Al día siguiente me sentía mareado, no quería levantarme para ir a la escuela y quizá no era mala idea falta hoy, no me sentía para nada bien y no quería arriesgarme, aún seguía sensible por la noche anterior.
—¿Cómo te sientes? —Escuché decir a Gray.
—No muy bien, no creo ir a la escuela hoy. —Le respondí sin mirarlo, él estaba en el suelo.
—Esta bien, quedate aquí, pero yo sí tengo que ir, tengo exámenes. —Asentí.
—No te preocupes, estaré bien si paso algo de tiempo solo. —Me palmeó la rodilla.
—Volveré después de clases, ¿de acuerdo? —Negué con la cabeza.
—Le llamaré a Jake, necesito las tareas de hoy. —Sonrió.
—Yo lo llamo, hace tiempo que no he hablado con él. —Le sonreí.
—De acuerdo, gracias por venir, hermano. —Asintió. —Ah, Grayson. —Volteó. —No le digas a nadie lo que te conté.
—No te preocupes por eso. —Me sonrió.
—Gracias. —Asintió.
—Nos vemos luego. —Dijo antes de cerrar la puerta.
Me moví un poco en mi cama, pero no podía volver a dormir, pensaba seriamente en todo. ¿Por qué esto estaba pasando? Quiero decir, primero el divercio, luego la separación de mi hermano, la llegada de Akadia a mi vida...todo era extraño, un tanto doloroso. Creía que estaba exagerando, especialmente con lo de Akadia, pero no podía dejar de pensarlo.
***
Me levanté del sillón y abrí la puerta, era Jake.
—Hey, amigo, Grayson me llamó y dijo que venga. —Asentí.
—Pasa. —Cerré la puerta cuando entro.
—¿Qué pasó, por qué no fuiste a la escuela? —Se sentó en el sofá y yo lo seguí, suspiré.
—Estoy un poco cansado. —Me pasé una mano por el cabello. Le conté lo que ocurrió con papá, omitiendo por completo a Akadia.
Dejamos de lado eso y me pasó las tareas de hoy, antes de irse, extrañamente, dijo:
—Tu noviecita estuvo muy preocupada por ti. —Su voz casi parecía de chica.
—¿Quién? —Fruncí el ceño "confundido".
—Ya sabes. —Levantó una ceja.
—¿Hablas de Akadia? —Abrí los ojos como platos.
—Ella misma. —Se levantó. —Se acercó a mí cuando la clase de Smith terminó y preguntó por ti. —Volvió a levantar la ceja.
—¿Y qué le dijiste? —Pregunté tratando de sonar desinteresado.
—No sabía, Grayson aún no me había llamado y ella no volvió a preguntar. —Levantó ligeramente los hombros.
—Oh. —Asentí, dándole nada de importancia al asunto.
—Bueno, nos veremos mañana, viejo. —Se despidió y salió de mi casa.
La verdad era que quería despejar mi mente de ella y sus problemas, quiero decir, no son míos, ¿por qué tendría que pensar en una solución? Aunque no podía dejar de hacerlo, sentía que era mi deber, más bien, mi necesidad. Más tarde, justo cuando iba a ir a la cama, mi teléfono sonó, era un mensaje de Akadia: No quiero que me abra tu papá si toco. Fruncí el ceño, ¿a caso ella estaba aquí? Mierda, no tuve que pensar más y me levanté de la cama, bajé por las escaleras hasta la puerta principal y abrí. Ella estaba vestida de una manera diferente a la habitual, tenía una falda corta y blanca, un top rosa pastel y zapatos negros.