Parte 21

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El canciller Salas, conocido por ser un hombre calculador y despiadado, hacía una buena representación de esa imagen ante todos. La princesa Manaria y el príncipe Yuu no fueron llevados inmediatamente ante la presencia del rey L'Ausseil, por el contrario, fueron llevados a una mazmorra del imperio Nur para que fueran interrogados.

–¿Cuánto tiempo crees que sigamos aquí? – dijo el príncipe Yuu mirando perdidamente hacia la pared. –Mis hermanos deben estarse preguntando donde estoy–.

–Al menos tu tienes a alguien que se preocupe por ti– con una sonrisa pesada respondió Manaria, quien yacía débilmente acostada en el frio piso de la celda compartida. –Mis hermanos se han de beneficiar bastante con mi desaparición–.

La compañía mutua que ambos se hacían era suficiente para mantenerlos cuerdos, los interrogatorios que sufrían eran brutales y llevaban tanto a sus cuerpos como a sus mentes al límite, sin embargo, sabían que no duraría para siempre. Si bien, habían sido condenados por traición y espionaje, el hecho de ser nobles les daba cierto beneficio antes de que las personas y sus respectivas familias reales comenzaran a hacer preguntas.

De pronto, unos pesados pasos comenzaban a acercarse y frente a la celda apareció nuevamente Dorothea Nur. La emperatriz Dorothea, era una mujer que, si bien tenía un gran sentido de la justicia, los métodos que usaba para obtenerla eran bastante cuestionables, desde temprana edad, comenzaba a mostrar habilidades excepcionales en las artes de la espada y la estrategia de guerra, lo que al convertirse en emperatriz le ayudó a ganarse a sus seguidores y súbditos, sobre todo, porque el imperio Nur está bajo la constante amenaza de la isla de los demonios.

–Espero que ahora si puedan cooperar y decirme la información que quiero– la voz de Dorothea resonó en todo el calabozo con solemnidad y fuerza digna de una gran emperatriz y corsaria. –Guardia, escolten "delicadamente" a la princesa Manaria a nuestra sala de invitados–.

El guardia obedeciendo las ordenes de la feroz mujer, tomó a Manaria por los cabellos y la arrastró todo el camino hacia su destino, mientras la indefensa joven intentaba liberarse y pataleaba.

–Y usted, príncipe o princesa... no me importa– señaló a Yuu. –Al parecer necesita un poco de estiramiento–.

Con una seña de su mano, otro de los guardas que la escoltaban entró a la celda y esposó a Yuu en unos grilletes que le mantenían lejos del suelo. El hierro helado de las esposas se clavaba en su piel mientras sus pies colgaban a centímetros del suelo.

–Volveremos cuando terminemos nuestra conversación con la princesita–

Dorothea se retiró dejando en soledad a Yuu, se dirigía a realizar nuevamente el interrogatorio a Manaria.

–¿Cuántas veces seguiremos haciendo esto, Dorothea? – con un falso tonó de burla, Manaria hacia su mejor esfuerzo para no mostrar debilidad ante la corsaria.

–No trates de hacerte la graciosa– respondió con tranquilidad Dorothea mientras se inclinaba en la silla donde habían atado a la princesa Sousse. –Si me dices donde se esconde la estúpida de tu prima, todo esto se acabará pronto–.

Manaria escupió el rostro de la pelirroja frente a ella, sin embargo, la emperatriz no reaccionó a su provocación, haciendo una señal a sus hombres, la cabeza de la joven de cabellos platinados fue cubierta por un trapo mohoso, patearon la silla donde estaba dejándola caer de espaldas y posteriormente comenzaron a verter agua sobre su rostro cubierto.

Manaria sentía que se ahoga con cara descarga de agua, el trapo que la cubría le impedía respirar con libertad y por mas que tratará ante la desesperación, liberarse era algo imposible, y simplemente escuchaba la voz tranquila y soberbia de Dorothea preguntar una y otra vez "¿Ya me dirás lo que quiero o seguiremos jugando?".

Después de lo que parecía una eternidad, finalmente la liberaron y llevaron a su celda, descolgaron a Yuu, quien cayendo de bruces sobre el suelo se arrastró torpemente para abrazar a Manaria quien temblaba y sollozaba.

–Bien, volveré mañana para divertirme contigo, príncipe Yuu– dijo la mujer pelirroja con la crueldad que la caracteriza. –Tengan una linda noche–.

La emperatriz dejó nuevamente el calabozo, dejando en penumbra a ambos nobles encarlados.

–Yuu... ya no resisto... esto cada vez es peor– la voz de Manaria se quebraba con cada palabra que pronunciaba.

–Podremos resistir... no pueden tenernos aquí para siempre– Yuu consolaba a la joven de cabellos platinados ante la desdicha que les atormentaba.

Ambos estaban en su límite, las torturas de Dorothea eran incansables y terribles, sin embargo, si alguno de los dos hablaba, las personas que mas querían en el mundo estarían en peligro. Yuu decidió ser el informante de Manaria, luego de saber que Misha Jur se había unido a la tripulación de la capitana Claire. De Antaño, cuando la familia de Misha aun ostentaba el titulo de nobleza y eran respetados aristócratas, Yuu solía pasar mucho tiempo con la familia Jur cuando era niño, tiempo en el que pasaba jugando y conviviendo con Misha. Por su parte, Manaria quería cumplir la promesa que le hizo a Claire cuando eran niñas, la promesa de que siempre la cuidaría y estaría a su lado.

A pesar de saber el riesgo que sabían que sus acciones implicaban, la princesa y el príncipe seguían adelante sabiendo de igual modo que habría un bien mayor ante las acciones de Claire.

–¿Crees que Misha esté bien? –.

–Está con Claire... obviamente esta mejor que nosotros–.

–Desearía poder verla... ha pasado demasiado tiempo desde la ultima vez que pudimos hablar–.

–¿Realmente te gusta la chica Jur, no es así? –.

–Supongo que es algo más complicado que eso–.

–Entiendo... supongo que en gran parte por tu peculiar condición–.

Las voces de ambos jóvenes sonaban débilmente en la oscuridad de la fría celda, poco a poco a el cansancio les fue venciendo y el sonido se fue apagando mientras caían dormidos.

En el reino Bauer

–¿Hay alguna noticia del capitán Yuu? – con voz sería el almirante Thane se dirigía a Salas.

–El capitán Yuu sigue en un viaje a la capital para verse con su madre, príncipe Thane– respondió el canciller sin miramientos. –No tengo mas información al respecto, pero recuerdo que habían mencionado que tenían que resolver algunos asuntos con la iglesia de la Diosa–.

Thane no era tonto, sabía que había algo extraño en las palabras de Salas y, sobre todo, porque Yuu jamás se iría sin avisar durante tanto tiempo, sin embargo, sin las pruebas necesarias, no podía hacer nada al respecto.

–Entiendo, notifícame de inmediato si sabes algo más de mi hermano–.

Salas le dio una elegante reverencia al príncipe y abandonó la sala donde se encontraban.

–¡Maldita sea, Yuu! ¿Dónde diablos estás? – gruñó Thane con impotencia mientras golpeaba su escritorio con los puños.


Me Enamoré De La Villana: Revolución En El Mar - FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora