Prólogo

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172 años después....

El destino era algo incierto, muchos decían creer tener el poder de cambiar el futuro, y otros afirmaban que su historia ya estaba escrita por los Dioses

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El destino era algo incierto, muchos decían creer tener el poder de cambiar el futuro, y otros afirmaban que su historia ya estaba escrita por los Dioses. Lo cierto es que núnca sabremos con certeza cuál de las dos versiones es la verdadera.

La muerte de la príncipe Aema y la desaparición de sus dragones dejó al reino devastado. Lady Baela fue de las pocas en presenciar el acontecimiento, junto con algunos de los marinos. Y la encargada de dar el comunicado a su familia.

La reina sufrió un gran impacto ese día, su corazón estaba completamente roto, se dice que su hija le dio el trono, pero con su muerte la debilitó y gracias a eso ocurrieron los acontecimientos que la llevarían a su muerte.  Daemon perdió a su primogénita y al chico que consideraba como un hijo, los guardias y los maestres aseguran verlo salir furioso y en un completo impacto al enterarse, la muerte de Aema Targaryen le dio más fuerza y coraje para acabar con su sobrino, el príncipe Aemond.

En cuanto al norte, no hay mucho que decir.... El lobo de invernalia cumplió su palabra, y protegió a su hijo hasta el último de sus días. Cuando la reina y sus hijos murieron en la danza de dragones, escondió a Reigar y ayudó a Aegon a ser rey. El lobo amaba a su dulce dragona, y a su muerte no volvió a tocar a ninguna mujer, criaba a sus cuñados junto a su hijo y le fue fiel hasta que la muerte se lo llevara. Él la adoraba más que a nada en el mundo, era su luz, era su sol, era el calor de su invierno.

Cregar Stark no volvió a engendrar hijos, casarse o nisiquiera mirar a alguien más. Su dolor lo guió a terminar la guerra y se encargó de darle luto hasta su último día. Su corazón era de una sola mujer, y con su muerte ella se lo había llevado.

El norte no volvió a escuchar las risas de su señora, pero siempre le guardaron un profundo respeto.

Su pequeño niño creció sin su madre, y a la edad de cinco años no recordaba como era ella. Lloraba todas las noches deseando ver a su madre, siendo consolado por un padre que también deseaba llorar, pero no podía. Su padre envió a pintar cuadros de su amada, y entonces su hijo podría tener siempre el rostro de su madre en su mente.

Cuando el niño creció encontró las cartas de su madre, añoraba cumplir años para leer una nueva. Se le veía sonriente y alegre a pesar de no ser un regalo de cumpleaños muy grande. Por su parte núnca llegó a eclocionar el huevo que su madre le dio, y resignado a la idea de ser jinete. Cuando su padre muere se convierte en señor de Winterfell, y su primera orden fue.

"—Quiero una estatua de mis padres, para colocarla junto a la de los señores de Invernalia."

Una estatua del lobo y la dragona se observaba tiempo después. Ambos se encontraban con una armadura y sus espadas dándose la mano. Decidió esconder su huevobde dragón junto a una carta ahí, algún día alguien la encontraría.

El chico se casó y formó una familia con una noble muchacha del valle. Engendro hijos, tres varones y una niña, a la que nombró Aema en honor a su madre. La niña de cabello castaño pero de ojos lilas, iguales a los que su madre le había heredado, era muy feliz. Cada que veía sus ojos, la veía a ella. Porque quizás ya no recordara su linda voz, pero sus ojos eran algo que jamás podría olvidar.

Fuego Y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora