#24: Primera con el nombre

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Recién habían llegado a Dragon Stone, todos estaban un poco disgustados

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Recién habían llegado a Dragon Stone, todos estaban un poco disgustados. La visita a la capital no fue lo que esperaron, tanto para bien como para mal.

Lucerys Velaryon, el tercer vástago de la princesa Rahenyra Targaryen, y Laenor Velaryon seguiría siendo el sucesor de su abuelo, Corlys Velaryon. Sin embargo, dentro de las cosas negativas estaba la mala salud del rey.

Eso solo significaba una sola cosa; el rey Viserys Targaryen, mejor conocido como Viserys el pacifico, estaría llegando a su final.

-Descansen todos, mañana volaré a King's Landings.

-¿Crees estar en condiciones de hacerlo mamá? Estás embarazada.

-Tengo deberes Ema. -la princesa veía a su primogénita con adoración, le acariciaba la mejilla antes de volver a hablar. -Y tú me acompañaras, has pasado mucho tiempo afuera y debes aprender a gobernar.

-De acuerdo, dejaré a mi hijo con Baela y Rahena.

-Es lo mejor.

Después de esa conversación todos se dispusieron a descansar, la mayoría estaban bastantes cansados después de ese viaje.

Aema llevaba en sus brazos a Reigar, le acariciaba su cabello platiado, el pequeño niño abrazaba a su madre por el cuello, posando su pequeña cabeza en el hueco de su cuello y jugando con el cabello de ella con sus delicados dedos.

-Mamá.

-Dime.

-Extraño a mi papá. -mencionó de forma clara.

-Pronto verás a tu padre cariño.

No sabía bien cuando lo vería de nuevo, tenía la esperanza de que su abuelo llegara a tener una vida mucho más larga que le permitiera volver al norte con su adorado esposo. Sin embargo, ahora todo parecía estar más lejano.

Al llegar a la habitación donde dormiría con su niño, lo bañó, vistió y acuno con mucho amor. Mecía a Reigar de un lado a otro mientras le contaba un cuento a su niño.

-Núnca antes se había visto a un lobo y un dragón al mismo nivel. Años atrás los lobos se habían doblegado ante tres inmensos dragones.

-¿Cómo anibal?

-Mucho más grandes. -sonrió. -Los lobos entregaron su corona a los dragones como símbolo de respeto. Sin embargo, existió un dragón y un lobo que se enamoraron. -sonrió. -El dragón poseía poder y riqueza, podía volar por los inmensos cielos sin cesar. El lobo era astuto, fuerte y muy valiente, no temía sacar sus garras para proteger a la manada.

-Lobos lindos. -susurró el niño mientras cerraba sus ojos.

-Así es cariño. Al unirse el lobo y el dragón se hicieron imparables, uní desde el cielo y el otro desde la tierra. Uno con fuego y el otro con hielo.

Fuego Y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora