Capítulo 20

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Kiara

Avanzo con pasos dubitativos. Mi corazón late con tanta fuerza que siento que va a salirse de mi pecho. Mis manos están sudorosas, el paladar seco y mi cuerpo tenso. Esperé tanto tiempo por este momento, pero ahora que está sucediendo, no puedo creerlo. Algo dentro de mí me grita que dé media vuelta y me marche sin mirar atrás.

Las inseguridades me invaden. ¿Qué pasa si su apariencia no es lo que espero? ¿Y si es arrogante, o peor, alguien completamente diferente al que imaginé?

Leí sus poemas, escuché su voz en mis pensamientos cada noche. Acepté sus regalos. Pero la verdad es que no lo conozco realmente. A veces me pregunto si he sido ingenua al crear una imagen ideal en mi cabeza. ¿Qué si todo esto es solo una fantasía que estoy a punto de destruir?

Respiro hondo. 

Necesito esto, necesito enfrentar lo que sea que venga. No puedo seguir huyendo de mis miedos.

Doy un paso más. Al fin lo veo. No se gira, pero noto que está consciente de mi presencia. Mi pequeña sombra se superpone con la suya y aunque siento que el aire se me escapa, me obligo a sentarme a su lado. Miro al frente, incapaz de reunir el valor para girar mi cabeza hacia él. El canto de los grillos llena el silencio entre nosotros, mas no logra calmarme. Jess me prometió que estaría cerca por si necesito ayuda, pero en este momento, me siento completamente sola.

El viento sopla y me estremezco. Finalmente, siento cómo sus ojos se posan sobre mí. La piel se me eriza.

Respiro profundo y me atrevo a girarme. Mis ojos lo encuentran.

Y entonces lo veo.

Madre de Dios. El nudo en mi estómago se aprieta. Si alguien me hubiera dicho que mi admirador secreto sería guapo, nunca lo habría creído. Siempre imaginé que sería alguien callado, reservado, quizá hasta un poco nerd. Pero este chico... él no es nada de eso.

Su cabello es negro, sus cejas gruesas y marcadas, su rostro tallado como si hubiera sido esculpido. Pero no es su apariencia lo que me deja atónita, es él.

Es el chico de la detención. ¡El del estacionamiento!

Cierro los ojos, sacudo la cabeza. No puede ser.

—Hola, Kiara —su voz, grave y un poco áspera, me sobresalta. No puedo evitar un escalofrío.

Intento recomponerme. 

—Hola... —hago una pausa, esperando que diga su nombre.

Sonríe levemente, como si disfrutara de mi confusión y extiende su mano hacia mí. 

—Aiden.

Mi mente sigue procesando todo esto, pero de alguna manera consigo sonreír.

 —Creo que no es necesario que me presente —bromeo, intentando ocultar el temblor en mi voz.

Aiden ríe suavemente y esa risa, tan natural, me desarma un poco. El silencio regresa. Me balanceo ligeramente en el borde del muelle, mis pies colgando en el aire. El paisaje frente a nosotros es casi perfecto, luciérnagas volando, las estrellas parpadeando sobre nuestras cabezas. 

Me giro hacia él, buscando algo que decir, algo que calme el torbellino dentro de mí. Pero en vez de hablar, simplemente extiendo mi mano hacia la suya.

No sé por qué lo hago. Quizá necesito algo tangible para convencerme de que esto es real. Aiden mira nuestra manos entrelazarse y siento cómo el calor de su piel se mezcla con el mío.

—¿Eres real? —murmuro, casi sin querer.

—Tan real que asusta —responde en voz baja, con un tono que me desconcierta.

Nos acercamos, casi sin darnos cuenta. Mi mente sigue gritando advertencias, pero mi cuerpo parece ignorarlas. Nuestras frentes se tocan. Puedo oler su colonia, mezclada con un leve rastro de tabaco. Es un aroma extraño, pero en este momento, se siente reconfortante.

—Necesitaba esto —confiesa de repente, rompiendo el silencio.

—¿Qué cosa? —susurro, mi corazón latiendo aún más fuerte.

—A ti.

Mi mente se queda en blanco. Sus palabras resuenan en mi cabeza y antes de que pueda detenerme, nuestros labios se encuentran. No es un beso apresurado o apasionado, sino lento, como si ambos estuviéramos intentando entender lo que está pasando. Sus labios se mueven con los míos, suaves pero firmes, como si me estuviera diciendo algo que aún no soy capaz de comprender.

Cuando me separo de él, el mundo parece girar un poco más despacio. Recuesto la cabeza en su hombro, sintiendo una calma inesperada. Nunca pensé que podría sentirme así con alguien. Nunca pensé que me permitiría sentirlo.

—Me gusta cómo suena mi nombre cuando lo dices tú —dijo en un susurro.

Sonrío, apoyada en su pecho. 

—A mí me gustan tus labios.

Ambos reímos, pero algo en su mirada me dice que esto es más serio de lo que cualquiera de los dos quiere admitir.

El frío comienza a invadir el aire. Aiden se aparta ligeramente y sin decir una palabra, se quita la chaqueta y la coloca sobre mis hombros. Sus manos son suaves y por alguna razón, el gesto me conmueve más de lo que debería.

Los ruidos del bosque nos rodean. A lo lejos, escucho un crujido y el miedo me toma por sorpresa. Me giro rápidamente, chocando accidentalmente con su nariz.

—¡Lo siento! —digo, alarmada, levantándome de golpe.

Él se ríe, frotándose la nariz. 

—No te preocupes. Ya estoy acostumbrado a tus golpes. Primero a mi hermano, ahora a mí. ¿A quién más tienes en la lista?

Me quedo mirándolo, procesando lo que acaba de decir.

—¿Tu hermano?

Asiente, con una sonrisa traviesa en su rostro. 

—Sí, el chico con el que chocaste en la biblioteca. Y el grupo de chicos que estaban con él son mis amigos. Ah, y tu libro de historia todavía está en mi estantería. Nunca pensé en devolvértelo.

Ruedo los ojos, pero no puedo evitar sonreír.

 —Loco.

—Riquilla.

Frunzo el ceño. 

—No me llames así.

Aiden sonríe, inclinándose hacia mí. 

—¿Y qué harás si lo hago?

Lo desafío acercándome más, mis brazos cruzados bajo su chaqueta, que me queda como un vestido. 

Él se ríe entre dientes, su mirada oscureciéndose mientras cierra la distancia entre nosotros. 

—Te obligo. 

—Prefiero besarte —dice, antes de que nuestros labios se encuentren de nuevo.

Esta vez, no hay dudas. Solo nosotros dos, perdidos en la oscuridad del bosque.

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Inserten gritos 👉🏻

AHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Qué confianzuda la Kiara besuqueandose en el primer encuentro.

¡Los leo!! 💗✨

Cartas en Febrero ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora