Capítulo 5

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Narrador


El fin de semana se veía prometedor, era viernes y las estudiantes estaban emocionadas, Dahyun bailaba en la cafetería animando el lugar, Kaede sonreía al verla tan feliz, entonces pregunta con entusiasmo sobre los planes para la tarde.

—¿Qué tal si nos reunimos en mi casa y disfrutamos de un festín de sushi?—, propone Sohyun, provocando un destello de entusiasmo en los ojos de Dahyun.

—¡Sí, sería maravilloso!—, responde efusiva.

—¿Y tú, SeoYeon? Tú vives al lado, no puedes resistirte—, la anima Kaede con una sonrisa.

—Por supuesto que puedo ir—, acepta SeoYeon con una sonrisa forzada.

Con el plan acordado, se levantan de la mesa antes de que el sonido de la campana marque el fin del receso, deseando liberarse de las preocupaciones del día.

Caminando hacia sus casilleros, Sohyun rompe el silencio, notando la ausencia de SeoYeon.

—¿Qué tanto pasa por tu mente?—, pregunta Sohyun, notando la mirada perdida de su amiga.

—Oh, no es nada. Solo noté que YooYeon no ha venido hoy—, responde SeoYeon, desviando la mirada hacia sus zapatos.

—¿Preocupada por ella ahora? No es como si hablaras con ella todo el tiempo. Además, desde la discusión hace tres días, has estado evitándola. Deja de ser tan curiosa y déjala en paz—, aconseja Sohyun, sacando sus libros del casillero.

—Lo sé, solo que..."— intenta explicarse SeoYeon, pero Sohyun la interrumpe.

—No, no hay 'solo que'. Deja de darle vueltas a eso y simplemente disfruta el viernes—, concluye Sohyun, cerrando su casillero y despidiéndose antes de dirigirse a su próxima clase.

Mientras Sohyun se aleja, SeoYeon queda absorta en sus pensamientos, preguntándose qué es lo que realmente siente por YooYeon y por qué siente la necesidad de conocer más sobre ella.


YooYeon Pov

Flashback


En la penumbra de la noche, envuelta en el suave abrazo de mi pequeña morada, un estruendo rompe la calma y me hago un ovillo en mi cama. Entonces, mi madre irrumpe en la habitación, sus ojos brillan, y me abriga con ternura, envolviéndome en un manto celeste adornado con osos choomsik, mi favorito. Rápidamente, me prepara para partir, guardando apresuradamente algunas prendas en una mochila y colocándola en mis hombros.

—YooYeon, mi dulce niña, ven conmigo. Debemos irnos—, murmura con voz serena, conduciéndome por los pasillos de nuestra morada. —No temas, mi amor. Iremos a casa de tu tía Mila, donde podrás jugar con tus primos—, me tranquiliza, aunque la ansiedad palpita en su tono.

De repente, un hombre con ojos centelleantes y garras desplegadas se interpone en nuestro camino. Aún no he desarrollado las garras de lobo como él, mamá dice que es porque solo tengo seis años, pero promete que cuando cumpla los doce podré controlar mi "segundo yo".

Mi madre me alza en sus brazos, apresurando el paso para escapar de la amenaza que se cierne sobre nosotros. Desde mi privilegiada posición, observo cómo el hombre adopta la postura de un lobo y nos persigue con ferocidad.

—Mamá, ¡nos alcanzará!—, lloro, ocultando mi rostro en su cuello para evitar mirar.

—¡Cariño!—, grita angustiada, buscando desesperadamente ayuda. —¡Papá, por favor, ayuda!

En ese instante, mi abuelo, con sus ojos resplandecientes y sus fuertes brazos, aparece y se enfrenta al agresor con fiereza.

—Carla, por aquí—, interviene el señor Michael, padre de mi amiga Naky, señalando una salida de emergencia. Mi madre lo sigue, corriendo hacia la puerta metálica que promete seguridad.

Estamos a punto de alcanzar la salvación cuando el hombre nos alcanza y me arrastra hacia él, aplastándome entre sus brazos. Escucho los sollozos de mamá mientras el hombre nos arrastra inexorablemente hacia su lado.

En un instante de valentía, mamá me empuja lejos, apartándome del peligro inminente. Un desconocido me toma bruscamente y trata de entregarme al hombre malvado, mientras observo impotente cómo mamá lucha por liberarse.

—¡Michael, ayuda a YooYeon, por favor!—, suplica, con lágrimas deslizándose por sus mejillas. Detesto verla llorar.

El mencionado interviene, liberándome del apretón del desconocido y me lleva lejos de la pesadilla. Desde mi refugio, observo cómo mamá me regala una sonrisa triste antes de que el hombre lobo la alcance y su vida se apague con el cruel destello de sus garras.




Ese recuerdo infame, la trágica conflagración entre las manadas de lobos, perdura en mi mente, una cicatriz imborrable de la historia de los hombres lobo. Es una herida que nunca cicatrizará por completo, un legado oscuro que continúa atormentándome incluso en mis sueños.

Abandonando las sábanas empapadas en sudor, me siento en el lecho y froto mi rostro con brusquedad, intentando deshacerme del recuerdo doloroso. Luego, salgo de mi refugio para buscar consuelo en una ducha de agua fría.

—Papá, saldré un momento—, anuncio, secándome el cabello con una toalla.

—Pero hoy es viernes, tienes clases—, responde desde el pasillo, antes de notar mi angustia y acercarse con una expresión preocupada. —¿Qué sucede, hija?.

—Es mamá. He tenido otra pesadilla sobre su muerte—, confieso con la voz temblorosa. Mi padre me abraza, y las lágrimas brotan de mis ojos.

—¿Qué quieres hacer al respecto?—, pregunta, preocupado.

—Quiero ir a visitar su tumba en Pensilvania—, respondo, y él asiente con una sonrisa triste. Sé que aún siente el peso de no haber estado allí para protegerla, un peso que lleva en silencio. Sin embargo, su amor y apoyo nunca vacilan.

—Cuídate, llamaré a tu abuelo y a Michael para que estén atentos a tu llegada. Sabes cómo están las cosas después del último conflicto entre las manadas, apenas han pasado dos meses desde que los lobunos volvieron a atacar—, advierte, preocupado por mi seguridad.

—Sí. Ya he avisado a Naky para que me acompañe. Me iré corriendo—, prometo.

—Ten cuidado cerca de... allí—, dice, antes de regresar a su habitación para vestirse.

La Chica Misteriosa - YooSeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora