Capítulo veintisiete
Juegos y estrategias
Cristóbal me besa, me acaricia, no lo voy a negar, es bueno, pero no es suficiente. Maldición, no tardo de darme cuenta de cuanto lo odio. Odio a ese estúpido de Juan; a todo lo que me ha hecho y de la manera en que lo hizo. Necesito olvidar lo que me hizo sentir. Por lo que abro los ojos y miro al joven frente a mí, es muy lindo y dulce, y decido hacerle caso. Cristóbal me está besando el cuello cuando su móvil suena, es Máximo avisando que los demás se están por ir.
—Lau, ¿Jere y yo podemos quedarnos? —me pregunta, y sé que es lo que pretende.
—Sí —afirmo, no me arriesgo a pasar toda la noche llorando en los brazos de Máximo. Para que después se enoje al saber que es por Juan que derramo lágrimas—. Mejor volvamos con los demás.
Él sonríe y toma mi mano tras ponerse de pie, para ayudarme a hacer lo mismo. Regresamos al living y vemos cómo todos se están abrigando, ya que los padres de uno los han venido a buscar.
—Estuvo buena tu fiesta —dice Federico tras darme un beso en la mejilla.
Cuando él se marcha con sus amigas, escucho la voz chillona de Cintia pidiéndole a Juan que la acompañe hasta la casa.
—Maxi —dice Juan, y mi amigo levanta el pulgar en aprobación.
Lo sé, a Máximo no le importa ninguna chica en especial. Pero... ¿Por qué se las tiene que hacer tan fácil con Cintia?
Nos ponemos a limpiar y en poco todo está ordenado. Les pregunto a Jere y Cristóbal si quieren dormitorios separados. Cristóbal me dice que prefieren no molestarme y dormir juntos. Máximo está concentrado en su móvil y no se da cuenta de que sus amigos quieren jugar un poco más.
—¡Mierd*! —dice Máximo alterado y lo miramos.
—¿Qué pasa? —le pregunto.
—La chica de último año me escribió para preguntarme si estoy libre —dice y suspira.
—¿Para qué te va a querer a las 12 de la noche? —pregunto confundida y me doy cuenta sola de lo tonta que soné.
—Anda, ve tranquilo, nosotros nos quedamos con Lau —le asegura Jeremías y Máximo me mira.
—Claro que sí, después nos cuentas —le insisto para que no se preocupe y se va.
—A veces pareces más un compañero que una amiga —comenta Cristóbal burlándose de mí.
—Además... Te animaste a quedarte sola con nosotros dos. ¿Estás segura? —me pregunta Jeremías, el cual parece saber qué fue lo que le prometí a su hermano.
—Vamos a mi dormitorio —digo sin tapujos.
En el pasado siempre habían hablado mal de mí cuando estaba en el colegio, y yo hacía todo lo posible por alejarme de los chicos. Sin embargo, después de todo lo que pasé ya no me importa, ahora voy a darles la razón a todas esas chicas que me trataban como una cualquiera. Que se vayan a la mierd*.
Entramos y Cristóbal me pregunta si prefiero que apaguen la luz.
—Para nada, digo y me siento en la cama. Ellos se sientan uno a cada lado, esto parece un espejo. Sin embargo, noto lo nerviosos que están. ¿En serio?
—¿Qué quieres hacer? —me pregunta Jeremías como si hubiera tomado el liderazgo. ¿A caso Cristóbal no es el más atrevido de los dos?
—No sé, ¿ustedes que desearían hacer? —pregunto mirándolo a los ojos y él traga saliva como si con ellas se fueran sus palabras.
—¿Estarías dispuesta a probar cualquier cosa con nosotros? —pregunta Jeremías algo abatido.
Al darme cuenta de que ellos pensaban que yo bromeaba y me haría atrás cuando trataran de insinuarme algo decido tomar las riendas. Me pongo de pie y busco la corbata que tengo en el armario que es parte de mi uniforme escolar y tras ponérmela en los ojos sonrío.
—¿Qué tal si me besan y trato de descubrir cuál de los dos lo hizo? —pregunto y escucho a uno acercarse.
—Bien —dicen los dos a la vez. Sus voces ya no suenan distintas. ¿A caso en verdad ellos fingen ser diferente delante de los demás? —¿Cuál será nuestro premio?
—Si yo pierdo ustedes eligen lo siguiente que haremos, si yo gano seré yo la que decida —indico y escucho que se ríen.
Cuento con una ventaja y ellos no lo saben. Desde que tengo este problema parece que mi sentido del gusto y el olfato se intensificaron, y percibo un leve olor a detergente en Jeremías. Puesto que él ayudó a lavar los platos.
—Deberíamos poner un castigo al que pierda —dice uno de ellos.
—¿Cuál podría ser mi castigo? —pregunto sorprendida.
—¿Qué tal perder algo de ropa con cada vez que falles? —pregunta Cristóbal.
—¿Y si gano se desnudarán ustedes? ¿Qué beneficio podría tener eso para mí? —reclamo—. Ya harán algo que yo quiera, así que no me sirve.
—Deberemos revelar un secreto —indica uno de ellos y me besa. Se siente más intenso que la vez anterior, pero, aunque hay adrenalina por la situación, aún no se parece en nada a cómo Juan lo hace—. Tu turno.
—Me encantará saber tus secretos —dice el otro y me besa.
Aunque no lo entiendo. Es más suave, sin embargo, pareciera que es Cristóbal. Me confunde, no será tan fácil como esperaba. A propósito, me besaron distinto.
—¿Y? —me preguntan a la vez.
—¿Cómo sé que no van a mentir? —pregunto dándome cuenta de que no tenemos un árbitro.
—Tú pusiste las reglas, deberás confiar en nosotros —me dice uno de ellos y me quita la corbata de los ojos.
—Primero fue Cristóbal y después fue Jeremías —digo por instinto. En realidad, estoy perdida.
—No, has perdido —responde Cristóbal sonriendo y se sienta en la cama.
—¿Cómo sé que no mienten? —pregunto y Jeremías se acerca y me vuelve a besar. Primero de manera intensa y después con suavidad. Como si fueran dos personas distintas.
—Porque fui yo las dos veces —asegura y no puedo creer que me hubieran engañado de ese modo.
—Eso es trampa —aseguro sonriendo.
—Dijiste que adivinarías, pero no dijiste cómo debíamos besarte ni si debíamos hacerlo los dos —responde Cristóbal y ya con más confianza se acerca y es él quien me besa.
Una extraña sensación se apodera de mí, es agradable.
¿Por qué me gusta que Jeremías nos vea mientras su hermano y yo nos besamos?
—Puedes preguntarnos lo que quieras —asegura Cristóbal y lo miro extrañada—. Vamos a darnos por derrotados, ya que besas muy rico y te mereces un premio.
Me gusta que sean así, no sé por qué, pero siento que puedo confiar en ellos.
Autora: Osaku
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Juegos peligrosos - El comienzo
RomanceTodos fuimos inexpertos, alguien nos enseñó lo que sabemos. Y en este caso, una joven será la que colocará en el tablero las fichas para empezar el juego. Laura, una joven que tras la muerte de su hermana y un problema de salud que podría ofrecerle...