El destino de Aema, la primogénita de Rhaenyra, estaba escrito desde antes de su nacimiento. Muchos dicen creer como será el futuro de la princesa, sin embargo no todo es lo que parece y pueden llegar a pasar cosas jamás antes vistas.
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No tod...
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Habían pasado muchos años desde la boda de la princesa. Y muchas cosas habían pasado en estos años.
Empezando por la muerte del padre de Cregar, y el nuevo título del mismo, convirtiéndose en el Lord de Winterfell.
Meses después de la noche de boda Aema había quedado en cinta, y nueve meses después llego al mundo Reigar. Un niño con cabello plateado y un pequeño mechón de cabello negro en la parte trasera de su cabeza. Actualmente con dos días desde su nombramiento era un niño muy gentil y con muchos ánimos.
—Ma.
—¿Qué sucede cariño?
—Ma.
—Dime
—Ma.
—Dime cariño
También un niño que se esforzaba con todo su ser por hablar, o al menos intentaba hacerlo.
Su huevo no había eclosionado todavía, pero Aema no perdía la fé en que eso sucediera. A ella le tomó muchos años obtener un dragón.
—Mamá.
—¿Si?
—Agon. —mencionó el niño señalando su huevo de color vino.
—Sí cariño, ahí está tu dragón
—¡¡Agon!! –volvió a mencionar, pero esta vez de una forma más emocionada mientras señalaba a la ventana.
—¿Quieres volar en Caníbal?
—¡¡Mmjum!!
Reigar amaba los dragones tanto como ella. Y ella amaba volar con él como lo hacía su padre cuando ella era una niña.
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—Harán un juicio.
—¿Un juicio?
—Creen que Lucerys no puede heredar Marcaderiva.
—¿Quién dijo esa estupidez?
—Vaemond.
—¿Por qué no me extraña? Ese hombre es un envidioso.
