#32: Meleys

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Los tres dragones aterrizaron en Dragon Ston, la princesa comenzó a guiar a su nuevo aliado por los pasillos del lugar

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Los tres dragones aterrizaron en Dragon Ston, la princesa comenzó a guiar a su nuevo aliado por los pasillos del lugar.

—Bienvenido a Dragon Stone. Te quedaras aquí hasta que la reina llegue, le juraste lealtad ante mi, sin embargo lo correcto es que lo hagas ante ella.

—¿Será ahora? –preguntó asustado.

Al entrar en la sala de juntas, vio a su madre junto al consejo y a su abuela salir del lugar a paso apresurado.

—Majestad. –mencionó haciendo una reverencia, lo que Addam imitó.

—Aema, ya me contaron de tu plan. –mencionó viéndola con reproche.

—Así es madre, lamento si cree que es inapropiado. Sin embargo era una necesidad.

—No te estoy reclamando Ema. Me parece un buen plan. –mencionó la mujer viendo a Addam.

—Majestad, le presento a Addam. Actualmente jinete de Bruma.

Todos en la sala se quedaron atónitos  ante lo dicho por la joven. El hombre no tenía características Valyrias, ni mucho menos una casa como tal. Lo que a todos le generaba una gran intriga, ¿Quién era ese hombre? No lo sabían, sin embargo todos llegaron a la misma conclusión conclusión que Ema, decendiente de algún Valyrio Bastardo.

—Con mi ayuda montó a Bruma, y voló hasta aquí con él. Lo traje para que hiciera un juramento ante la reina, aprendiera Valyrio, y le dieran una silla de montar.

—Mucho gusto Majestad. –el moreno se acercó y realizó una reverencia más pronunciada.

—Antes que todo, ¿a donde fue la mano? –preguntó curiosa. Rahenys fue nombrada como la mano de la reina, y sabía que su abuela siempre estaba presente en las reuniones, aún más si su madre acaba de llegar.

—Fue a reposo de Granjo, Criston se encuentra atacando y Rahenys se ofreció a ir.

—Supongo que enviaron cuervos a verificar que Vhagar se encuentre en King's Landing. Y Aegon con Fuego Sol sigan haciendo el papel.

Todos se miraron entre sí.

—Ella es fuerte.

—Lo es, es muy fuerte y Meleys tiene tanto tamaño como experiencia. Pero si se llegara a enfrentar contra dos dragones a la vez, y uno que le dobla el tamaño perdemos una pieza importante en este juego. Los verdes aunque parezcan estúpidos, algunos no lo son. –mencionó observando a todos. —No se atreverían a atacar un lugar que se encuentre muy cerca para nosotros, conociendo que tenemos dragones que puedan cruzar en menos de diez minutos.

—¿Qué sugiere princesa?

—Iré yo.

—Ema no.

—También soy fuerte, y mis dragones tienen entrenamiento, experiencia y no olviden el salvajismo de Caníbal. Estaré bien.

Su madre la observaba fijamente, no podría soportar la muerte de otro de sus hijos, no aceptó que Jace fuera sin embargo quedó resignada, y terminó aceptando que su primogénita y heredera ayudara a la princesa Rhaenys. Como madre siempre vería a sus hijos como unos bebés, aunque estos ya fueran mayores, sin embargo como reina, debía valorar la fuerza de cada uno de sus soldados.

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