#11: Príncipe prometido

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Costaba creer que la vida era más difícil que la muerte, y cuesta más asimilar que Aema deberá vivir su vida con la muerte de su familia

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Costaba creer que la vida era más difícil que la muerte, y cuesta más asimilar que Aema deberá vivir su vida con la muerte de su familia.

Se sintió fatal al escuchar que su madre se volvió a casar con tan poco tiempo de la muerte de su papá, y aún mas que su familia no se despidiera correctamente de Laenor en la seremonia. Ese día solo Aema había asistido.

Poco tiempo después volvieron todos juntos a Dragonstone, su madre, Daemon, sus hermanos y sus dos primas, siendo ahora sus hermanastras.

No sabía que pensar, estaba enojada con su madre, no había respetado el luto de su esposo y cuñada y ya se había vuelto a casar. Ella sabía que su madre era hermosa y podía casarse con otro hombre, pero no imaginó que esperara tan poco para hacerlo. Se sentía como cuando Aemond sin respetar la reciente muerte de su tía Laena ya se estaba llevando al dragón, se sentía mal por los difuntos, se sentía mal por no tener a su papá.

Aema necesitaba algo con que canalizar sus emociones, sus enojos y tristezas. Estar en ese castillo se le estaba siendo insignificante. ¿Cuál era su tarea? No lo sabía, pero quería ser útil y ayudar a los demás.

Llegó a una conclusión un poco precipitada pero que la mantendría alejada de la realidad, la mantendría tan ocupada que su mente no tendría oportunidad para pensar.

-Aema querida, ¿que sucede?

-He pensado en que el abuelo Corlys irá a los peldaños de piedra. -murmuró

-¿Y que con eso?

-Quisiera ir con él, yo...

-No.

-Mamá escúchame por favor...

-No dejaré que te arriesgues así Aema, eres apenas una niña. -regañó su madre

-Soy una niña que sabe utilizar una espada. Mi papá quería ir a los peldaños de piedra a servir como caballero, yo quiero hacerlo. -se acercó y tomó las manos de su madre. -Mamá tengo dos dragones, ellos no tienen ninguno, si no me dejas pelear pisando tierra déjame hacerlo desde el cielo.

-No puedo perderte hija, eres mi heredera

-No me perderás, además sabes que Jace es mi heredero. Pero yo ya no aguanto estar aquí, rodeada de las mismas cuatro paredes con las que vivía con mi papá, con el mismo jardín con el que entrenaba con Harwin. Y mamá, volar no transmite lo mismo que me transmitía cuando lo hacía con mi padre. Quiero encontrar mi motivo.

-¿Quieres ayudar a los demás para sentirte útil?

-Sí. -habló firme

-Acepto que ayudes a los demás, pero no en los peldaños de piedra. ¿Quieres alejarte un tiempo para sanar tus heridas? Lo harás, pero no de esa forma.

-¿A que te refieres?

La curiosidad comenzaba a invadir su cuerpo, una energía recorría sus venas, quería sentir la aventura, quería pelear y ayudar.

Fuego Y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora