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La luz blanca era bastante intensa, no podía abrir por completo los ojos ya que me lastimaba tanta luz. No recordaba qué había pasado, solo que no podía dormir y vidrios rotos, eso es lo único que aparece en mi cabeza. Trato de adaptarme a la luz, y por lo que mi vista me permitía ver, estaba en el hospital. Cuando pude abrir los ojos sin problema, miré a mi alrededor, no parecía una habitación de hospital habitual. La cabeza me daba vueltas, mi muñeca izquierda estaba vendada y sentía que todo el brazo estaba dormido todavía. Había una gran ventana, una televisión y un escritorio, incluso flores sobre él. La puerta se abrió, y Grayson entró.

-¿Dónde estoy? -Le pregunté de inmediato, su rostro comenzaba a preocuparme.

-¿Por qué lo hiciste? -Sus ojos se llenaron de lágrimas.

-¿Hacer qué? -Los tubos en mi nariz no me permitían levantarme.

-Ay, por favor, Ethan. -Sus lágrimas comenzaron a salir. -Hace dos días intentaste suicidarte. -Dijo fuerte.

Me quedé en shock. ¿Yo, suicidarme? No, ¿por qué habría de hacerlo? Mi hermano me necesitaba, Akadia también, ¿por qué querría matarme?

-No puede ser. -Frunci el ceño, estaba convencido. -Yo no haría eso. -Rodó los ojos y rió, burlándose.

-Pues lo hiciste. -Se acercó a la cama. -Mira tu muñeca. -La señaló. -No creas que es una pulsera a la moda. -Apretó la mandíbula. No estaba entendiendo nada.

-Grayson, no sé qué...

-¡Ethan! -Me interrumpió con un grito. -Papá te encontró en la sala con la foto en el suelo, te estabas desangrando. -Añadió.

La cabeza comenzó a darme vueltas de nuevo, no lograba entender el por qué, ni siquiera entendía por qué lo había hecho. Mis padres entraron rápidamente, mi papá hizo a un lado a Grayson y se acercó a mí. Mi madre estaba llorando, pero estaba sonriendo; mi papá también sonreía, Grayson me miraba duramente, seguía llorando.

-Ethan, Dios, que bueno que ya despertaste. -Dijo mi mamá tomando mi mano.

-Nos tenías muy preocupados. -Dijo mi papá. Desvié la mirada hacia Grayson, y en ese momento él se dio la media vuelta y se fue.

-¿Qué fue lo que pasó? -Les pregunté, me sentía mareado.

-Eh, debes descansar, ¿sí? Los doctores dicen que si descansas, pronto volverás a casa. -Me sonrió mamá.

-Pero quiero saber qué pasó. -Se miraron.

-Hijo, intentaste suicidarte por la madrugada. -Dijo mamá suavemente.

-¿Por qué haría eso? Es absurdo. -Dije completamente consternado.

-Los doctores necesitan hacerte algunas pruebas y ver qué es lo que tienes, hoy vendrá una psicóloga y...

-¿Psicóloga? -Abrí los ojos como platos. -No necesito una, estoy bien. -Comencé a alterarme.

-No lo estás, has estado así desde que Cameron murió y no queremos arriesgarnos. -Intervino mi papá, frunci el ceño.

-¿Arriesgarse a qué? ¿a perder otro hijo? -La garganta comenzaba a dolrrme y los marros no cesaban. -Quiza no se habían safo cuenta pero ta nos perdieron, han perdido a sus tres hijos. -Dije.

-Claro que no, Grayson y tú siguen con nosotros. -Mi mamá estaba al borde de las lágrimas de nuevo.

-No, mamá. -Mis ojos comenzaban a humedecerse. -A ustedes lo único que les importa es hundirse entre ustedes, ver que uno pierde y se hunde como un barco viejo. ¿Pero Grayson y yo dónde quedamos? -Las lágrimas comenzaban a caer.

-Hijo...

-Vayanse de aquí, por favor. -Quería salir de aquí, pero verme conectado a todo esto me hacía perder las esperanzas.

Me acomodé, de modo que le daba la espalda a ellos y a la puerta, solo escuché sus pasos hacerca cada vez más bajos y luego el sonido de la puerta cerrarse. Estaba furioso conmigo mismo, ¿por qué demonios haría algo así? Esa era la pregunta que no podía quitarme de la cabeza. Aprovechando la asquerosa soledad de la habitación, comencé a llorar, estuve así hasta que me cansé y caí dormido.

***

Miré el reloj de la pared, no había dormido más de una hora, pero los recuerdos habían llegado a mi mente y no podía seguir durmiendo. Entonces me sentí un completo idiota.

Intenté matarme.

La melancolía y coraje que sentía por la fecha era más fuerte que todo mi ser, nuevamente creía que mis problemas eran superiores al cielo y que el suicidio era la única manera. ¿Por qué soy tan estúpido? Quería llorar de nuevo, pero mis ganas se desvanecieron cuando la puerta se abrió. Era Grayson. Se sentó a mi lado, su rostro era seriedad pura, luego me miró.

-La psicóloga está aquí. -Dijo, inmediatamente la bilis me quemó la garganta, rodé los ojos.

-Dije que no necesitaba una, maldita sea. -Me senté, ya tenía un poco más de fuerzas.

-Claro que la necesitas. -Añadió. -No te preocupes, si quieres puedo estar aquí mientras estas en tu sesión. -Se cruzó de brazos.

Aunque lo tuviera a un centímetro de mí, no quería esta estúpida sesión, no necesito una psicóloga y mucho menos un respirador, no sufrí un paro respiratorio.

-Ese no es el problema. -Lo miré.

-Ya lo sé. -Levantó los hombros. -Pero no puedes hacer nada para evitarlo, ella estará aquí en unos diez minutos. -Se mordió el labio.

-¿Cómo sabes?

-La vi pidiendo tu nombre en recepción. -Asentí débilmente.

Me sentía un poco tranquilo, los mareos habían cesado un poco y la luz ya no me lastimaba. Grayson y yo hablamos de cómo había sido el drama del hallazgo de mi tontería hasta los dos días que estuve inconsciente. La puerta se abrió tomándonos por sorpresa. Vaya, a pesar de ser una profesional es muy mal educada.

-Oh. -Abrió los ojos como platos y nos miró a ambos, reí internamente, pero Grayson no. -Eh, ¿Ethan? -Dijo mirándome, le sonreí.

-El enfermo, sí. -Dije de manera obvia.

-Oh, basta, Ethan. -Rodó los ojos y dejó sus cosas sobre el sillón de espera.

La chica era rubia, se veía joven, tenía un cuerpo excelente, y esas gafas de nerd la hacían ver más sexy.

Dios, ojalá y pueda curarme esta calentura que tengo ahora.

satyr «e.d.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora