-Bien, dime qué pasa. -Me crucé de brazos.
-¿De qué? -Se quitó los auriculares.
-Sabes de qué. -Me acerqué a su cama. -Cuando volviste con mamá estabas raro, dime qué pasó. -Me senté, él rodó los ojos.
-No pasó nada con ella. -Dijo cansado. -Me sentí raro porque Akadia estaba aquí, recordé lo que me contaste de lo que pasó con Marion y no pude evitar sentirme culpable de nuevo. -Dijo sin mirarme.
-Grayson, no entiendo por qué te sientes culpable. -Frunci ligeramente el ceño. -Marion ya no significa nada para mí, no me afecta lo que haga o no. -Me miró, pero su mirada parecía dolida.
-Ni siquiera te importó preguntar cómo fue qué pasó, o si solo fue un simple beso. -Casi gritó. -No te preocupaste por mí porque estabas emocionado por tu cita con Akadia, no te preocupaste en preguntarme cómo estaba al día siguiente antes de lo de mamá. -Escupió.
-Grayson...
-No me hagas pensar que también tú me abandonarás, Ethan, y menos por ella, por una chica. -Su rostro estaba al rojo vivo.
No sabía qué decir, si soltaba un "lo siento" sería más hiriente que decir la verdad. Me dolía pensar que mi hermano creía que yo lo abandonaría, pero quizá sí le estaba dando razones para que lo pensara, y no solo a él, sino también a Jake. No quería que nadie pensara que dejaría todo por una chica, la verdad es que no es así, para mí la familia siempre será primero, Grayson y mis amigos son mi familia y nunca dejarlos es la promesa que jamás romperé. Me levanté de la cama, pero no para irme, sino para abrazar a mi hermano. Quería llorar, pero sentía que si lo hacía, las cosas se pondrían algo tensas, y dos hermanos llorando en la soledad de su enorme casa no es la mejor situación de todas. Sin embargo, sentir el cuerpo de Grayson convulsionar en llanto entre mis brazos, me hizo soltar algunas lágrimas.
♪
Faltaba media hora para la medianoche, el timbre sonó y me levanté para abrir la puerta. Sabía que no era Ethan, él traía llave y no tenía por qué llamar a la puerta.
-Hola. -La gran sonrisa de Marion me desconcertó por completo.
-Eh, hola. -Dije confundido.
-¿Está Ethan? -Pasó a mi lado. Oh, no, no en mi territorio, perra.
-Hey, Marion, no puedes entrar así en mi casa, no eres bienvenida. -Dije con fuerza, ella me miró boquiabierta.
-Vaya, Grayson, creo también has superado tus sentimientos hacia mí. -Sonrió de nuevo.
-Desde hace años, ahora, largate. -Levantó las cejas.
-Grayson, basta, no tienes que ser rudo conmigo. -Se acercó lentamente a mí.
-Seré como yo quiera, Marion, vete ya. -Dije rascándome la buca.
-Oh, ya estás nervioso, gatito. -Se recogió el cabello en un despeinado chongo.
-No me digas así. -Rodé los ojos.
Y en esa milésima de segundo en que cerré los ojos, ya la tenía frente a frente. Mis piernas se quedaron pegadas al suelo, quería retroceder pero era como si mentalmente ella me dijera que me quedara. Entonces sus labios se posaron por primera vez en los míos, yo acepté el beso y no creí que fuera a parar. Marion siempre me gustó, mucho antes de que Ethan la conociera, pero nunca dije nada porque sabía que ella estaba loca por mi hermano, sabía que conmigo no habría futuro y decidí torturarme durante casi dos años mientras ellos se disfrutaban el uno al otro. Pero ahora, tenerla entre mis brazos, no se sentía como yo creí que sería. Esto estaba mal, y no podía permitir que siguiera.
-No. -Dije alejándome de ella.
-Vamos, lo has querido desde siempre. -Se volvió a acercar, pero fui más rápido y me alejé.
-Vete. -Negó con la cabeza.
-No. -Sonrió de lado. -Esperaré a Ethan. -Dijo sentándose en el sillón.
-Estás loca. -Rió por lo bajo.
-Culpa a tu bello hermano.
Y en ese momento, el auto estacionó frente a la casa y mi hermano salió de él. Miré con odio a Marion y me senté frente al televisor, tomé el control del videojuego y continué con mi partida.
♪
Grayson se quedó dormido una hora después de todo el drama, pero yo no podría dormir en un rato, me desvelaría y quizá faltaría a la escuela. Sentía que hoy era uno de esos días en los que no quería despertar. Sí, tengo días en los que me siento tan mal que considero el suicidio como una salida fácil-cobarde para acabar con todo el dolor que mi pecho tiene que aguantar día a día. Y especialmente hoy, cuando Cam cumple tres años de haber muerto, me siento de esa manera.
Son las tres con cuarenta y tres minutos de la mañana, me siento fuera de mi cuerpo, fuera de este mundo. Me levanto de la cama y veo a Grayson dormir plácidamente en su cama, le sonrío a pesar de que sé que no me está viendo. Salgo de la habitación y caminó lentamente a la habitación de mi papá, y que extraño, no está. Bajo por las escaleras y llego hasta la sala de estar, miro a mi alrededor y prácticamente no hay nada, solo la oscuridad de la noche y el silencio que podría matar a cualquiera. Voy directo a la antigua oficina que mis padres compartían cuando aún se amaban y eran felices, tomo la foto familiar y la estrujo contra mi pecho, tan fuerte que escucho el vidrio romperse. Pero es como si el dolor no existiera, no siento nada y no me importa que hay un poco de sangre en la foto y en mis manos. Salgo de la oficina, aún con la foto en mis manos y voy a la cocina, abro un gabinete y saco un cuchillo. Miro por última vez la foto, mientras mis lágrimas caen sobre ella. Tomo el cuchillo y paso la hoja sobre mis muñecas, la sangre comienza a salir, al igual que el dolor y mi vida.
