Parte 12

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–¡Buenos días, capitana Claire~! – gracias a Lene, ahora puedo servir a mi amada capitana como maid. –Hoy es un hermoso día soleado, así que por favor ya salga de la cama–.

La luz del sol entró por la ventana directamente a la cara de Claire, quien solo se cubrió el rostro con las sabanas y se hizo un ovillo. Lene entró después de mi y tambien le pidió a nuestra capitana que saliera de la cama. A regañadientes y aun somnolienta, salió de la cama y tambaleándose se dirigió al baño, donde una tina con agua tibia la esperaba.

–Bien, hoy es turno de Rae para ayudarle a bañarse, señorita Claire– con gran sorpresa, Claire volteó a ver a Lene buscando pistas de si lo que dijo era una broma. –Por favor, no me mire así. Rae tambien es su maid, ahora, y habrá momentos en los que yo pueda enfermarme o no estaré para asistirla. Así que Rae debe comenzar a aprender sus labores–.

–B-bueno, s-sí. Tienes razón...– un poco de resignación y desconcierto se logró escuchar en las palabras de Claire. –¡Pero escúchame bien, plebeya! Si intentas algo raro te amarraré a un cañón y te tiraré por la borda...–.

–¡Ay, no se preocupe capitana! – mentiré si dijera que no estaba emocionada y excitada de poder ver sin ropa a mi amada Claire, además de que podría tocar su piel. –¡Hoy tenemos un largo día, así que no perdamos mas el tiempo! –.

Lentamente y con su rostro sonrojado, Claire comenzó a desabrochar su blusón de dormir. Botón tras botón se formaba un escote que dejaba la parte interna de sus pechos; luego la abertura de sus ropas dejó ver su pálido y terso abdomen. Con cierto recelo a que la viera, se dio la vuelta y descubrió su espalda, dejando ver su nuca y hombros, como si fuera cámara lenta, vi su ropa caer dejando al descubierto su completa figura, la curvatura de su cintura que se ensanchaba al llegar sus caderas, dos redondos y bellos montes que formaban sus glúteos y culminaban en dos largas piernas tan definidas, que parecían las de una bella criatura mitológica que opacaría a cualquier ser mortal.

–¿Por qué siento que de nuevo me miras de forma inapropiada? – me cuestionó mientras se cubría con ambas manos y se dirigía rápido a la tina. – Eres demasiado descarada como para disimular–.

Intenté poner mi mejor cara de poker, mientras mi mirada se volvía como la de las mil yardas. Pero mi mente decía estaba a mil por hora pensando, "¡algún día mi cara estará ahí! ¡Gracias a la diosa por esta vida!".

–No para nada, capitana Claire– intenté sonar lo mas neutral posible, hasta que conseguí calmarme. –Bien, comenzaremos por su cabello–.

La señorita Claire, recostó su cabeza fuera de la tina, y con mucho cuidado tome el jabón para el cabello y comencé a frotar suavemente su rubia cabellera, tan larga y suave que, si tuviera que describirlo, es como si comiera un pan nube de mi vida anterior. Después, tomando el estropajo, era el momento de limpiar su cuerpo.

–No lo haces nada mal para ser una plebeya–.

–¿Acaso me esta elogiando? ¡LA AMO, CAPITANA CLAIRE! –.

–¡D-deja de decir tonterías y termina de una vez, tengo cosas importantes que atender hoy! -.

Lene y yo acompañamos a la capitana a una inspección rutinaria por el pueblo, cada determinado tiempo, Claire hace esta actividad para saber como se encuentran sus pobladores, cuales son las necesidades del pueblo y si hay alguna forma en que pudiera mejorar la calidad de vida de los habitantes. Podrá parecer una noble altanera y fría, pero su generosidad y bondad genuinas son dos de las muchas cosas que me hacen amarla tan apasionadamente.

Al parecer, este día no hubo nada fuera de lo común, todos agradecieron los cuidados de la capitana, quien, al no soportar tantas muestras de gratitud, intentaba pésimamente aparentar que solo hacia su trabajo mientras se retiraba rápidamente ante la sonrisa sincera de agradecimiento de las personas.

Me Enamoré De La Villana: Revolución En El Mar - FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora