Kiara
El mensaje me descolocó. Todavía en la ducha, con el agua deslizándose por mi cuerpo, no podía dejar de pensar en él. No respondí de inmediato, pero una hora después, con los dedos temblorosos, escribí:
¿Cómo sabes que lo llevaba así?
¿Estás aquí, en el campamento?
Su respuesta llegó casi al instante.
:)
Mi corazón dio un vuelco. No sabía si reír o preocuparme. "Poeta...", escribí, casi en un susurro, esperando una explicación.
¿Sí?
Contesta mi pregunta.
¿Qué pregunta?
Gruñí en silencio. El viento golpeaba las ventanas de la cabaña, pero no lograba entrar. Jess, ajena a todo, roncaba en la cama de al lado. Mientras tanto, yo intentaba calmarme, aunque en mi mente, los recuerdos del sueño que tuve bajo la cascada me abrumaban. En mi sueño, la llovizna suave caía a nuestro alrededor y él estaba allí, tomándome de la mano.
No podía dejar de pensar en lo irreal que todo parecía. El poeta... el chico de mis delirios. Su sombra se colaba en mis pensamientos, pero al despertar,siempre había un vacío.
Mientras mi mente vagaba entre la realidad y la ficción, el poeta me escribió de nuevo.
No he podido evitar verte. Trato de olvidarte, pero el destino, ese destino jodido, siempre te trae de vuelta a mí. Porque, Kiara, nuestras almas están conectadas.
Me quedé sin aire, releyendo su mensaje.
Intenté no pensar en ti con el capitán, intenté no hundirme en mis inseguridades, pero las preguntas me devoran. ¿Soy suficiente? ¿Me querrá de verdad? ¿Qué tiene él que no tenga yo? Y entonces, recuerdo que no se trata de competir.
Mi respiración se volvió más lenta.
El amor... el verdadero amor, consiste en ser uno mismo. No soy perfecto, ni tengo lujos, ni la vida que quizá mereces. Pero tengo un corazón que siempre será tuyo, sin importar lo que decidas.
Cerré los ojos, dejando que sus palabras se asentaran en mí. Era tan intenso, tan diferente a lo que estaba acostumbrada. Me moví en la cama, inquieta, mientras la brisa continuaba golpeando el cristal. Jess seguía durmiendo, ajena a mi pequeño colapso emocional.
El viento parecía sincronizarse con mis pensamientos.
Con esta confesión busco aligerar mi alma
y saciar mi apetito de ti, de mí,
de los recuerdos aún no nacidos
bajo la luna.En el crepúsculo que abraza el bosque,
te escribo versos entre sombras y estrellas,
cada palabra, un sendero hacia la verdad.
Te invito a caminar, a escuchar mi voz.¿Te atreverás a cruzar el umbral de los secretos?
Al borde del lago, donde los enigmas flotan,
te esperaré al caer el sol, cuando el mundo duerma.
Nuestras almas chocan y tal vez,
un flechazo por parte tuya ocurra.
.・゜゜・❥・゜゜・.
Horas más tarde, me encontraba en el comedor, con pincel en mano, intentando perderme en la pintura. Pero incluso mientras trazaba líneas sobre el lienzo, mi mente seguía vagando hacia él, hacia sus palabras. Los colores de Madrid, de las calles bulliciosas y los mercadillos, se mezclaban con la imagen de él, sujetándome de la mano. Sentía su presencia, aunque nunca lo había visto. Sus dedos apretaban los míos con una seguridad que me hacía sentir prisionera y libre al mismo tiempo.
—¿Va enserio?—La voz de Jess me sacó de mis pensamientos. Alcé la vista y la vi observándome, sus ojos todavía hinchados de sueño.
Verónica, en la otra esquina de la habitación, terminó su batida con un sorbo exagerado. El ruido me irritó más de lo que debería.
—Vaya —comentó, burlona—. Ni siquiera te conoce y ya te manda al psicólogo.
Me mordí el labio, intentando no caer en su juego.
—¡Odio el amor! ¡Odio la naturaleza! ¡Y odio lo que me hace sentir! —exclamé, más para mí que para ellas.
Verónica soltó una risa breve.
—Por eso no me enamoro —dijo, cruzando los brazos con aire de superioridad.
Jess rodó los ojos, harta de la misma conversación de siempre.
—Oh, vamos, no digas tonterías. Todas nos hemos enamorado alguna vez. Que te haya tocado un patán es otra cosa.
—Enamorarse y gustar no es lo mismo —farfulló Verónica, insistente—. Gustar es superficial, es físico. Pero amar... amar te desarma, te conecta a un nivel más profundo.
Me quedé en silencio, sintiendo que tenía razón. Mi problema no era que nunca hubiese amado. Mi problema era que me ilusionaba demasiado rápido. Tomé un pincel y lo jugueteé entre los dedos, pensando en todo lo que me había dicho.
—Me gusta mi admirador secreto —dije finalmente, como si al decirlo en voz alta lo hiciera más real.
Las chicas me miraron, curiosas, inclinándose hacia adelante, esperando más. Coincidimos con Verónica al regresar de la cascada. Nadie notó nuestra huida, excepto ella, que también se había escapado. Prometimos guardar el secreto y olvidar que nos vimos. La cabaña vecina es suya, se hospeda sola porque su compañera fue una de las que se desmayó y volvió a casa.
—¿Y entonces qué? —preguntó Jess— El chico te manda mensajes que podrían ser sacados de un libro de romance y sigues confundida.
—Es que... no sé qué siento. Antes estaba segura, pero ahora... —susurré, desviando la mirada hacia la ventana. Afuera, el viento seguía susurrando entre los árboles, como si me llamara a decidir.
Mark había complicado las cosas. El beso, inesperado y confuso, me había sacudido. Y ahora, todo estaba borroso.
—¿Irás a verlo? —preguntó Verónica, como si supiera la respuesta antes de hacer la pregunta.
Suspiré.
—Sí.
La verdad me quemaba. No podía evitarlo. Quería respuestas, aunque temía lo que pudiera encontrar.
La noche cayó y con ella, el nerviosismo. Me vestí con unos leggins negros y un top blanco de manga larga, simple, sin maquillaje, sin adornos. Solo yo, tal como era. Jess me acompañó hasta la salida, su mirada cómplice reflejaba el apoyo incondicional.
—Gracias por esto —murmuré, sincera.
—Para eso estamos las amigas —me respondió con una sonrisa, antes de darme un rápido abrazo.
La noche era espesa, el bosque silencioso. Mis pasos eran apenas audibles, pero dentro de mí, todo era un grito. Llegué al muelle, el lago oscuro se extendía frente a mí y el crujido de una rama rompió el silencio.
Giré sobre mis talones, alerta.
Y entonces lo vi. Una silueta solitaria, sentada al final del embarcadero.
Él estaba ahí.
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Cartas en Febrero ©
Romance¿Qué harías si encuentras una carta anónima donde un desconocido expresa el más devoto amor que siente por ti y descubres que el autor de dichos escritos es el líder de una banda de motociclistas? .... Portada hecha por: @SucreStars