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Temari

Al día siguiente, me levanté de la cama, pensé que si descansaba se me pasaría el coraje pero no fue así, sigo igual.

Me vestí y bajé a la cocina por mi café, lo tomé rápido, luego agarre mis llaves y salí de mi casa lista para enfrentar a Mikey por lo de anoche.

Al llegar golpee la puerta de la casa de mi amigo y fui atendida por la menor de la familia Sano.

- ¡Buenos días Temari-Chan! -saludó la rubia con una gran sonrisa.

- Buenos días Emma, lamento molestarte a estas horas, pero necesito hablar con Mikey.

- Oh, él aún no ha despertado, pero puedes ir a buscarlo a su habitación para que venga a desayunar.

- Claro, con permiso -antes de darme vuelta, logré ver dentro de la casa a un señor sentado a la mesa leyendo el periódico-.¡Buenos días sensei!

- ¿Oh? Buenos días Temari, hace mucho que no te veía por aquí -tiene razón, hace mucho no vengo, pobre abuelo, debería venir a visitarlo algún día.

- Bueno, es que he estado ocupada -me rasco la nuca avergonzada-. Con su permiso, iré a buscar a Mickey -me doy vuelta y caminó hacia donde solía ser el garaje donde Shinichiro trabajaba y donde ahora Mikey duerme.

Parada frente a la entrada, levanté el puño para llamar pero antes de que pudiera tocar la puerta, esta se abrió, dejando ver a un chico rubio y despeinado que aún tiene los ojos cerrados, un poco de saliva seca yace en la comisura de sus labios y de su mano cuelga una vieja y roñosa manta que recuerdo haber visto las veces que me quede a dormir aquí cuando solo éramos unos niños.

Aun recuerdo la paliza que me dio cuando se le quite.

La imagen de mi amigo recién levantado fue tan cómica que casi olvidé a qué venía.

- Comidaa -dijo aun adormilado.

- ¿Vas a algún lado, Mickey? -me cruce de brazos intentando que la imagen frente a mi no me ablande el corazón.

Mikey es muy tierno la mayoría de las veces, cuando no se vuelve loco.

- Mmm? Buenos días Temari -suelta un largo bostezo mientras se restriega su ojito-. ¿Vienes por lo de anoche?

- ¿Qué comes que adivinas? -ladee la cabeza con una ceja enarcada.

- Chistosa, aún no he comido nada -frunció el ceño.

Parece que alguien no entiende el sarcasmo antes del desayuno.

- Es un decir -pongo los ojos en blanco.

Mikey me aparto para continuar con su camino hacia el interior de su casa.

Escuche cómo murmuraba

- ¿Por qué vienen a joderme tan temprano? ¿Qué no tienen consideración? Ya no hay respeto por nada.

- Desayuna y vuelve aquí, quiero hablar contigo.

Entre en la habitación y me senté en el sofá que Mikey tiene ahí, pasados unos minutos, el rubio volvió y en su cara se ve una clara expresión de fastidio.

- ¿Ya me dirás porque pusiste a esos dos en mi división? -espero que la excusa sea buena para joderme de esa manera.

- ¿Estás molesta porque los puse en tu división?

- No, estoy molesta porque no me dijiste que pondrías a esos idiotas en mi división.

- Entiendo, no te agradan -lo dice como si fuera un gran descubrimiento.

- No es eso, es... Bueno, si, no me agradan -después de todo tiene razón-. Esos chicos representan malas noticias y tú lo sabes.

- Cálmate, prometieron no causar alboroto.

- Si, Draken ya me dijo eso -pongo los ojos en blanco.

- Aun así, no me fío de ellos. Por eso, quiero que tu y Saori los tengan vigilados, al menos hasta asegurarnos de que no darán problemas.

- ¿Qué me viste cara de niñera? -fruncí el ceño y me salto una vena en la frente, ya soy niñera de estos mocosos y ahora también tengo que vigilar a ese par de psicópatas-. ¿En serio los quieres en la toman? Sabes por qué fueron a la correccional no?

- Lo se y a mi tampoco me agradan los métodos que usan

- Entonces?

- Solo hazlo Tem, necesitamos la fuerza de ambos y su influencia para que la toman pueda crecer.

- Rindou es el que tiene fuerza, Ran solo golpea por la espalda con esa maldita batuta.

- Ellos siempre están juntos en todo lo que hacen, ¿Crees que no considere que solo Rindou estuviera en la toman? Lamentablemente no es posible tener a un hermano sin que el otro venga también -soltó un suspiro-. Solo inténtalo, por favor.

- Bien, haré lo que me pidas -me rendí, es mi líder después de todo.

- Genial -sonrío con los ojos cerrados-. Oye.

- ¿Mm?

- ¿Me peinas? -extendió su peine y una liga.

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Ig: Tuamigaalli

 𝑨𝒈𝒓𝒊𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆; Ran Haitani [𝗧𝗿𝗶𝗹𝗼𝗴𝗶𝗮 #𝟭]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora