Después de aquel día donde el joven Stark le abrió su corazón a la princesa monstrandole su amor y deseo por hacerla su esposa, en el norte nada había estado tranquilo.
Al anochecer Lord Stark se había puesto más grave de lo normal, por lo que ahora Cregar se encargaba de hacer todas las tareas del líder. Sin embargo su padre seguía siendo el protector.
Solía decir que simplemente cubriría a su padre mientras se recuperara, Aema no creía eso, para ella él estaba tomando por completo el rol de un líder, y se estaba preparando para su futuro.
—¿Qué sucede? –preguntó Aema entrando a la sala de juntas de Invernalia donde se encontraban los Lords de cada casa del norte.
—Se ha desatado una guerra en el muro muro, hay renegados que escaparon y se juntaron con los salvajes.
—¿Renegados y Salvajes? Núnca había escuchado de una alianza tan rara como esa. ¿Qué harás?
—Enviaré a unos cuantos de mis soldados a brindar apoyo. Y si se desata una pelea en campo abierto te necesito.
—Puedo pelear más allá de la muralla, pero mis dragones no.
—¿Por qué no?
—No lo sé, hace tiempo traté de cruzar con Caníbal y se negó, volví a intentarlo cuando monte a Anyxs y tampoco aceptó.
—No eres fuerte por tus dragones, con que nos ayudes con la espada sería un gran deuda para la corona. Podremos darles oro por la ayuda que nos des.
—El oro nos sobra. –rió. –Con la lealtad que le brinden a mi madre como heredera y próxima reina, será suficiente.
—Y así será princesa. –mencionó un hombre del norte.
—El rey la nombró como heredera y los norteños juramos lealtad. –habló otro
—La lealtad del norte para mi madre, la princesa Rahenyra algún día se les será premiada.
—No necesitamos un premio Aema, aquí somos justos, si el rey quiere que algún día sea nuestra reina, seguimos la palabra del rey. Y si alguien trata de impedirlo el norte no lo permitirá. –Mencionó Cregar. —¡El norte recuerda!
"Será un buen esposo, leal, justo, atractivo, correcto y fuerte"Una cantidad de diez hombres marcharon a la muralla, Cregar no podía descuidar a su padre por lo que se tuvo que quedar. Aema voló con sus dos dragones hasta el castillo negor do de habitaba la guardia nocturna.
Para la princesa, no era necesario llevar a muchos hombres, con ella y un par sería suficiente, despuésde todo una chica debil no era, y eso el Stark lo sabía muy bien.
—Princesa. –mencionó un hombre con capa negra después de abrir las compuertas de la fortaleza. —Bienvenida.
—Escuché que están pasando problemas. –contestó la mujer. —Dígame para que soy buena.
Bajó de Anyxs adentrándose en el lugar a pasos firmes, su cabello se movía por el viento dejando ver su hermoso y delicado rostro.
—Bueno su alteza, no la esperábamos a usted, sino al lord. —mencionó apenado
—El lord no se encuentra bien, y su hijo cuida de él. Estoy yo aquí, con diez hombres y dos dragones, eso es suficiente para alejar a esos malechores de aquí.
—En ese caso, la guiaré con nuestro lord comandante.
Subieron unas escaleras de una madera antigua, el hombre la guiaban por los oscuros y fríos pasillos. Si Winterfell ya en sí era muy frío, la fortaleza lo era aún más.
El hombre se detuvo ante una puerta de madera vieja. Este lugar se había creado hace muchísimos años, por lo que su estado se veía un poco desgastado.
—Es aquí su alteza.
El hombre abrió la puerta dejando que la dama entrará primero.
—Lord comandante, la princesa Amea Targaryen ha llegado con refuerzos del norte y dos dragones.
—Su alteza. —mencionó haciendo una ligera reverencia. —Es un honor tenerla aquí. ¿Lord Stark la envío?
—A los hombre sí, a mi no. –sonrió– Quién me envía es la princesa Rahenyra.
—¿La princesa? -preguntó sorprendido.
Ellos no creían que alguien de la familia real se interesara por su causa, por lo que el hecho de haber mandado a su primogénita con dos dragones como ayuda se les era gratificante.
Lo cierto era que su madre no tenía ni idea de lo que hacía su hija, ni mucho menos de lo que ocurría en la muralla. Pero para Aema era importante tener aliados, no le importaba si fuera ella quien los consiguiera en nombre de su madre, después de todo para eso había nacido... Para ser el escudo y la espada de su madre.
—La princesa Rahenyra está dispuesta a ayudar en este conflicto, además creo que también le informaré del estado de esta fortaleza. –mencionó mientras observaba la vieja infrastuctora que poseía esa oficina. –Quizás podamos enviar mejores suministros para que reforman este lugar.
—Eso seria grandioso su alteza, ¡¡Por favor dele las gracias a su madre!!
Los dos hombres se reverenciaron demostrando su respeto por la joven de cabellos platiados.
Aema asintió y salió del lugar dirigiéndose al grupo de 10 norteños que la habían acompañado.
La joven vestía con una ligera armadura color negra, tenía en el pecho la figura de un dragón rojo haciendo honor a su casa. No llevaba el casco, dejando que sus cabellos se movieran libremente gracias al viento.
—¡Señores! Por favor investiguen el lugar. Fuera y dentro de la muralla, pídanle ayuda a los hermanos negros para que los acompañen.
—¡¡Sí princesa!!
Los hombres se dispersaron buscando cada uno a un caballero que los acompañase en su misión. Aema se dispuso a buscar a sus dragones, mientras los norteños investigaban por tierra, ella lo haría por el cielo.
Perdón por la demora, la universidad me tiene muy estresada. Además de que siento que mis lectores son fantasmas, debido a que ninguno comenta :(
Comenten para que siga escribiendo y subiendo capítulos, sino me voy a poner triste 😞
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Fuego Y Hielo
FanfictionEl destino de Aema, la primogénita de Rhaenyra, estaba escrito desde antes de su nacimiento. Muchos dicen creer como será el futuro de la princesa, sin embargo no todo es lo que parece y pueden llegar a pasar cosas jamás antes vistas. . . . . No tod...