-¿Me dirás qué te sucedió en la cara? -La tomé de la mano y seguimos caminando, pero ella parecía no querer tomarla.
-Eh, nada. -Me soltó por fin y se pasó la mano por la cara.
-Dios, eso no es "nada". -Señalé la gran mancha morada.
-Ethan, tranquilo, sabes que soy torpe, me tropecé con mis propios pies. -Intentó sonreír, pero no parecía estar disfrutando del chiste.
-Ya sé, pero... -El asqueroso estruendo de la camioneta de Kyle me tomó por sorpresa, pero para mal.
-Eh, Ethan, es mejor que te vayas ahora. -Me susurró, frunci el ceño.
-¿Por qué? -Puse delicadamente mi mano en su codo, ella bajó la mirada.
-Por favor. -Dijo aún más bajo.
Escuché la puerta cerrarse fuertemente, miré hacia la camioneta y Kyle, literalmente, corrió hacia nosotros y se interpuso, empujando a Akadia violentamente. De no conocer la situación, Kyle se vería como el típico hermano mayor protegiendo a su hermanita de algún idiota. Sí, soy un idiota, pero hay niveles.
-No quiero que te acerques a ella. -Sus ojos irradiaban fuego.
-No lo haré. -Lo reté.
-Te dije claramente que no quería que le hicieras daño, ¿quieres saber cómo se la pasó los últimos días? -Me puso el dedo índice en el pecho, pero lo aparté bruscamente. -Te lo advertí, yo no me ando con juegos y menos si se trata de mi familia, Ethan.
-Tú no puedes decirle con quien debe o no estar. -Le dije, pero él rió sarcástico.
-Soy su hermano mayor y puedo hacer con ella lo que quiera. Además, claramente me dijo que jamás volvería a caer en tu trampa. -Reí, eso había sonado muy dramático. -Y aunque te rías, Ethan. -Sonrió. -No te le acerques si no quieres más problemas. -Se alejó completamente, metió sus manos en su chaqueta y miró a Akadia. -Vamos. -Le dijo, luego volvió a su lugar de conductor.
-¿Akadia? -Le hablé, pero su respuesta me quebró...
Ignoró completamente mi llamada, se metió a la camioneta y cuando ésta arrancó, simplemente escondió su cara para no poder verme. Me quedé parado viendo como se iba la camioneta, sentía la mirada de todos sobre mí, pero la realidad era que nadie estaba viendo. Todos estaban tan preocupados por sus cosas que no les importaba lo que pasaba a su alrededor...¿por qué yo no podía ser así?
***
Eso de estar llorando demasiado comienza a hartarme, que Akadia me haya ignorado después de haber pasado una gran reconciliación realmente me había roto hasta el culo, pero esta vez no lloraría. Las últimas semanas lo he estado haciendo tanto que creo que mis lágrimas pronto se acabarían, claro, si fuera posible. Cuando llegué a casa, nadie más que Grayson estaban ahí.
-¿En dónde están ellos? -Fue lo primero que le dije.
-Creo que fueron a anular la demanda. -Me miró con su naranja en las manos. -Y también a cenar, así que esta noche hay sexo. -Hizo un baile tonto, reí por lo bajo.
-Es asqueroso, ¿no? -Le pregunté, él metió un gajo de naranja a su boca.
-¿Qué cosa? -Escupió una semilla.
-Mamá acaba de tener un novio, incluso se iban a casar, y ahora mágicamente le regresó el amor por papá. -Le dije, arrebatándole la fruta.
-Ah, sí, lo es. -La tomó de nuevo. -¿Pero qué podemos hacer? Son adultos. -Se alzó de hombros y yo le di la razón.
Quería distraerme de lo que pasó esta tarde, así que me puse a jugar vídeojuegos con mi hermano, a pesar de que teníamos tarea que hacer para el día siguiente. Cuando terminamos de jugar, decidimos dejar un poco nuestro sedentarismo y nos pusimos a hacer ejercicio, cosa que estábamos dejando de hacer, desgraciadamente. Estuvimos saltando, haciendo abdominales y dando varias piruetas, acabando completamente bañados en sudor, lo que de alguna manera, le parecía demasiado sexy a las chicas de nuestra escuela. Cada quien se bañó en su respectivo baño, luego nos pusimos a hacer tarea no sin antes ordenar una pizza, ya que eran casi las nueve de la noche. Cuando ésta llegó, las servimos en diferentes platos y nos sentamos en diferentes puntos de la sala-comedor: Grayson en la mesita de café, justo frente del televisor y yo en el taburete de la cocina, donde la mayor parte del tiempo Grayson y yo comemos pizza. Cuando terminé mis tareas, me levanté y fui hasta donde Gray, quien había acabado sus tareas hace casi una hora.
-Queda una rebanada en la caja. -Me dijo mirando la pizza.
-Mierda, ¿por qué siempre pasa esto, viejo?-Me quejé divertido.
-No lo sé. -Rio.
Nos quedamos mirando la caja mientras la televisión hablaba sola, entonces se me ocurrió el método más estúpido para decidir quién se quedaba con la ultima rebanada. Un método en el cual los gemelos Dolan son malísimos al jugarlo entre ellos.
-¿Piedra, papel o tijera? -Lo miré como si no tuviera otra ocpion.
-Ya qué. -Se alzó de hombros y se giró levemente hacia mí.
-Bien. El que gane primero, se queda con la rebanada, ¿sí? -Le propuse, Grayson asintió. -Bien, empecemos.
Comenzamos a mover las manos y a hacer las figuras, pero como de costumbre, siempre poníamos el mismo objeto, hasta que...
-¡Gané! -Gritó elevando sus brazos en señal de victoria.
-¿Qué? -Frunci el ceño. -La roca puede romper al papel. -Dije algo molesto.
-El papel cubre a la roca, no seas un marica y acepta que perdiste. -Comenzó a bailar sobre el sofá, luego puso su asqueroso trasero en mi cara.
Cuando dejó su momento de histeria, se sentó y rápidamente tomó la pizza entre sus sucias manos y le dio un mordisco. Obviamente yo estaba mirando como niño desnutrido. Grayson rió por lo bajo y le quitó una rebanada de salami a la pizza, luego me la dio.
-Para que veas que siempre pienso en ti. -Yo la acepté y me la comí de un bocado.
-Estarás siempre en mi corazón, Grayson. -Le dije "llorando".
-Siempre, hermano. -También respondió "llorando".
