Capítulo 34

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Kiara 

Hoy es un día de celebración, un hito significativo para cada estudiante presente. Las palabras del director resuenan en el teatro y todos escuchan con atención.

Vestido con un traje formal, al igual que el resto del personal en el escenario, miro a los maestros que han corregido mis trabajos durante el año. Ellos sonríen, con las manos entrelazadas y la vista al frente.

El teatro alberga unas sesenta personas, incluyendo graduados, personal administrativo y acompañantes. Se permitió invitar a dos, aunque algunos hicieron caso omiso y vinieron con tres o más.

Repiqueteo los dedos sobre mi rodilla cubierta por la toga negra, cruzo las piernas y mis tacones rojos sobresalen. Programé el despertador para las seis de la mañana, dedicando la mañana a buscar la ropa en la tintorería, maquillarme, arreglarme el pelo y ayudar a mis padres.

Mi madre, a pesar de estar en su tercer mes de embarazo, ya se quejaba de ciertos malestares. No pasaba un segundo sin que vomitara lo que comía y subir las escaleras le costaba un esfuerzo notable. El doctor le explicó que era normal a su edad y recomendó que evitara el estrés, lo que llevó a mamá a abandonar su trabajo durante estos nueve meses y dedicar su tiempo al hogar.

Esta situación significó una reducción en nuestros ingresos, pero a mis padres no les importó mucho.

Decoraron la habitación que anteriormente era la oficina de papá para el bebé, convirtiendo el ático en su nuevo estudio. Como no sabemos el sexo del niño, pintaron las paredes de blanco y verde agua, instalaron nuevos armarios de madera, una cuna y un monitor para vigilarlo por las noches.

Paseo la mirada entre las filas de asientos, observando a estudiantes que escasamente me cruzaba en el campus. Algunos sostenían vínculos conmigo, mientras que otros eran completos desconocidos hasta este momento.

Jess asistió con sus padres, quienes están sentados cerca de los míos. Los cuatro levantan los pulgares al girar la cabeza y toparme con ellos. Están ubicados en los gallineros, mientras los graduados esperan abajo a que se mencione nuestro nombre.

El director Park cede el podio al maestro de Química, quien anuncia su sección y a los destacados en su asignatura. Los mencionados suben al escenario, reciben su diploma y posan para las fotos.

Algunos derraman lágrimas y abrazan al docente. Así comienza el evento, con cada maestro presentando su sección y entregando los diplomas.

Cuando se anuncia al estudiante estrella, suspiro lentamente, secando mis manos sudorosas en la toga. Levanto la cabeza al escuchar mi nombre. Con dificultad, subo los pequeños escalones y le sonrío a la maestra de Matemáticas mientras me entrega mi diploma.

La tipografía delicada lleva mi nombre completo, la fecha y el lugar de entrega, con el sello de la escuela y la firma del director en la parte inferior.

Poso para la foto junto a la maestra. El flash de la cámara me ciega momentáneamente y los aplausos resuenan. Luego, aplaudo con entusiasmo cuando Jess y Liam suben sonrientes y agarrados de las manos. Sin embargo, mi sonrisa se desvanece al ver a Aiden en el escenario. Él no mira a nadie en particular

Intento ubicar a Aike y a su padre, pero la multitud, las cámaras y las luces me dificultan la visión más allá de las primeras filas. Regreso la vista a Aiden, notando lo increíblemente guapo que está con su vestimenta formal. Su cabello no luce desarreglado como de costumbre, está dividido por la mitad. Noto cómo aguanta la mandíbula, con los ojos fijos en mí. El foco de luz choca en su rostro y lo veo entrecerrar los ojos mientras arruga el ceño. Le dice algo al director Park y regresa a su asiento.

Al finalizar la ceremonia, soy llamada nuevamente al escenario. Nerviosa, acomodo las hojas sobre el podio y acerco los labios al micrófono. Pronuncio el discurso tal cual, sin cambiar palabra o olvidar una. Los padres escuchan con interés y el único sonido durante mis pausas es el clic de las cámaras.

―Miramos hacia atrás con gratitud por todos los momentos compartidos y hacia adelante con emoción por lo que está por venir. Agradezco a nuestros maestros por guiarnos ya nuestras familias por apoyarnos. Que este sea el comienzo de un viaje lleno de éxitos y aprendizajes.― Concluyo.

Voy a tomar asiento, pero unas manos en mis hombros me apartaron.

―Felicidades, Kiara, eres la estudiante estrella de este año. ―Todos en el auditorio se ponen de pie, aplaudiendo. La maestra de Lengua se acerca con un ramo de flores y un certificado enmarcado.

―Gracias. ―Susurro, sin poder creerlo. ¿Estudiante estrella?

Dios.

Afuera, entrelazo la mano derecha con Jess y ella hace lo mismo con Liam. Nos movemos entre la multitud hasta encontrar a nuestros padres, quienes nos felicitan y abrazan. Mi madre sostiene un pañuelo blanco con sus iniciales y mi padre lleva su chaqueta.

La señora Brown besa mi mejilla y engancha su brazo con el de su esposo.

―¿Preparadas para esta noche? ―pregunta Liam, con los brazos sobre nuestros hombros. Jess asiente.

―Nosotros nacimos listas.

Cartas en Febrero ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora