Parte 25

216 31 50
                                    

–¿Cuánto tiempo crees que llevemos en este sitio? – preguntó Manaria.

–No tengo ide... hace mucho que perdí la noción del tiempo en esta lúgubre celda– respondió Yuu. –Mis hermanos deben estar preocupados... no creo que puedan retenernos por más tiempo...–

Mientras conversaban sentadas y apoyadas la una con la otra, nuevamente se volvieron a escuchar pasos desde la entrada del calabozo, lentamente se aproximaron a las jóvenes cautivas.

–Bien parece que es momento de despedirnos de una de nuestras invitadas especiales– habló Dorothea de forma sarcástica. –príncipe Yuu, venga con nosotros–

En un intento por evitar que se llevaran a Yuu, Manaria se interpuso entre Dorothea y él, sin embargo, su cuerpo se encontraba débil por las penosas condiciones en las había estado viviendo y las torturas a las que era sometida para sacarle información sobre Claire, no le permitían sobre ponerse a una enemiga como Dorothea.

–No te lo llevarás de aquí– gruñó Manaria. –La única forma en la que sacarás de aquí a Yuu, será sobre mi cadáver–.

–Oh, querida princesa... no creo que eso sea un problema–.

Dorothea pateó a la princesa con furia en el estómago, provocando que cayera al suelo sin aire y vomitando.

–¡Ya basta! – Yuu se interpuso entre ambas. –Eso no era necesario, Dorothea. Manaria está demasiado débil como para ser una amenaza–.

"Entonces no debió desafiarme", fue lo que Yuu presenció en la siniestra sonrisa que se dibujaba en el rostro de la pelirroja mujer frente a él, aunque en esos momentos, parecía mas un demonio que una humana.

Los guardias que escoltaban a Dorothea entraron a la celda y esposaron a Yuu, el príncipe no puso resistencia para no empeorar la situación, y mientras salía del calabozo, dio una última mirada a Manaria, quien solo pudo llorar y estirar su mano con impotencia viendo como se llevaban a su compañero.

La escolta de Dorothea llevó a Yuu al salón principal del castillo Nur, donde fueron recibidos por el hombre de cabellos platinados que los había capturado.

–Sea bienvenido, príncipe Yuu–.

–Salas...– bufó Yuu con enojo. – ¡Solo deja que mis hermanos se enteren de esto! ¡también libera a Manaria! –

–¿Oh? – Salas lo miró escéptico. –No creo que ninguna de esas dos cosas sean posibles, querido príncipe. Pero, por favor, déjeme a mi preocuparme de lo que sus hermanos y el rey deban o no saber–.

–Estamos perdiendo demasiado tiempo– Interrumpió Dorothea exasperada. –El barco está preparado–

–¿A dónde piensan llevarme? – preguntó asustado Yuu.

–¡Oh! No es nada que deba temer príncipe– respondió de forma burlona Salas. –Creo que es momento de que pase un tiempo de calidad con su prometida... en la iglesia de la diosa–.

Yuu se quedó atónito mientras era llevado a la embarcación de Dorothea, una vez a bordo, lo volvieron a encerrar en una celda en la parte inferior del navío. El viaje de vuelta al reino de Bauer fue bastante largo y difícil, sin embargo, lo peor sería la travesía hasta la sede de la iglesia donde los esperaba la prometida de Yuu, debido a que viajaban principalmente de noche.

Después de un par de días, finalmente llegaron a una enorme capilla que fungía como convento y claustro, el lugar perfecto para poder esconder a alguien. Al entrar al lugar, vieron un largo pasillo cubierto con una bella alfombra roja y enormes pilares tallados que brindaban soporte y fortaleza a la estructura, justo al frente se podía ver un hermoso altar iluminado por velas, y a una joven esbelta que rezaba arrodillada en el recinto.

Salas, Dorothea y Yuu se acercaron a donde se encontraba la joven, sus pasos se escuchaban cada vez mas fuertes mientras se aproximaba.

–¡Guarden silencio durante las horas de rezos! – gritó enojada la joven que rezaba. –¿Acaso caminan con tambores en las patas? ¡Babosas con sal! –.

–Esa no es forma de hablarle a tu padre, y mucho menos propio de la cardinal de la iglesia– sentenció seriamente salas a la joven exasperada. –¿Quizás te he dado mucha libertad últimamente, Lily? –.

–P-padre...– Lily cambió su expresión, y ahora parecía mas tímida. –N-no... e-es que las horas de rezo son r-realmente importantes–.

–Como sea, dense prisa...–Dijo Dorothea con voz seria. –Ya luego papi e hijita se pueden poner al tanto, es peligroso que estemos en un lugar como este–.

–Lilly, creo que recuerdas a tu prometido– enunció Salas empujando a Yuu frente a ellos, haciéndole caer de rodillas. –Necesito que cuides de el por un tiempo en este lugar–.

–¡Príncipe Yuu! – Lilly se apresuró a sujetar a Yuu al percatarse de su mal estado. –¿Q-qué has he-hecho? –.

–No tengo tiempo para responder preguntas tontas– refunfuñó Salas ante la pregunta de su hija. –Necesito que mantengas a su alteza en este sitio y lo hagas pasar desapercibido... es una orden, Lilly–

La cardinal no pudo objetar ante las palabras de su padre, y solo pudo observar como el y su acompañante dejaban la iglesia mientras ella intentaba reconfortar y curar a Yuu.

Yuu despertó en una suave cama, el dolor de su cuerpo no le permitía moverse libremente. Al percatarse de que el príncipe había despertado, Lilly se apresuró a él para evitar que tratara de levantarse.

–¡P-por favor, p-principe Yuu! – dijo Lilly con preocupación. –No se levante, su cuerpo aún se encuentra débil–.

Yuu se volvió a recostar sin objeción, además, tampoco es como que tuviera mas opciones considerando la situación en la que se encontraba.

–H-hola, Lilly– dijo Yuu finalmente esbozando una adolorida sonrisa. –Ha pasado mucho tiempo, ¿no? –.

–H-hola príncipe Yuu– respondió Lilly tímidamente mientras le devolvía una tierna sonrisa. – S-sí, ha p-pasado bastante t-tiempo en verdad–.

Pese a la situación tan extraña, el encuentro de ambos jóvenes fue realmente cálido. La dulzura y timidez de Lilly reconfortaba al joven príncipe, quien poco a poco comenzaba a recuperar su semblante risueño y amable, sin embargo, en su interior aún había cosas que le preocupaban y no le dejaban en paz, pero, aunque sea por aquellos pequeños instantes se quiso permitir ser la misma persona que era antes de su estancia en el imperio Nur.


Me Enamoré De La Villana: Revolución En El Mar - FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora