Parte 20

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En el reino de Bauer

–¿No les parece algo extraño que la capitana Claire supiera exactamente donde se encontraba la plebeya llamada Rae? – el conde Rod preguntó sombríamente a sus hermanos sentados frente a él. –No hace falta ser un genio como para saber que hay una fuga de información dentro de las paredes del castillo–.

El almirante Thane y el capitán Yuu intercambiaron una mirada que reflejaba tanto preocupación como disgusto, pero, antes de que alguno de ellos pudiera decir algo al respecto, un hombre alto de facciones marcadas, con ojos carmesíes y una larga cabellera platinada irrumpió en el salón donde estaban reunidos los hermanos.

–Es una pena escuchar que, entre sus confiables hombres se pueda encontrar una rata – exclamó con severidad el hombre. –Es un gusto saludarles, y me alegra saber que se encuentren bien a pesar de la situación tan desfavorable que trajo la capitana Claire–.

Los tres hermanos quedaron perplejos ante la inesperada visita, sabían que, si ese hombre había llegado, era porque su padre, el rey de Bauer, tomaría medidas mas severas para la seguridad del puerto pesquero.

–Canciller Salas– finalmente dijeron los tres hermanos al unísono.

Salas hizo una elegante reverencia ante los príncipes.

–Con el debido respeto hacia ustedes, sus altezas– exclamó posando la mirada en el conde Rod. –Iré directamente al grano–.

Durante el encuentro, el canciller Salas informó a los príncipes que debido a sus constantes fracasos para capturar a la capitana Claire, y con la destrucción del castillo del pueblo pesquero y el fuerte, el Rey L'Ausseil, le ordenó fungir como asesor y auditor de los príncipes, considerando que, bajo su tutela, los hermanos podrían al fin dar con el paradero de Claire y poder capturar a la mayor amenaza del reino Bauer, mas ahora que la pirata había declarado la guerra total contra la corona.

–¿Entonces padre cree que somos incapaces de mantener seguro este puerto? – la expresión de Thane era de enfado y resignación. –Sé que hemos cometido algunos errores, pero...

–Debe comprender, su alteza– Salas interrumpió a Thane. –Que este puerto, pese a ser pequeño, es una importante ruta comercial y fuente de alimento para el reino, es por eso por lo que no debemos permitir que se vuelvan a suscitar situaciones como la de hace unos días–.

A pesar del descontento de tener a una persona como Salas Lilium en su territorio, poco podrían hacer los príncipes en contra de los deseos de su padre, sobre todo porque sabían que las razones de que Salas estuviera con ellos eran totalmente justificadas.

–Si son los deseos de padre– finalmente habló el conde Rod. –Sea bienvenido a nuestro territorio, canciller Salas. Siéntase como en casa–.

Después de una corta conversación sobre las funciones que realizaría el canciller durante su estadía, Salas hizo una reverencia y se despidió de los hermanos abandonando el estudio para ir a supervisar las obras de reconstrucción del pueblo.

Thane y Rod discutían lo que significaba la presencia de Salas, sin embargo, su hermano se mantenía en silencio, totalmente absorto en sus pensamientos.

–Yuu, ¿estas escuchando? – Rod se dirigió a su hermano con una cálida sonrisa. –¿Te sientes bien?

–Eh... si... y-yo...– respondió Yuu. –Lo siento, tengo que marcharme... no me estoy sintiendo bien–.

Al abandonar la sala, Thane y Rod cruzaron miradas de preocupación por su hermano, sabían que la visita del canciller podría afectarle mas a él que a cualquiera.

Al dirigirse a su habitación, el joven rubio se encontró con Salas esperando en el pasillo.

–Principe Yuu, no se ve muy bien– la voz del canciller era rígida y fría.

–Lo siento, solo debo descansar un momento– respondió Yuu evitando la conversación.

–Entiendo, si hay algo en que pueda ayudarlo no dude en avisarme– dijo el hombre de ojos rojos con su voz fría. –Después de todo, debo cuidar bien de mi futuro nuero–.

Yuu le agradeció por sus palabras y entro a su habitación sintiéndose mareado, se derrumbo sobre su cama agitado.

Mientras los días pasaban, Salas se encargaba de supervisar la reconstrucción de las partes dañadas del pueblo. De hecho, se había encargado de muchas otras cosas, relegando a los tres príncipes a ser solo una imagen de autoridad, que a ser verdaderas figuras responsables.

Los días comenzaban a transcurrir con ligera tranquilidad, los príncipes poco a poco se acostumbraban a la presencia del canciller en el pueblo.

Una semana antes de la luna llena, Yuu tuvo que inventar por todos los medios una excusa creíble para abandonar el pueblo por un tiempo, si bien antes podía dejar el castillo y el pueblo cuando le placiera, la presencia del canciller dificultaba sus escapes, sin embargo, pudo lograrlo a tiempo.

Durante la noche de luna llena, Yuu estaba nuevamente frente a Manaria, pocos hombres escoltaban al príncipe y a la princesa.

–Creo que debemos dejar de vernos un tiempo– dijo Yuu con preocupación. –Salas es una persona muy inteligente y astuta... cualquier movimiento en falso podría hacerle sospechar.

–¿Sospechar de qué? Príncipe... digo, princesa Yuu– la voz de salas sonó fríamente desde la oscuridad. –¿Sospechar que el único príncipe con una "peculiar" característica fuera el informante? –.

Manaria y Yuu quedaron totalmente sorprendidos ante la presencia de Salas en el bosque, se preguntaban miles de cosas, sobre todo como los había descubierto, cuanto sabia y desde cuando sospechaba.

–Comencé a preguntar a los guardas sobre eventos curiosos que ocurrían en el castillo– rompió el silencio el canciller. –Y varios de ellos coincidían en que extrañamente el príncipe Yuu, usualmente desaparecía entre una semana a quince días al mes... ahora entiendo por qué–.

Manaria intentó escapar, pero tanto ella como sus hombres se vieron rodeados por guardas de la marina real, pero estos guardias lucían diferentes.

–Salas... ¿acaso tú? – fueron las únicas palabras que salieron de la boca de la princesa Manaria.

Yuu seguía pasmado ante los sucesos, todo había sido descubierto y ahora tanto ella, como Manaria y posiblemente Misha estaban en peligro.

–Bien, me temo que por los cargos de traición a la corona del reino Bauer– comenzó su discurso. –princesa Manaria del reino Sousse, y príncipe Yuu del reino Bauer, quedan bajo arresto. Adelante, almirante–.

Detrás de Salas, apareció una mujer con vestida con elegante ropaje negro que resaltaba su piel pálida y una larga cabellera pelirroja, su mirada feroz se posó sobre Manaria y Yuu que habían sido inmovilizados por los soldados de la figura femenina.

Las dos jóvenes miraban aterrorizadas a la fría mujer que se paraba frente a ellas, en su mente solo se pronunció una palabra, no, un nombre que significaba aún mas problemas... Dorothea.


Me Enamoré De La Villana: Revolución En El Mar - FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora