Capítulo 4

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SeoYeon Pov

El tintineo del timbre marca el final de las lecciones, señalando la partida hacia el hogar. Pido a Sohyun que se adelante, asegurándole que me tomaré mi tiempo antes de irme. Tras insistir y prometerle una explicación detallada más tarde, accede y se marcha.

Consulto el reloj. Maldita sea, he perdido demasiado tiempo charlando con mi mejor amiga. Me apresuro por los pasillos en busca de ella. Al llegar a la salida, diviso aquella cabellera lacia y oscura ondeando al viento.

—¡YooYeon! —exclamo mientras me acerco.

Al llegar a su lado, me mira con una mezcla de confusión y desdén. Ella me urge a hablar lo que tengo que decirle haciendo un gesto con su mano.

—Bueno, quería discutir contigo todo lo que ha ocurrido esta semana con Kotone. Sé que es una chica bastante desagradable; lo comprobé el año pasado y no me gustaría que fuera...

—Al grano, debo marcharme —me corta.

—¿Por qué nunca me muestras gratitud? ¿Por qué siempre me miras con frialdad o simplemente ignoras mis sonrisas? He tratado de ayudarte y defenderte ante Kotone; lo mínimo que esperaría es un agradecimiento, o al menos una sonrisa y un gesto de reconocimiento. Pero en lugar de eso, solo recibo desdén y un claro "ignorada" en toda mi cara. Solo quiero que tu experiencia aquí en el instituto sea agradable.

—Primero, no te conozco, por lo que no estoy obligada a simpatizar contigo —responde con seriedad, aunque su voz tiene un matiz sorprendentemente seductor—. Segundo, soy lo suficientemente capaz de defenderme de la idiota esa. Y tercero, cuando realmente hagas algo útil, te agradeceré; hasta ahora, solo has perpetuado la idea de que soy débil y necesito ayuda, cuando en realidad soy más que capaz de valerme por mí misma.

—Está bien. Es genial que tengas tanta confianza en ti misma; lo digo en serio. Tal vez no haya sido útil contigo, pero es parte de quién soy. Lo siento si te molesté.

—Reitero, no te conozco, por lo que no tengo por qué tolerar ni incluir tu "forma de ser" en mi vida.

—Yo tampoco te conozco, y aún así intento ayudarte.

—No todos reaccionamos de la misma manera ante los demás —pausa nuestra conversación, y nos miramos seriamente.

—Sabes qué, tienes razón. No debí entrometerme en tus asuntos. Eres una desagradecida a la que no le importa cuando alguien te tiende la mano.

—Nunca pedí tu ayuda.

Lo dice con frialdad y se da la vuelta, dejándome más molesta de lo que estaba al principio.

¿Quién se cree esta idiota para tratarme así? No sé por qué le doy tanta importancia. Preferiría que Kotone le golpeara en esa cara perfecta y esculpida.

Con estos pensamientos, me dirijo hacia la parada de autobús, ahora vacía de estudiantes. Regreso a casa y me tomo un respiro para olvidarme de esa imbécil.



YooYeon Pov


Concluyo mi respuesta y me doy la vuelta, dejándola allí, plantada.

Me encamino hacia uno de los grifos situados en las afueras del instituto, lleno mi botella de agua y aseguro mi mochila a mi espalda antes de iniciar mi carrera hacia casa.

Correr es mi escape, una forma de liberarme y mantenerme en forma fuera del pueblo hay un campamento donde nos reunimos los lobos, donde nos dedicamos a entrenar defensa personal durante una hora diaria.

Llego a casa tras una media hora de esfuerzo, y me doy una ducha para deshacerme del sudor. Opto por un pantalón de chándal gris y una camiseta negra para mayor comodidad.

Al bajar las escaleras, escucho pasos en el jardín, seguidos por el timbre. Presiento a mi mejor amiga y le abro la puerta antes de que pueda tocarla.

—¡Naky, amiga! Qué sorpresa verte por aquí —exclamo, abrazándola efusivamente.

—Te extrañé, YooYeon —me aprieta con fuerza—. Fue difícil salir de Pensilvania y venir a verte aquí.

—¿Hubo problemas? —pregunto, llevándola a la sala para hablar más cómodamente.

Naky ha sido mi compañera desde siempre. Solíamos hacerlo todo juntas, pero desde que me mudé fuera de Pensilvania, apenas nos habíamos visto; solo nos comunicábamos por WhatsApp o videollamadas.

—No, pero con el conflicto entre las manadas, la seguridad está muy estricta. Tu abuelo no quiere más muertes, así que está muy pendiente de proteger a su manada.

—Sí, siempre ha sido así de protector.

Pasamos tres horas charlando sobre todo, incluida la chica de ojos de cachorro que se había enfadado conmigo por no darle las gracias.

Mi padre llega y nos saluda a ambas antes de ir a buscar un vaso de jugo y unirse a nosotras.

—¿Cómo te fue en las inscripciones para el equipo de baloncesto? —me pregunta.

—Genial, creo que la agilidad y resistencia de lobo me han ayudado bastante.

—Entonces, ¿por qué parece que sientes algo de culpa? —pregunta mi padre.

—Es una chica, Sr. Kim —interviene Naky.

—Así que una chica, ¿eh? Vas rápido —dice mi padre con una sonrisa pícara.

—No, no es eso. Es solo que una chica se enojó conmigo porque no le agradecí algo que hizo. Eso es todo.

—Y sientes culpa porque te diste cuenta de que tenía razón —añade Naky.

—Puede ser...

Y así pasamos el resto de la tarde, hablando de mi primera semana, poniéndonos al día sobre el pueblo y otros temas triviales.

La Chica Misteriosa - YooSeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora