatelo a tu terreno eres su mate y tú conoces cuál es su punto débil— retiró el palo y me dio la mano— seguiremos a la tarde tampoco puedo cansarte la guerra está cerca.

—Seré su mate, pero yo no lo conozco— y era verdad, no lo conocía, lo único débil que podía tener era su ego y por los comentarios que se hacía dudo que fuera así— no sé cuál es su punto débil.

—Si lo sabes, créeme que sí, todo el mundo tiene uno, aunque no lo aparente— Roberto tenía razón todos teníamos uno, pero no sé si Alex sí.

—Intentaré recordar algo a ver si me sirve en el campo de batalla, pero no prometo más— sonreí mientras una mueca de dolor se asomaba por el golpe de hace unos segundos— Alex es duro.

—Dura eres tú cariño, que habiéndote hecho todo eso has vuelto más fuerte que nunca, no lo olvides, te veo a la tarde.

Y se fue mientras yo solo podía quedarme allí y seguir entrenando los golpes. Podría estar adolorida, pero no iba a fallarle a mi manada.

—¿No sabía que mi hermanita era ahora una guerrera temible— Oscar apareció detrás de mía pero yo seguí a lo mío— cada día me sorprendes más.

—Siempre lo hago recuerda que soy la favorita— le guiñé el ojo —ahora dime como van las cartas ¿hay más manadas?

—Solo una más ha contestado Rosa, todas le tienen miedo y dicen que no van a poner en peligro a sus familias— podía notar la desesperación de Oscar de necesitar a más gente y que nadie más ayudara.

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⏰ Última actualización: Jan 15 ⏰

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