LXXXIV - Juego de lecciones

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Capítulo ochenta y cuatro

Fuimos al salón principal donde había hecho colocar cuatro camas, y todos se quedan asombrados mirando.

—¿Vamos a estar todos juntos? —me pregunto Ángela y le respondo de manera afirmativa.

De eso se trataba que vinieran a mi pijamada. Las chicas parecen emocionadas. Ámbar incluso se recuesta sobre la cama y le pide a Ángela que le saque algunas fotos. Jere y Cris disfrutan de la vista mientras que suena el timbre y voy a abrir. Seguramente es el sushi que he pedido para uno de los juegos.

Veo a mi novio y me pongo feliz de que al fin haya llegado. Lo beso y él responde, me abre la bata y al notar que ropa interior traigo se empalma y me lo hace saber. Sonrío, aunque me cubro, ya que escucho una motocicleta, parece que el repartidor acaba de llegar.

—Yo me encargo —dice y me pide que entre a la casa.

No quiere que el repartidor me vea así vestida, sus celos siguen presentes, aunque trate de ocultarlos. Aun así, lo quiero.

Una vez que todos estamos listos, empiezo a explicar las reglas como siempre que jugamos.

—Bueno. Las reglas son las mismas que siempre. Si alguien se niega a jugar debe salir de la habitación y no pueden volver hasta que el juego termine —explico y todos sonríen, menos Juan.

Amo a mi novio y él lo sabe, pero cuando está tan serio incluso yo dudo. Su mente es demasiado compleja, puede estar deseando empezar, o pudo notar algo que no le gustara. Por suerte, cuando algo no le parece me lo hace saber para que no tengamos problemas.

Muestro las cartas y todos están de acuerdo. Como siempre y para que todo quede claro, pregunto si todos están dispuestos a beber alcohol y dicen que sí. Así que saco unos shot de gelatinas. Y arranco con las preguntas. Si alguien responde que «no» debe tomar uno.

—¿Alguien no es virgen? —pregunto y todos ríen. Como si eso fuera posible entre nosotros.

—¿Alguien no ha hecho un trío?

Todos se miran y terminamos agarrando una gelatina. Por suerte a esas preguntas le puse la palabra «no» hace unos meses.

—Vamos a quedar todos borrachos antes de terminar la ronda —asegura Jere y todos reímos menos Juan.

—Me toca a mí —dice Ángela y toma las tarjetas con las preguntas y busca por un momento—. Bien, esta me gusta. Debe tomar quien no haya hecho sexo oral a una mujer y no la haya hecho llegar con un squirt.

Solo yo bebo, ya que no he estado con tantas chicas. En cambio, Ámbar y Ángela son bi, por lo que tienen más experiencia.

Cuando le toca preguntar a Juan se queda mirándome.

—Que tome quién esté enamorado —dice y las chicas sonríen entusiasmadas. Lo amo, pero me hace pasar vergüenza. Me acerco y lo beso en la boca.

—Terminemos aquí, si no vamos a estar muy ebrios para la próxima ronda y las chicas lo van a padecer porque no se nos va a parar —bromea Cristóbal, aunque tiene razón, los shot que preparamos están bastante fuertes.

Así que traigo las otras cartas, como estamos sentados debemos ir sacando una carta del medio y tenemos que hacer lo que diga.

—Besar en los labios a la persona que tengo a la izquierda —digo y beso a Maxi.

—¿Y si me toca besar a un hombre? —pregunta Jere asqueado.

—Te la tienes que aguantar —le responde Ámbar.

Pasan un par de turnos y cuando le toca a Juan dice que tiene que sacarse una prenda, él y su pareja. Así que los dos nos quitamos las batas y todos me quedan viendo. Solo llevo unas pegatinas en los pez*nes y un tanga con un corazón en frente.

—No voy a poder concentrarme —bromea Cristóbal y todos ríen.

Máximo me pregunta quién me compró lo que llevo puesto y le digo que su mejor amigo, lo que lo sorprende. Juan es capaz de mucho más de lo que ellos conocen.

Le toca a Ángela y luego a Cris, y cuando este último lee en voz alta se escucha que dice que debe besar los pies de la persona que está a su derecha. Ángela sonríe y le muestra los pies, él lo hace de una forma que Ángela empieza a reír por las cosquillas. Jeremías parece molesto, estoy segura de que Ángela se lo hace a propósito, ya que ella estaba enamorada de Jere tiempo atrás.

Les pregunto si quieren seguir jugando después de la primera ronda.

Mis amigos aceptan y traigo las cartas naranjas, les muestro un dado y les aclaro que deberán elegir la cantidad de personas que indique el dado para que esas personas le hagan lo que dice la carta. Pero no sabrán que es lo que tienen que hacerle hasta que hayan elegido.

—Yo empiezo —dice Ángela y el dado dice dos. Por lo que ella elige a Cristóbal y cuando Jeremías está por levantarse seguro de que lo elegirá, Ángela dice el nombre de Máximo.

Ambos deben hacerle un masaje erótico, es más gracioso que erótico y todos reímos, aunque noto que mi amigo Jeremías está algo molesto. Le pregunto a Juan si puedo salir un rato con él y me dice que sí. Así que Jere y yo vamos a mi cuarto, le pregunto si quiere descargar su frustración conmigo y me mira sombrado.

—Solo tienes cinco minutos —le aclaro para que no se demore y es así que lo hacemos de manera intensa. Está muy enojado por lo ocurrido con Ángela y lo noto en cada embestida.

Una vez que se descarga y puede dejarse ir me pongo de pie y lo miro.

—Tu hermano es lo más importante que tienes. No dejes que una chica lo arruine, mujeres sobran —le recuerdo y vuelvo al lado de Juan. Sé que no está bien entrometerme, pero fue él quien no quiso estar con Ángela en su momento. Por lo que, no puede enojarse con Cris por aceptar jugar con ella.

Autora: Osaku

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