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Temari

- Enserio no sabes? -enarque una ceja.

Rindou negó con la cabeza muy tranquilo.

- ¿Cómo sobrevivieron todo este tiempo sin saber cocinar?

- Tenemos dinero, compramos comida hecha -se encogió de hombros.

- Entonces nunca usaron la cocina -deduje

Estos niños ricos no saben ni freír un huevo.

- Nap, ni siquiera estoy seguro de que funcione.

Saori tomó un encendedor camino hasta la cocina y la encendió.

- Si funciona -comenzó a sacar los ingredientes de la bolsa.

Rindou ayudó a Saori a cocinar, aunque no fue de mucha ayuda.

Camine hacia la sala para tomar mi bolso con ropa, subí las escaleras para ir a la habitación de Rindou, en el pasillo me encontré de frente con el Haitani mayor, al parecer volvió a subir para encargarse de su situación, lo mire de reojo cuando pase a su lado y no pude evitar que una sonrisa malévola se me escapara.

Deje mi bolso en que si es la habitación de Rindou, no se si estoy molesta con él por mentirme o feliz de que Ran al fin me chupara las tetas... no sé.

Cuando entré, vi la mochila de Saori y recordé que tengo tarea pendiente, abrí mi mochila para sacar un lápiz y mi cuaderno y volví a bajar a la sala.

Puse mis cosas en la mesita de café que hay frente al sofá y me arrodille sobre la alfombrilla, abrí mi cuaderno y me sumergí en mi tarea, ignorando las miradas para nada disimuladas que me dedica la persona sentada en el sofá frente a mi.

Claramente siento la pesada mirada de Ran sobre mi, de vez en cuando levanto la vista y me encuentro con que está mirando mi camiseta, al darse cuenta que lo observó desvía la mirada con un ligero sonrojo en sus mejillas.

Entonces recordé que no traigo sostén y pensé que podría molestarlo un poco más, comencé a jugar sutilmente con el cuello de mi camiseta mientras escribo, con la yema de mis dedos acaricié mi cuello y luego baje hacia mi clavícula, se que él me está mirando pero no puedo levantar la mirada para ver su reacción y arriesgarme a que se de cuenta que lo estoy haciendo a propósito.

Para cuando el almuerzo estuvo listo, yo ya terminé de hacer mi tarea.

- ¿Quieres ayuda? -preguntó el bicolor con voz rasposa cuando se acercó a mí por la espalda mientras lavo los platos.

- Sécalos -intenté que mi cara se viera lo más neutral posible.

- ¿Qué harás hoy? -pregunta mientras seca el plato que le di.

- Yo nada, pero a ustedes les toca el turno de la tarde -deje lo que estoy haciendo y voltee en su dirección-. No hagas que me arrepienta de haberlos enviado solos.

- ¿Qué me darás si me porto bien? -se inclinó hacia mí para que nuestros rostros quedaran a la misma altura.

- Yo te daré... una palmadita en la espalda -susurre borrando su sonrisa pícara con mi respuesta.

 𝑨𝒈𝒓𝒊𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆; Ran Haitani [𝗧𝗿𝗶𝗹𝗼𝗴𝗶𝗮 #𝟭]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora