Capítulo 43: BELLEZA🌻

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Narrador omnisciente.


— ¿a que hora es tu cita con Erick?

— No es una cita, solo una salida de amigos — respondió la chica de pelo rizado.

— Claro, si tu lo dices — sonrió.

— Quedamos de vernos a las 5 en el parque — suspiró — ¿Crees que me veo bien con este atuendo?

Diego volteó a ver a Mía quien llevaba puesto un lindo vestido color azul celeste y un suéter blanco tejido encima, su cabello iba suelto, solo se había colocado un moño del mismo color del vestido que sujetaba unos cuantos mechones.

Sonrió al verla. Ella era linda sin importar que usara.

— Te ves perfecta.

— ¿Crees que Erick piense que soy linda?

— Estaría ciego sino piensa eso.

Ambos rieron.

— Pero, ¿por qué te preocupa tanto el como te ves? Nunca antes te había preocupado tanto.

— No lo sé — Mía desvió la mirada — Creo que hay chicas más lindas de las que él puede enamorarse y eso...eso me asusta aveces.

— ¿Lo dices por Angie?

— No, claro que no. Pero...¿Cómo sabré si soy la chica que él quiere? ¿Cómo se si enserio le gustó o si soy su tipo? Tal vez debería cambiar mi apariencia o usar maquillaje...

— Mía, por favor deja de decir tonterías.

— Pero yo solo...

— Si a Erick le gustas y te quiere, te aceptara tal y como eres. Eres bella, en serio lo eres, nunca dudes de eso. No tienes que cambiar tu apariencia solo para llamar la atención de un chico, o solo para agradarle. La belleza física no lo es todo.

— Pero es lo único que le importa a los chicos hoy en día.

— No a todos, no generalices. Hay cosas más importantes, como lo es el tener la presencia de Dios en tu vida...— el chico la miró fijamente — Créeme que no hay mujer más bella que aquella que tiene la presencia de Dios en su vida.

Mía sonrió ante las palabras de Diego; sin embargo no supo que más decir.

— Bueno — dijo él — Es hora, te llevaré a ver a tu príncipe.

La chica asintió y ambos salieron de la casa de ella, se dirigieron a donde estaba estacionado el auto, Diego le abrió la puerta del copiloto y le extendió la mano para que ella subiera, luego el subió del otro lado.

Diego colocó música en la bocina mientras conducía.

Mía miraba por la ventana hacia el cielo nublado, hasta hace unos minutos atrás había estado lloviznando. En su mente recordaba aquel momento cuando ingresaron a la habitación donde estaba Erick en el hospital.

Erick sostenía con delicadeza la mano de Angie mientras la miraba fijamente. Tal vez nadie lo había notado pero ella logró notar que no era una mirada cualquiera; sin embargo se decía a sí misma que solo había visto mal.

Minutos después, Diego le anunció que habían llegado a su destino.

— Gracias por traerme — le dijo con una sonrisa dulce.

— No es nada princesa, espero que disfrutes estar con Erick.

— Claro.

Se despidieron y Mía caminó un poco hasta llegar al parque, al llegar ahí buscó con la mirada al rubio, cuando logró localizarlo sentado en una de las bancas se dirigió hacia él.

DE REGRESO A CASA (LIBRO #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora