DE REGRESO A CASA (LIBRO #4)

Capítulo 6: EL CAMINO ANGOSTO🛤

~🖤~

ERICK.

14 de Junio.

Ha sido un semana difícil para mi, en todos los aspectos. Me he sentido cansado y agobiado por todo.

Yo sabía que regresar a casa no sería sencillo, y ahora lo estaba comprobando. Ha sido un semana llena de dificultades, de momentos de los cuales he tenido que huir justo cuando estaba por hacer algo que yo sabía no estaba bien delante de Dios.

Comenzando con la chica que Santiago envió a mi habitación, de ahí vino más. No se si él lo hace a propósito, pero en varias ocasiones ha traído alcohol, cigarros y droga a la habitación del hotel donde nos hospedamos.

Le he pedido que no lo haga, pero dice que de igual forma es su habitación y él sabe lo que hace o lo que trae. Además, no puedo correrlo o decirle que se vaya, capaz me acuse con el Jefe de traición y no es lo que quiero, no es como quiero que sucedan las cosas.

Aunque Cabe decir que eso para mí es una tentación muy grande, porque me siento tentado a nuevamente caer en lo mismo, a volver a lo que antes hacía.

Es difícil, lo admito.

Y justo ahora me encuentro en una "reunión" que Santiago organizó en la sala de la habitación. Invitó a algunos  chicos y chicas que estaban bebiendo y bailando sin parar, como si este fuera una discoteca o un antro.

Me siento fuera de lugar y es extraño pues hace tan solo unas semanas atrás yo pertenecía a ellos, yo hacía lo que ellos hacen.

Gracias a Dios por salvarme y librarme.

Pero entonces...¿por qué aún siento que me atraen esas cosas?

— ¿por qué tan solito? — la misma chica de aquella vez se acercó a mi y se sentó a un lado mientras bebía una copa de vino. Cruzó sus piernas y comenzó a mover sus tacones arriba y abajo.

Me había dicho su nombre pero lo olvidé. Soy pésimo para recordar los nombres de las personas. Y no voy a negar que es muy linda, tiene un cuerpo espectacular.

Negué con la cabeza al darme cuenta de lo que estaba pensando.

— No estoy solo — respondí incómodo ante su cercanía — todas estás personas estan aquí — me removi en el sillón intentando alejarme.

— ¿quieres que te haga compañía? — se inclinó hacia mi sin dejar de sonreir — Puedo quedarme toda la noche si eso quieres...

— No, gracias — desvíe mi mirada.

— ¿Quieres? — me ofreció de su copa de vino.

En mi comenzó una lucha interna. Una parte de mi decía acepta pero por otro lado sabía que si aceptaba no podría parar de beber y quien sabe cómo terminaría eso.

<Acepta, solo será una copa>

<no lo hagas>

<vamos, una no te hará daño>

<huye>

No lo pensé más y me paré inmediatamente del sofá, caminé hacia la entrada y salí de la habitación.

Solté un suspiró al estar afuera.

<Eso estuvo cerca>

Entré al elevador y bajé hasta el primer piso. Necesitaba despejar mi mente así que caminaría un poco por las calles. Aún no era muy noche, apenas iban a dar las 8.