#23: Pudo ser mío.

1.4K 119 9
                                    

Ese día al atardecer, partirian a Dagon Stone

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Ese día al atardecer, partirian a Dagon Stone. Aema decidió irse con su madre, la extrañó tanto que pensó en la idea de pasar con ellos por lo menos una semana. Luego ella acompañaría a su madre de vuelta a King's Landings.

Caminaba con su bebé en brazos, le enseñaba el lugar donde había nacido. Saludaban juntos a personas que conocía de niña, jugaban en el jardín y Aema le hablaba en alto valyrio para que se fuera acostumbrando.

Decidió sentarse en el jardín y jugar con su niño en el césped. Reigar solía llevar consigo dos dragones de madera.

—¡Mamá! ¡Anibal! –mencionó muy emocionado señalando el dragón de madera de color negro.

—¿Y ella como se llama? –preguntó su madre alzando el dragón de madera azul

—¡Anis!

—¡Muy bien! ¿Quién es el príncipe inteligente de mamá? –preguntó sonriendo, a lo que Reigar levantaba su pequeña mano.

—Es... Un niño muy lindo. –mencionó una voz a sus espaldas.

—Cariño, dile gracias. –susurró señalando al hombre de parche que caminó hasta sentarse a su lado.

—Asias... –tímidamente se acercó a su madre y buscó su protección.

—Cariño, él se llama Aemond. Es mi tío, por lo que eso también lo hace un tío tuyo.

—Hola, Emon. –le extendió su pequeña mano en forma de saludo. Cregar le enseñó a saludar a los hombres con un apretón de mano, y a las damas con un beso en sus manos.

—Hola, ¿Reigar cierto? –asintió. –Es un placer conocerte. –mencionó tomando su mano. —Eres todo un caballero.

—Su padre así lo enseñó.

—Ya veo...

—¿Ocurre algo? –preguntó al ver a su tío bajar la cabeza.

—No, solo pase y los vi jugar. Quería invitarte a desayunar mañana, por los viejos tiempos ya sabes...

—Mañana no estaremos aquí. Por todo lo sucedido ayer nos iremos, pasaremos una semana en Dragon Stone y volveremos al Norte.

—En ese caso me gustaría hablar contigo.

—No creo que tengamos algo de que hablar, tío.

Ambos adultos hablan, mientras el pequeño seguía jugando con los dragones de madera en el césped.

—Hay cosas que yo quería decirte hace muchos años, pero te fuiste.

—No tenía motivos para quedarme, además... Ya no eramos amigos.

—Ema... Podemos seguir como antes.

—Ya somos adultos, estoy casada y con un hijo. Además, no puedo ser amiga de alguien que insulta constantemente a mi familia. –mencionó parándose del lugar y tomando a su hijo en brazos.

Fuego Y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora