Capitulo 42.

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"Fly Me To The Moon".

–Hija–Salí de mis pensamientos al escuchar su voz insistente

–¿Si?–Respondí

–¿Estas bien? Te noto muy pensativa.

–Si, es solo que...–Me quede en silencio–Voy a extrañar a mi abuela, la tranquilidad y paz que se respira aquí.

–Puedes venir cuando gustes, cariño–Acaricio mi cabello

–Con estas vacaciones que me di el trabajo me aumento, será muy difícil hacerlo–Sonreí de medio lado y lo vi negar

–De vez en cuando debes relajarte, te lo mereces. ¿Aún te duele?–Pregunto tomando mi mentón para ver la pequeña pero visible marca de mi labio.

–No me duele, solo arde de vez en cuando.

–He ido por Sally con Sebastián.

–¿Ah si? ¿Te dijo algo?–Me miro con los ojos entrecerrados

–Solo que la llevó al veterinario para que le pusieran un medicamento que la ayudaría a dormir todo el viaje y no se estresara, también le compro un transportador.

–Le dejare a mi abuela lo que pudo gastar y...–Me interrumpió

–No lo aceptara, Sebastián no es ese tipo de persona. Las cosas están abajo, solo faltas tú.

–Se que a mi no me lo aceptara por eso lo dejaré con la abuela. ¿De verdad no hay nadie más que pueda llevarnos?

–No cariño, imposible.

Acepte resignada, no pretendía volverle a ver la cara. Y supongo que el a mi tampoco ya que acato muy bien el ni si quiera aparecer en la casa de mi abuela.

Después de una larga despedida, abrazos y promesas de regresar pronto emprendimos camino.
No me dirigió la palabra, los únicos que mantenían una conversación eran el y mi padre. El día de hoy no estaba tan animado, hablaba con más prudencia y seriedad.

Luego de una hora y media de viaje, llegamos a la estación. Bajaron las maletas, me adelante pero antes lograr alejarme sentí una mano sobre mi brazo evitándolo.

–Espera...Delly.

–Adele–Corregí

–Solo quiero pedirte que cuides bien de ella–La señaló, acaricio la transportadora  que yo sujetaba con el otro brazo por encima.

–Lo haré, no tenga duda de eso.

–Lo lamentó, Adele–Vi sus intenciones de abrazarme, retrocedí algunos pasos.

–Yo lo lamento más, Sebastián–Suspiro–Suerte.

Lo lamentaba, si, porque a pesar de ser un hombre insoportable su esencia, sabiduría y carácter te cautivaban, te invitaban a querer conocerlo más. Lo lamentaba porque en mi loco pensar creía que podíamos entablar una sana amistad.

Me caracterizo fielmente por ser amable con las personas. Cultivar un buen trato y ser agradable. Pero ser cariñosa no, ahí está el detalle.
Necesito de verdad interés, en general, para poder entablar una relación. Amistosa o laboral.

–Buenas tardes, Peter–Le llame cuando estábamos abordo del tren.

–Señora Adkins, a sus órdenes.

–Hoy es mi día de llegada, necesito que pases por mi a la estación pero no quiero que el señor y mi hijo se den cuenta.

–No se preocupe por eso, afortunadamente el día de hoy Marcos acompaña al señor.

The End?. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora