Kiara
Mis pasos silban sobre el césped, dejando huellas en él. Avanzo a un ritmo lento pero constante, pensando en todo y en nada a la vez. Mi cabeza está sumergida en un mar de pensamientos y deseos, mientras mis ojos observan a las pocas personas a lo lejos, con el destello blanco de los faroles iluminando el camino y la luna en todo su esplendor.
Una ráfaga de frío viento atraviesa mi cuerpo. Cruzo los brazos, buscando algo de calor, y maldigo por no haber llevado abrigo.
Mis dientes castañean ligeramente y siento cómo se me congelan las extremidades. Es lo que sucede al vivir entre montañas; aquí, siempre hará frío. Las temperaturas son monstruosas. Muchos abandonan el pueblo cuando se acercan estas fechas, y los vagabundos suelen trasladarse a ciudades cercanas, huyendo de la temporada.
Hace unos años, cuatro indigentes murieron congelados en la avenida principal. Los encontraron unos hombres que salían a trotar esa madrugada. Estaban unos encima de otros.
Me dejo caer en el banco a mis espaldas, encojo mis rodillas a la altura del pecho. Froto mis brazos, emitiendo incoherentes murmullos mientras espero la llamada. Cuando llega, contesto con rapidez.
—¿Mamá?
Un suspiro se escucha del otro lado.
—No, cariño, soy papá. Tu madre no ha podido llamarte y me pidió que lo hiciera yo. Estamos hasta arriba de trabajo, Kiara. Tienes que entender que no siempre puedes llamarnos. Si no estamos en algún tribunal, estamos en una reunión con un cliente o pegados a la línea en una importante llamada.
—Entiendo —susurro, con la mirada fija en mis desgastados tenis.
—Pero ánimo, pronto te llamaremos y vendremos a verte. Sabes que te echamos mucho de menos. Podrías hacer tu maleta, tomar un vuelo y venir a vivir con nosotros como antes, siendo una familia feliz. Eso nos haría muy felices, hija. Estaríamos al fin juntos, como una familia de verdad.
Sonrío con los ojos llenos de lágrimas, porque eso es justo lo que quiero: ser una familia de verdad, sentir su amor, sentirme apreciada por mis padres. O más bien, por dos desconocidos.
—Tengo que irme, papá. Iré a la cama.
—Claro. Que descanses, cariño. Hablamos dentro de unos días —se despide sin más.
Y cuelga.
Reprimo las lágrimas que quieren salir y me limpio las rebeldes que caen por mis mejillas. Un jadeo se ahoga en mi garganta al darme cuenta de que nunca me han dicho un te amo o un simple te quiero.
¡Ni siquiera tienen tiempo para llamarme! Es obvio que no soy significativa para ellos. Estoy aprendiendo a aceptar que no fui más que un error, un desliz que no debió ocurrir.
Apago el móvil y lo pongo a un lado, junto al sobre abierto.
Me quedo mirando la hoja de papel que se asoma, recordando aquellas palabras, el suave susurro de una profunda voz en mi oreja, confesándose.
Desconcertantes palabras. Sinceros relatos. Hermosas descripciones.
Un suave maullido me saca de mis pensamientos.
Un pequeño gato gris se encuentra sentado frente a mí. Tiene la cabeza ladeada y sus felinos ojos me observan con curiosidad. Mueve la cabeza, frunce la nariz y maulla.
Me inclino hacia él y lo cargo entre mis manos. No pone resistencia. Su esponjoso pelaje está algo sucio y enredado, pero sigue siendo igual de hermoso; es tan pequeño que cabe perfectamente en mis palmas.
—Hola, pequeño. ¿Estás perdido?
Le rasco la cabeza con ternura y ronronea suavemente. Apoya la cabeza en mi mano y lo acerco más a mi cuerpo. Ahí es cuando siento lo helado que está. Es un gato callejero.
Inspecciono el parque, pero no hay nadie. Las personas que antes se encontraban más allá ya no están. Intranquila de estar a altas horas de la noche con la compañía de un pequeño gato que no podría defenderse ni defenderme, decido emprender el camino a casa.
Son más de diez minutos caminando, pero prefiero eso a quedarme sentada ahí. Recojo mis cosas y acurruco al felino en mis brazos como a un bebé. Él se retuerce y mueve las pestañas.
—Eres la cosa más hermosa que he visto jamás —le digo mientras sigo caminando—. No puedo creer que nadie te haya recogido antes, pero no te preocupes; ahora estás conmigo y te voy a cuidar como si fueras mi bebé. Te llamarás Cloud. ¿Te gusta?
No paro de parlotear, como si eso calmara mis nervios. En cada calle, esquina o acera que cruzo, miro dos veces antes de hacerlo, incómoda, agitada, sintiéndome observada. En algún momento llegué a pensar que me seguían, pero se me pasó cuando finalmente llegué a casa y cerré la puerta con llave.
Cloud se pasea por la casa mientras preparo una taza de leche fría. Estoy segura de que no ha comido en días, así que me acerco a él y le tiendo el plato. Se lo acaba tan rápido que me quedo pensando si querría más.
Y como si ya conociera la casa, subió las escaleras por su cuenta, se acostó sobre la alfombra frente a mi cama, dio varias vueltas antes de echarse y dormir. De vez en cuando sus orejitas se movían y rodaba por la alfombra, hasta terminar en una posición que desafiaba su anatomía.
Mañana aprovecharé el día para darle una ducha, llevarlo al veterinario, comprar todo lo que necesite para tenerlo en casa y adoptarlo formalmente. También tengo que hablar con Jess y contarle la noche que he tenido.
Después de despojarme del vestido, meterme al baño y ser abrazada por el algodón de mi pijama, me arropo con mis sábanas, rodeada de enormes almohadasy un constante ronroneo a los pies de la cama. La luz de la luna se filtra por las finas cortinas de la ventana. Antes de cerrar los ojos y dejarme vencer por la oscuridad absoluta, recuerdo sus palabras:
Soy tu admirador secreto,
el chico soñador de tus besos,
escondido tras un velo de anhelos,
un cobarde en medio de secretos.
Soy tu admirador secreto,
dibujando un deseo en cada verso.
Mereces más que una carta, mereces una declaración,
sería egoísta pedir que me esperes,c
uando soy solo un fantasma perdido,
suspirando por tu atractivo.
Dulce niña, aquí me despido,
quedándome en el anonimato, soñándote,
deseándote con cada latido,
pensando en un futuro que no conozco.
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Cartas en Febrero ©
Romance¿Qué harías si encuentras una carta anónima donde un desconocido expresa el más devoto amor que siente por ti y descubres que el autor de dichos escritos es el líder de una banda de motociclistas? .... Portada hecha por: @SucreStars