Prólogo.

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Lisa Mayers estaba sobre de mí, moviendo las caderas rápidamente y gimiendo en voz alta, entonces llegué al orgasmo dentro de ella, pero afortunadamente tenía condón, a pesar de que ella insistía en que no lo usara.

-Uh. -Me besó en los labios y se acostó a mi lado.

-Uh. -Metí la mano debajo de las sábanas y me quité el condón.

-Dios, eso fue lo mejor. -Rió por lo bajo.

-Eh, sí. -Me levanté de la cama y tiré el condón en el bote de basura, no sin antes envolverlo en diez metros de papel higiénico.

-En serio Ethan, eres mejor que mi estúpido ex novio, Montgomery. -Volví a la cama.

-Gracias. -La miré y asentí ligeramente, entonces pasó su brazo por mi abdomen y suspiró. ¿Qué demonios?

-Ah, quizá deberíamos salir algún día. -Dijo.

-¿Con salir te refieres a esto? -Frunci el ceño.

-Con salir me refiero a una cita.

-Oh, no lo sé. -Dije rápido.

La verdad era que yo no salía a citas, no desde hace un año, no desde que Marion decidió engañarme con mi primo. Tomé el camino de la soltería y a solo tener sexo con chicas lindas, era mejor así, no había compromisos o sentimientos, todo era carnal.

-Anda, podríamos ir al cine o a comer algo. -Me miró, tenía una sonrisa enorme en el rostro.

-No lo creo, estaré ocupado. -Dije torpemente.

-Pero no te he dicho día. -Frunció el ceño.

-Eh, ¿qué día? -Sonrió.

-¿Sabado en la noche? -Hice como si pensara y luego negué con la cabeza.

-No lo creo, visitare a mi mamá el sábado. -Hizo un mohín.

-¿Domingo? -Negué rápido.

-Es domingo familiar, no puedo salir. -Alce los hombros a modo de disculpa.

-Oh, que gran mierda. -Rodó los ojos y se apartó de encima.

-Eh, ¿no tienes que ir a la escuela o algo así?

-Sí, entro al trabajo a las tres.

-Bueno, ya es la una, creo que deberías ir a casa y comenzar a ponerte bonita. -Le sonreí de una manera cortés, para que no se diera cuenta que prácticamente la estaba echando.

-Oh, aún tengo tiempo en realidad, mi jefe me da algunas libertades. -Reí por lo bajo, comenzaba a frustrarme.

-Sí, bueno, yo sí tengo algo qué hacer, linda. -Me levanté de la cama y recogí su sostén del suelo. -Toma. -Lo dejé sobre la cama y me puse rápidamente mis boxers.

-Ugh, tengo la sensación de que no quieres que esté aquí. -Frunci el ceño, como si estuviera confundido.

-No, mi papá llegará en cualquier momento. -Ladeé la cabeza. Dios, esta chica era persistente.

-Bien, no quiero que tengas problemas, cariño. -Se colocó su sostén y luego sus pantaletas. -Te dejo mi número por si quieres algo de compañía, cariño. -Me guiñó el ojo y me entregó un papel con números rosas.

Tomó su bolso y caminó hacia mí, intentó besarme en los labios pero fingí estornudar. No fue hasta que se había ido que me di cuenta del gran error que cometí al acostarme con ella, chicas tan ruidosas y vulgares eran las que siempre evitaba, ella realmente me había engañado y me sentía estúpido. Pero no quería conocer a fondo a las chicas con las que quería acostarme, no, eso involucra sentimientos y sonrisas tontas si algo tenemos en común.

Me vestí y luego salí a tirar la basura que papá me había dicho que tirara. Cuando levanté la vista hacia mi lado derecho, pude ver cómo una chica de cabello castaño claro y piel pálida, entraba a la casa de a lado. Fue extraño, estaba casi seguro que en esa casa solo vivía un señor de unos treinta y tantos años, no sabía que tenía una hija. Como sea, ignoré eso y volví adentro. Más tarde, escuché un golpeteo en la pared de la habitación de mis padres. Reí porque era el mismo sonido que hacia mi cama cuando me acostaba con alguien. Pero la realidad me golpeó fuerte: estaban teniendo sexo. Sí, no es algo raro, pero cabe recordar que en esa casa hay un hombre de treinta años y esa chica de al menos dieciséis. ¿Qué mierda está pasando?

***

Al día siguiente, en la escuela, me encontré con mi mejor amigo Jake.

-¿Lisa Mayers? -Hizo cara de asco, me preocupé al respecto.

-Mierda, no hagas esa cara, viejo. -Cerré los ojos con fuerza. -Haces que me preocupe.

-Ella no tiene sida o herpes, es solo que en toda tu vida de adicto al sexo, esa chica ha sido la más asquerosa que te pudiste coger, en serio. -Se pasó la mano por el cabello.

-Lo sé, ella es muy ruidosa. -Negué con la cabeza al recordar los gemidos que hacía, era como si la estuvieran matando.

-Me han dicho que lo ha hecho con más de diez chicos de esta escuela. -Lo miré atónito.

Sabía que Lisa Mayers daba impresión de ser zorra, y en realidad lo era, pero yo no sabía que se había cogido a diez o veinte chicos de esta misma escuela.

-Debe ser horrible que casi todos conozcan tu vagina. -Cerré mi casillero.

-O tu pene. -Lo miré y levantó una ceja.

-No me he cogido a nadie de la escuela, solo a ella.

-Y a Marion. -Suspiré.

En la primera clase todo pasó normal, le conté a Jake lo que había pasado en la casa de a lado y sugirió que tal vez la chica era algo como una "groupie". No sabía qué rayos era eso, y la verdad no me interesaba en lo absoluto.

En la clase de matemáticas, una chica entró, tenía el cabello recogido, salvo por algunos mechones que salían de su coleta, el color era idéntico al de la chica de ayer, y su piel pálida también. Volteó hacia donde estaba yo, sus ojos eran azules y sus labios eran de un rosa pálido, me sonrió disimuladamente y luego caminó entre Jake y yo para sentarse atrás de todos. Mierda, las casualidades son una tremenda cagada.

satyr «e.d.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora