Capítulo 27: SIN SALIDA

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~💫~

Narrador omnisciente


— Sabes...— comenzo a decir Diego — Creo qué volvere con Maya...

— ¿Que? — Mia abrió los ojos sorprendida — ¿por qué?

Ambos chicos se encontraban sentados en una de las bancas de la iglesia. El servicio de cada domingo por la mañana había culminado hace un par de minutos atrás. Ellos, junto a los demás integrantes del grupo musical se habían quedado para recoger los instrumentos.

Diego se acomodó en la banca mientras suspiraba y decía muy serio:

— No oíste lo que el pastor dijo acerca de volver al primer amor...

La chica lo miró fijamente con el ceño fruncido y aguantando las ganas de reir.

— Diego...Cuándo el pastor dijo que debiamos volver a nuestro primer amor, se referia a Dios no a tu ex.

Diego comenzo a reirse.

— Lo se, estaba bromeando. Nunca volvería con Maya.

— Bueno. Tal vez yo si vuelva con Erick — dijo con seriedad Mía para ver cual era su reacción.

Diego al escucharla abrió los ojos sorprendido. Fue como si un balde de agua le cayera encima. Él quería que ella fuera feliz pero no estaba del todo seguro si con Erick lo sería, no después de haberla vista llorar por él muchas veces.

— ¿Qué? ¡NO! — Exclamó fuertemente llamado la atención de los demás integrantes del grupo musical quienes lo miraron confundidos.

— ¿por qué no? — preguntó Mía sonriendo y sin entender por qué él había dicho que no.

— Lo siento — rió un poco nervioso — Solo decía....pero...¿en serio si volverías con él?

— Lo estaba pensando — respondió ella — el día de la presentación de Eileen le iba a decir que tal vez podríamos orar y ver si realmente era la voluntad de Dios que volviéramos, pero él no me dejó hablar, solo se fue. Creo que tal vez pensó que le diría que ya no quería saber nada de él.

— Oh, lo siento.

— Descuida, estaré bien — sonrió dulcemente — creo que...tal vez jamás estuvimos destinados a estar juntos...aunque no te voy a negar que realmente lo extraño y mi anhelo era que él volviera.

Diego no dijo nada más. Realmente no sabía que decirle.

Un par de segundos después, ambos se pusieron de pie y ayudaron a los demás a desconectar y acomodar los instrumentos.

Una vez que terminaron, Rodrigo se acercó a Diego. Mía había ido al baño junto a Alin.

— ¿qué fue todo eso amigo? — le preguntó sonriendo y palmeando su hombro.

— Nada, solo hablábamos — respondió.

— ¿Ya te le declaraste?

— ¿de que hablas? — lo miró frunciendo el ceño.

Rodrigo rió antes de decirle:

— Para nadie es un secreto que estas enamorado de Mía.

— ¿por qué dices eso? — Diego comenzó a ponerse nervioso, le preocupaba el hecho de que fuera tan obvio. Su padre lo supo, al parecer sus amigos lo sabían y se preguntaba ¿Mía lo sabía?

— Por como la miras, como la tratas...a simple vista se nota...

— ¿Cómo la miro o trató? — se hizo el desentendido.

DE REGRESO A CASA (LIBRO #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora