Capítulo 32: MÁS DIFICULTADES

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~🖤~

ERICK.

Al leer el mensaje que me habían enviado, lo único que podía hacer era orar.

Al llegar a la casa de Paola y entrar, ella se dirigió hacia la cocina, yo en cambio me quedé parado justo en la entrada. Mientras rememoraba algunos momentos de mi niñez.

Mi padre iba llegando a casa, yo al verlo corrí a abrazarlo.

— ¡Papá! ¡Papá! ¡Llegaste!

— Si, hijo — sonrió — ¿cómo te has portado?

— Bien papá, te estaba esperando.

— ¿Así? ¿Por qué?

— Para que juguemos un rato.

Él sonrió mientras asentía. Sin importar cuán cansado estaba, siempre tenía tiempo para mi y eso era algo que amaba de él y de mi mamá también.

— Cuándo crezca quiero ser Pastor cómo tú — le dije un día.

— Serás lo que Dios quiera — me dijo — Se que él tiene un propósito para tu vida. Para nuestra familia, para nosotros.

— ¡Erick! — la voz de Paola me sacó de mis pensamientos y me trajo de vuelta a la realidad.

— ¿Si?

— ¿Estas bien? Te quedaste parado ahí sin moverte.

— Solo pensaba — solté un suspiro — Extraño a mi papá y a mi mamá.

— Lo entiendo, yo también extraño a mi padre.

— Aveces intento recordar más, pero no puedo, siento que hay algo más pero no se que es.

— Tranquilo. Si hay algo más que debas saber o recordar será a su debido tiempo. Entre el cielo y la tierra no hay nada oculto.

Sonreí.

— Aveces tengo la impresión de que te conozco desde hace mucho tiempo atrás. Desde que te vi por primera vez, no puedo explicar lo que senti...contigo siento esa confianza que con nadie más he tenido.

Y así era. Ni con Mía sentia eso, no había esa confianza total. Y mi pregunta era ¿por qué?

— Me pasa lo mismo — respondió — siento que te conozco de hace muchos años y realmente me alegra poder ayudarte y estar ahí para ti.

Luego de hablar un momento, ella se fue a la cocina para empezar a preparar la cena.

Me senté en uno de los sillones y al poco rato la mamá de Paola se sentó a un lado de mi.

— Es bueno tenerte aquí — comenzó a decir — Sabes, a mi esposo y a mi siempre nos ha gustado ayudar y dar hospitalidad a quien lo necesite...por eso compramos esta casa con muchas habitaciones.

— Es muy lindo lo que han hecho.

— Es lo que Dios nos ha mandado, ayudarnos unos a otros y mostrarnos amor.

— ¿Duraron mucho tiempo casados? — le pregunté.

— Si — sonrió — Nos casamos cuando ambos teníamos 22 años y y unos años después llegó Paola, ella fue una bendición para nosotros, una oración contestada.

Sonreí y eso me hizo pensar en mi pequeña Eileen. Sin duda alguna se que es una bendición. Una bendición que lamentablemente no pude cuidar.

— ¿Lo extraña?

DE REGRESO A CASA (LIBRO #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora