Yo soy Mahidevran

no tiene piedad

Madre Sultana (monólogo interno): Ninguna de estas mujeres es apta para cuidar a mis preciosos nietos. Mahidevran, sumida en sus asuntos imperiales, no podrá prestar la atención necesaria a los pequeños. Halime, con su naturaleza impulsiva, podría influir de manera negativa en la mente inocente de Omar. Y Hurrem... Hurrem es una ingenua, incapaz de comprender la magnitud de sus actos. Ninguna de ellas merece el privilegio de volver a ver a sus hijos. Esta es una orden directa: no quiero que se las encierren en el calabozo. No hasta que llegue el momento adecuado.No podía permitir que la debilidad o la imprudencia de estas mujeres pusieran en peligro el legado de la dinastía otomana. Era su deber proteger a sus nietos, aunque eso significara tomar medidas drásticas y desgarradoras.

Madre Sultana (ordenando a Sumbul): Sumbul, trae a esas mujeres aquí. Necesito comunicarles  decisión personalmente.

Sumbul se apresuró a cumplir la orden de la Madre Sultana. En su camino hacia los aposentos de las mujeres, su mente estaba llena de preocupación y especulaciones sobre lo que estaba por venir.

Sumbul: Señoras, la Madre Sultana solicita su presencia de inmediato en sus aposentos. Es importante.

Las mujeres, desconcertadas por la inesperada llamada, intercambiaron miradas de preocupación. Sin embargo, sin dudar, se levantaron y siguieron a Sumbul hacia la sala de la Madre Sultana.

Mahidevran: Madre Sultana, por favor, déjenos ver a nuestros hijos

Madre Sultana: No he decidido que ninguna de ustedes sea apta para cuidar a mis nietos. No quiero que arruinen la pureza de mis descendientes. No tendrán más oportunidades de verlos.

Hurrem: Sultana Madre, no puede tomar esta decisión. La muerte de Ayse no tiene relación con nosotras. Ya no puede separarnos de nuestros hijos.