Cuanto más lo pensaban más obvio se volvía. Tres sectas pioneras en la humanidad, con habilidades parecidas, y tres secretos ocultos. El primero: las habilidades de los centinelas; el segundo: la creación de un Gris mediante las habilidades salomónicas; y el tercero, evidentemente, tenía que ver con los Skrulvever. La tríada se cerraba al fin.
Alma recordaba que Alex lo había mencionado en una charla casual durante su falso noviazgo. En aquellos tiempos no había prestado suficiente atención, no le interesaba; pero los tres secretos estaban frente a sus narices, frente a las narices de todos, el problema era la finalidad, su ejecución y el motivo por el cual cada secta guardaba con recelo su potencial.
—Materia y energía son manipulables por centinelas y salomónicos —dijo Yamil—, el espacio-tiempo es controlado por Skrulvevers. Podemos crear dimensiones alternas como esta y cambiar pequeñas cosas de lugar. Los kadravés no son más que una ilusión, un truco de magia; una imagen reflejada en un lugar específico y manipulada mediante la energía de los muertos. Simples deformaciones de los planos, no son creaciones propias, como lo son los siddhis.
—No entiendo nada —murmuró Gary—, ¿cómo puede ayudarnos tu habilidad para detener a la Orden? ¿De qué nos sirve aprender lo que saben los Skrulvevers?
—Por sí sola, mi habilidad no sirve de mucho —contestó Yamil—, pero así como existen los Grises, por la unión de habilidades centinelas y salomónicas, es posible que un Gris incorpore las habilidades skrulvever. No hay registro de ello, más que un rejunte de manuscritos arqueológicos. Pero es simple, alguien que maneja la materia, la energía y el espacio-tiempo es capaz de crear un mundo completo, un universo. Podría abrir un agujero en el espacio y dotarlo de vida.
—El poder de la creación total sería el poder de un dios —afirmó Alex.
—Lo llamamos Ánima Mundi, y no conocemos su límite —añadió Yamil—, pero algo es seguro, un Ánima Mundi podría salvar a todos del apocalipsis creando un nuevo mundo y no habría forma de que la Orden llegara allí.
—Es una locura —habló Yaco—. A penas la Orden pudo lograr la creación de Grises, ¿cómo es posible que un "Ánima Mundi" exista o haya existido? Se supone que se necesita de las habilidades de las tres sectas.
Bautista carraspeó su voz para hablar:
—Nadie sabe con certeza. Lo que sabemos del pasado se debe a los viajes astrales, y lo que sabemos de los tres secretos es casi nulo, pero Orlando investigaba esto, me dijo que existían registros de la humanidad en lugares inhóspitos.
Yaco interrumpió.
—¿Nos vamos a guiar por una suposición de la que no hay registros? No hay nada que podamos hacer. No sabemos cómo opera la Orden. Ellos poseen ejércitos enteros y al órgano indiscutido de inteligencia de la Sociedad Centinela. Ganaron, Yamil.
—Deberíamos intentarlo —Lisandro dio un paso adelante—. Aún si la chance es casi nula, es mejor a nada.
—¿Y qué podemos hacer? ¡Nada! —intervino Romeo, agitando sus cabellos—. Si actuamos con rebeldía, podría ser peor. Podrían torturarnos por diversión, ¡o torturar a nuestros seres queridos!
—Tiene razón —susurró Sam—, hay cosas peores que la muerte.
—La única Gris es Alma —habló Gary, serio—. La única que podría convertirse en un Ánima Mundi es ella. Ya ha sufrido demasiado, ¿cómo sabemos que esto algo seguro?
—Es verdad —resopló Alex—, si bien podríamos obtener siddhis, no sabemos cómo crear Grises, si no podemos convertirnos en Grises no podemos ser Ánima Mundis.
ESTÁS LEYENDO
SOCIEDAD CENTINELA |PARTE III |APOCALIPSIS ©
FantasyTERCERA PARTE DE LA TRILOGÍA SOCIEDAD CENTINELA El mundo se rige bajo un nuevo orden piramidal. La Sociedad Centinela ha perdido la batalla por el poderío absoluto. La única misión que persiguen los salomónicos es la de destruir los cimientos de sus...