El regreso de Aema a la capital había traído distintas opiniones, algunos creían que Aema debió dar a conocer de su matrimonio y de su hijo, otros creían que lo que hizo estuvo bien, y para otros no era algo relevante.
Siertamente la princesa no sabría como explicar como pasó su matrimonio. Cregar pasó de odiarla a amarla, pasó de querer humillarla a querer darle el mundo. Y se alegraba, lo conoció durante años, y se enamoró verdaderamente.
Recordaba como el hombre siempre la había sentir bella mediante notas.
—¿Sucede algo? –mencionó la chica en el comedor de la casa Stark.
—¿Por qué lo dices? –preguntó el chico apoyando su cabeza en su muñeca.
—Me miras mucho, ¿tengo algo en la cara?
—No, solo admiro lo hermosa que eres. –sonrió coquetamente.
O también recordaba como siempre llegaba con detalles, aunque fueran muy pequeñas.
—¿Qué es esto? –preguntó Aema en una cita con Cregar.
—Ábrelo.
Tomó la cajita en sus manos y la abrió con la atenta mirada de chico que le gustaba.
—Es hermoso, gracias –sonrió.
En sus manos tenían un collar dorado con un pequeño lobo de dije.
—Un lobo siempre cuida a su loba. –mencionó haciendo carcajear a la chica.
Muchos momentos atesoraba con su esposo, y ahora también con su pequeño hijo. Cregar se había marchado de nuevo al norte para resolver asuntos pendientes y ella debía de quedarse con su hijo en el nido de víboras.
Siempre decía que ella no necesitaba a un hombre para defenderse, y era muy cierto, sin embargo... sentía la necesidad de estar con su amor para sentirse segura.
Extrañaría despertar y no ver a los dos amores de su vida jugar al caballito en la cama, extrañaría los ataques de besos que su esposo y su hijo le brindaban cada mañana y cada anochecer. O como Reigar pedía pecho de su madre y Cregar lo molestaba diciendo que eran de él.
No pasaría mucho tiempo en ese lugar, pero si lo suficiente para extrañar a su esposo. Se había acostumbrado tanto a él, a su perfume tan masculino que la hacía desear tener otro bebé, se había acostumbrado a sus besos que eran su droga, y a su tacto tan delicado. También extrañaría hacerle trenzas en el largo cabello de su esposo antes de dormir para que no se le enredara.
ESTÁS LEYENDO
Fuego Y Hielo
FanfictionEl destino de Aema, la primogénita de Rhaenyra, estaba escrito desde antes de su nacimiento. Muchos dicen creer como será el futuro de la princesa, sin embargo no todo es lo que parece y pueden llegar a pasar cosas jamás antes vistas. . . . . No tod...