El destino de Aema, la primogénita de Rhaenyra, estaba escrito desde antes de su nacimiento. Muchos dicen creer como será el futuro de la princesa, sin embargo no todo es lo que parece y pueden llegar a pasar cosas jamás antes vistas.
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No tod...
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Los días empezaron a pasaron, cada uno de ellos Aema hacia lo mismo de todos los días. Clases de matemáticas, clases de valyriano, calculo, lógica, entrenamientos, y por supuesto, visitaba la torre mas alta en busca de caníbal.
Podría ser pequeña pero no tonta, sabía que sería muy difícil salir de su hogar, y aún mas difícil, evitar que el dragón que quería la tostara. Tenía que planear las cosas bien claras, un fallo y podría perder la vida, y ella no estaba decidida a morir, tenia una paliza que darle a su tío.
Había decidido que saldría al atardecer, si salía a plena hora del día podían verla de lejos los guardias, sin embargo si salía de muy noche podía perderse en el camino, encontrarse con algún anima, lo que más le preocupaba si salía de noche es que el dragón que quería reclamar es negro, y eso podría perjudicar su visión.
Aema podía ser una niña muy valiente he inteligente a su corta edad, ademas de su gusto por la lucha y las espadas, muchos decían que era igual de valiente que su madre en juventud, pero no a tan corta edad ni a tal punto de querer ser un caballero. Ella se sentía mas identificada con su tío abuelo, Daemon, y quería ser como el en las luchas. Digamos que siempre había sentido una admiración por el mayor.
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-Princesa Aema, su padre quiere que lo acompañe a volar a Bruma. -mencionó una de sus damas de compañía haciendo una reverencia la comezo a vestir adecuadamente para montar al dragón.
La pequeña vestía un vestido de cuero con detalles rojos, manga larga y unas botas, y por supuesto llevaba a su huevo color azul en su espalda.
Sir Laenor ya la esperaba en el poso de dragón, por lo que de una vez lo saludo.
-Hola papá. -saludó a lo que fue correspondida con un beso en la frente
-Rytsas Bruma. - (hola Bruma) saldudó en alto Valyrio al dragón de su padre a lo que el dragón solo bajo la cabeza en forma de respeto.
Ambos subieron al dragón y empezaron a volar y volar. Desde que Aema tiene memoria, su padre siempre la llevaba en su dragón a volar sobre el mar, amaba como los colores de Bruma se funcionaban con el inmenso cielo. Y cuando decendia tocaba con sus patas el mar haciendo que el agua salpicara a la cara de la menor.
