Capítulo 39: DE VUELTA🦋

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Narrador omnisciente.


— Angie — la señora tocó a la puerta de la habitación de su hija.

— ¿Si? — respondió desde el interior. Últimamente no había querido salir mucho de su habitación. Aún le dolía lo que había pasado con su hermana. Su única hermana.

— acaba de llamar tu amiga Alin.

— ¿Te dijo algo?

— Es sobre Paola, ya la encontraron.

— Ummm que bueno, Gracias a Dios.

— Pero...Hay un chico que dice que esta grave en el hospital, dijo que ya lo conocías y que si querías podías ir a verlo, ellos Irán mañana.

— Bien, lo pensaré. Gracias.

Angie estando acostada en su cama comenzó a pensar en quién podría ser aquel chico o que le había ocurrido para que terminara en estado de gravedad.

Cerró los ojos y comenzó a orar por él, no sabia quien era pero aún así pidió que Dios lo cuidara e hiciera un milagro en su vida.

Al terminar de orar, decidió arreglarse un poco e ir a visitar a Alin. No quería encerrarse y deprimirse, porque eso estaba pasando desde que su hermana murió, pero no quería continuar en ese estado.

En unas semanas volvería a irse para continuar sus estudios como abogada, así que mientras aún tenía tiempo para estar ahí, aprovecharía para visitar a sus amigos.

Luego de cambiarse de ropa y arreglar un poco su cabello bajó de su habitación. Le avisó a su madre que saldría un momento.

Caminó una cuadra hasta que llegó a una base de taxis, pidió uno que la llevara hasta la casa de su amiga.

Mientras el auto iba en marcha, ella se recargó en la ventanilla y miraba hacia afuera. Ya estaba oscureciendo y las luces de la ciudad comenzaban a encenderse por doquier.

Soltó un suspiro al recordar lo mucho que a su hermana le gustaba cuando la vista de la ciudad por las noches.

La extrañaba y mucho. Anhelaba regresar el tiempo y poder estar con ella, anhelaba aquel día haberla detenido para que no fuera a esa fiesta.

Pero lo hecho hecho estaba y no había nada que ella pudiera hacer. No podía devolver el tiempo y eso le dolía.

Al llegar a casa de Alin pagó el pasaje y se despidió amablemente del señor taxista.

Ya había dos veces a casa de Alin pero aun así estaba asombrada por lo enorme que era, más que una casa normal era una mansión.

Junto al portón de entrada habia dos guardias parados, vestidos con traje y corbata, y con la vista en alto, atentos y firmes a cualquier movimiento.

— Buenas noches — Saludó — ¿Se encuentra Alin?

— ¿Quién? — preguntó uno de ellos fijando su mirada en ella.

— Alin.

— Ah — habló el otro — la señora Saucedo, si se encuentra, ¿quién la busca?

— Soy Angie, una amiga.

— Permítame señorita.

El guardia hizo una llamada y luego se dirigió a Angie.

— Puede pasar, sea bienvenida.

Abrieron el portón y en cuanto ella entró lo volvieron a cerrar.

La chica caminó por un pequeño pasillo; el cual tenia flores a cada uno de los lados. Hasta que llegó a la puerta de entrada a la mansión.

DE REGRESO A CASA (LIBRO #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora