𝑨𝒈𝒓𝒊𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆; Ran Haitani [𝗧𝗿𝗶𝗹𝗼𝗴𝗶𝗮 #𝟭]

Cap.20 (Segunda temporada)

Saori 2008

Cuando desperté hoy ya me sentí mejor, no suelo enfermarme seguido, pero cuando lo hago son solo unos pocos días y ya.

Hoy ya quiero volver a la universidad, si sigo faltando me quedaré atrás, tengo exámenes pronto y después de eso comenzarán las prácticas.

Cuando abrí los ojos me encontré con una cola negra, Kobu ha crecido mucho, a Rin al principio le molestaba que dejara pelos por toda su ropa, pero creo que ya se acostumbro, lo único que le molesta, es que Kobu me quiera más a mi que a él.

Me levanté de la cama con cuidado de no molestarlo, pero no sirvió de nada porque se despertó y salió de la habitación.

—Lo siento...

Cuando me levante de la cama, estire mis brazos y camine hasta el baño para darme una ducha.

Mientras lavo mi cabello recuerdo que aun no he podido contactarme con papá, debe venir para la boda de mi hermana o jamás se lo perdonaré.

No he podido hablar con él porque está ocupado o no coinciden los horarios, y como aquí son las 10:00 de la mañana aun no puedo llamarlo, en Somalia son las 04:00 de la mañana.

Salí del baño envuelta en mi toalla, del otro lado de la puerta me encontré a Rin parado en el marco, sus orbes violetas analizaron a detalle mi cuerpo.

—¿Qué estás viendo? Pervertido —mis mejillas se sonrojaron cuando pase por su lado.

Cuando llegué al closet abrí el cajón de la ropa interior.

—Tu deberías estar en la cama —vi a Rindou sobre mi hombro acercarse a mi.

—¿En qué sentido lo dices? —le dedique una sonrisa coqueta.

—En el sentido de que el otro día tenías fiebre.

—Ya me siento mejor —me encogí de hombros y saque unas bragas de mi cajón—. Volveré a la escuela hoy.

Sentí la respiración de Rindou en mi cuello y sus manos acariciando mi cintura.

—Si ya te sientes mejor, podríamos... —comenzó a jugar con la toalla que cubre mi cuerpo, para finalmente dejarla caer al suelo.

—Estabas esperando a que me recuperara, para volver a ser un pervertido —voltee para verlo con una ceja enarcada.

—Yo no soy un pervertido —con una sonrisa lasciva se acercó a mi cuello.

Sus labios sobre mi piel me hicieron estremecer y rápidamente sentí un cosquilleo en mi centro.

—¿Entonces qué eres? —jadee cuando sus manos rodearon mis senos.

—Un novio muy cariñoso.

Rindou se alejó de mi cuello para besarme en los labios de una manera muy hambrienta, mientras, sus manos bajaron por mi espalda hasta mi trasero.

Rodee su cuello con mis brazos cuando sujetó mis muslos y me levanto del suelo.

Camino conmigo hasta la cama sin dejar de besarme, cuando llegamos, me recostó sobre el colchón.

Rodee su torso con mis piernas para acercarlo más a mi.

Sus grandes manos apretaron la carne de mis muslos hasta llegar a mi intimidad que ya está muy mojada.

—Tú también me extrañaste —con sus dedos acarició mis pliegues, empapándolos con mis fluidos.

—Nunca dije lo contrario —enterré mis dedos en su cabello, viendo sus profundos ojos violetas—. Mételos —rogué moviendo mis caderas hacia arriba, en busca de más contacto.