Las cámaras repetían la imagen una y otra vez. Alma y Yamil habían ingresado a la celda de Sam y Ángeles y, sin previo aviso, desaparecían de la misma junto a los reclusos.
Marie Dolfin retrocedía el vídeo y lo volvía a ver una y otra vez. A su lado, los guardias de seguridad esperaban una reprimenda, aunque no habrían podido detener esa huida.
—Los archivos que se llevaron son bastante obsoletos —siseaba Marie—, pero... hay algo que me extraña más que un intento de sabotaje a nuestro sistema, lo cual era esperable.
Marie fijó su vista en el vídeo. Entendía que Yamil habría podido liberar a sus amigos, pero no entendía qué estaba haciendo Alma con él, todavía no se atrevía a dilucidar que fuera parte del escape, porque eso significaría admitir que les tenía ventaja.
—¡Marie! —exclamó Isaac, ingresando al buque en donde se encontraba la mujer—. Han codificando las imágenes del "otro plano".
Isaac elevó su vista y vio el vídeo del escape.
—¿Puedes creerlo? —Marie elevó una ceja, y mantuvo sus puños apretados.
—Da igual lo que tramen —dijo Isaac—, tenemos más cosas que atender antes de que esos niños intenten alguna tontería.
Marie quería creer eso, pero ella no subestimaba a ningún enemigo. Esta vez prefirió guardar silencio y seguir a Isaac.
Era la media noche y ningún soldado o Skrulvever emergía del oscuro océano del Triángulo de las Bermudas, y tampoco daban señales de vida, por lo que habían resuelto dejar de enviar tropas por el portal.
Marie e Isaac ingresaron a una gran habitación en donde podían comunicarse a través de pantallas translúcidas con otros miembros de la Orden de Salomón, miembros tan valiosos como los dos ex altos Mandos.
Tan pronto como los llamaron, Leonardo, Orlando y Pandora se acercaron a la habitación. Marie lanzó una mirada fulminante a Leonardo.
—¿Dónde están tus hijos? —preguntó la mujer—. Tu hija ha liberado a mis prisioneros con ayuda de Yamil Skrulvever.
Leonardo retuvo su aliento con una expresión de asombro, aunque luego aflojó sus facciones. Era ingenuo pensar en que ese grupo de rebeldes se quedaría quieto y obediente hasta los últimos días de su vida. Debía darle la razón a su hermano.
—Mateo, Luca y Bianca se han quedado en Marimé —explicó Leonardo—, Alma había enfermado luego de su última prueba. No esperaba esto.
—Más te vale que los localices —dijo Marie entre dientes—, si noto algún movimiento peligroso de Mateo o cualquier otro de tus hijos, de sangre o adoptivos, los ejecutaré sin clemencia.
—Quédate tranquila —dijo Leonardo—, si eso sucede yo los ejecutaré con mis manos.
Leonardo tomó su teléfono y envió un mensaje a Mateo.
"Tu hermana está tramando algo en contra de la Orden, tráemela o te ejecutaré a ti y a ella antes de que el mundo termine".
Por el momento sería una simple amenaza, más tarde se encargaría el mismo de rastrearla y, de ser necesario, cumplir con su palabra de ejecutarla.
—¿Podemos empezar? —preguntó Isaac, quien no consideraba importante lo de los ex centinela más que lo que acababan de descubrir.
El ex Alto Mando proyectó las imágenes del Limbo. Tras haber descubierto el desfasaje temporal, podían editar los vídeos de los drones enviados para saber lo que ocurría en tiempo real. Las respuestas estaban ahí; una hora en el mundo real era un día en la guarida de los Skrulvevers, por lo que la guerra había concluido incluso antes de que dejaran de enviar tropas.
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SOCIEDAD CENTINELA |PARTE III |APOCALIPSIS ©
FantasyTERCERA PARTE DE LA TRILOGÍA SOCIEDAD CENTINELA El mundo se rige bajo un nuevo orden piramidal. La Sociedad Centinela ha perdido la batalla por el poderío absoluto. La única misión que persiguen los salomónicos es la de destruir los cimientos de sus...