Capítulo 18: ELLA💟

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En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor conlleva castigo, y el que teme, no se ha perfeccionado en el amor.

1 Juan 4:18

~🖤~

ERICK


He pasado unos días difíciles desde que mi hija se fue de mi lado. Pero agradezco a Dios por haber puesto dos personas que decidieron adoptarla.

Se que muchos dirán que fui un irresponsable al no hacerme cargo, pero: no podía.

Primero: Si se quedaba conmigo mi jefe inmediatamente se desharia de ella, pues para él los hijos son una carga y un impedimento. Y lo que menos quería era que le hicieran daño por mi culpa.

Segundo: No tengo a nadie. Mis padres están muertos. ¿Quién iba a ayudarme a cuidarla?

— ¿Vas al antro? — preguntó Santiago saliendo de la ducha bien vestido y oliendo a perfume como si se hubiera rociado la botella entera.

Aún era temprano. Normalmente los antros abren a las 8:00 pm, Pero Santiago siempre ha tenido esa costumbre de irse horas antes y andar por ahí en el coche dando vueltas.

— No — le dije arrugando la nariz — Tengo cosas que hacer.

— ¿cómo quedarte aquí encerrado? — alzó las cejas.

— Voy a salir con unos amigos de la iglesia — le respondí.

— ¿Sigues con eso? — rodó los ojos — ¿Cuándo vas a abrir los ojos y darte cuenta de que eso es una farsa? ¿No tú mismo decías que Dios no existía y si existía era un ser cruel y perverso?

Si. Recuerdo perfectamente cuándo decía eso.

— Eso fue antes de poder conocerlo Realmente — sonreí.

— ¡Ash! No tiene caso seguir discutiendo eso, ahora iré a conquistar chicas. — dicho eso caminó a la salida y se fue.

Ojalá no le pase lo que a mi me pasó. Dejar a una chica embarazada y traer a un bebé a este mundo.

Cuándo ya se fue me metí a la ducha y luego de bañarme, vestirme y arreglarme, salí de la habitación.

Nos reuniriamos en la iglesia para tener un servicio especial de jóvenes.

Tenia que caminar de nuevo. Santiago se había llevado el coche. Ambos compartíamos un auto que el jefe nos había obsequiado por nuestro buen trabajo, pero la mayoría de veces lo usaba él.

Luego de caminar por varios minutos llegué al parque. Me detuve frente a ese lugar esperando que el semáforo cambiara para poder cruzar la calle.

Cuando iba a cruzar un auto me pitó. Volteé de lado a ver quien era.

— ¡Hey, Erick! — Diego se asomó por la ventanilla — ¡Ven aquí!

Me di la vuelta y caminé a donde estaba el coche.

— ¡Sube! — dijo. Lo hice — Hace mucho sol para caminar.

— Si, pero no tenía opción, además, me gusta caminar.

Asintió. El semáforo cambió y el chico puso el auto en marcha nuevamente.

— ¿No vas con Mía hoy? — le pregunté.

— No — negó — Iba a irse más temprano hoy. Dan le pidió ayuda para poner algunas decoraciones.

— Entiendo.

DE REGRESO A CASA (LIBRO #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora