Funeral

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La madre sultana, abrumada por la tristeza y la ira, no pudo contener su furia y acusó directamente a Halime en medio de la ceremonia fúnebre.

Madre Sultana: (con voz exasperada) ¡Tú eres la responsable de la muerte de mi nieto! ¿Cómo te atreves a mostrarte aquí después de lo que has hecho?

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Madre Sultana: (con voz exasperada) ¡Tú eres la responsable de la muerte de mi nieto! ¿Cómo te atreves a mostrarte aquí después de lo que has hecho?

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Halime, devastada, intentó explicarse entre sollozos, pero la madre sultana no estaba dispuesta a escuchar.

Halime: (llorando) Por favor, madre sultana, fue un accidente. No pude evitar que...

La madre sultana la interrumpió con desprecio, aumentando la tensión en la sala

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La madre sultana la interrumpió con desprecio, aumentando la tensión en la sala.

Madre Sultana: (gritando) ¡No quiero excusas! No mereces estar en este palacio después de lo que has causado. Deberías ser desterrada por tu negligencia.

Mahidevran, presenciando la escena, no pudo quedarse en silencio ante la injusticia. Se acercó con determinación, dispuesta a defender a Halime.

Mahidevran: (firme) Basta, madre sultana. No es el momento ni el lugar para estas acusaciones. Todos compartimos el dolor por la pérdida de Omar, pero culpar a Halime no lo traerá de vuelta.

 Todos compartimos el dolor por la pérdida de Omar, pero culpar a Halime no lo traerá de vuelta

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La madre sultana, aún enojada, miró desafiante a Mahidevran.

Madre Sultana: (con resentimiento) ¿Y quién eres tú para decirme qué hacer? Eres solo la madre de Mustafa, y no tienes el derecho de...

Mahidevran, sin ceder ante la hostilidad, la interrumpió con voz firme.

Mahidevran: (decidida) Soy la regente de este imperio y merezco respeto. Halime merece compasión, no tu ira desmedida. Si no puedes entender eso, entonces deberías reflexionar sobre tus propias acciones.

La madre sultana, herida por la pérdida de su nieto y cegada por la ira, buscó cualquier argumento para atacar a Mahidevran.

Madre Sultana: (con voz temblorosa de rabia) ¿Cómo te atreves a defender a esta mujer, Mahidevran? Ella es la razón por la que casi perdí a mi querido Mustafa. ¡Él casi muere y tú no estabas allí para protegerlo!

Mahidevran, afectada por las acusaciones y el dolor de la madre sultana, sintió una punzada de culpabilidad, pero se mantuvo firme en su posición

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Mahidevran, afectada por las acusaciones y el dolor de la madre sultana, sintió una punzada de culpabilidad, pero se mantuvo firme en su posición.

Mahidevran: (con firmeza) No puedo cambiar lo que sucedió, madre sultana. Pero no puedes culpar a Halime por lo que ocurrió.

La madre sultana, sin embargo, no estaba dispuesta a escuchar razones, su dolor la cegaba ante la verdad.

Madre Sultana: (llorando) No me importan tus palabras. Deberías haber estado allí para proteger a Mustafa. Eres su madre, tu deber es cuidarlo y protegerlo de todo mal.

Halime, decidida a desenmascarar la verdad, enfrentó a la madre sultana con argumentos contundentes.

Halime: (titubeante ) Si busca culpables, vaya y cuestione a Suleiman. Fueron sus decisiones las que nos llevaron a este trágico destino. Puso a eunucos a cargo de la seguridad de nuestros hijos, quienes en lugar de salvar a Omar, huyeron del peligro. Fue él quien decidió llevar a los niños al palacio de caza en primer lugar.

 Fue él quien decidió llevar a los niños al palacio de caza en primer lugar

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La madre sultana, desconcertada y frustrada, buscó defenderse.

Madre Sultana: (con desdén) ¿Cómo te atreves a culpar a nuestro sultán por esto? Él solo quería que los niños disfrutaran de un día de diversión.

Halime: (con firmeza) Pero no tomó las precauciones necesarias. La seguridad de nuestros hijos debería ser su prioridad. Envió a los eunucos para protegerlos, pero en lugar de cumplir con su deber, abandonaron a los niños. Y ahora, mi hijo Omar ha pagado el precio.

La tensión en la sala creció mientras la madre sultana absorbía las palabras de Halime. A pesar de su resistencia inicial, la madre sultana comenzó a darse cuenta de que las decisiones de Suleiman también contribuyeron a la tragedia.

Halime: (con tristeza) Este no es el momento de buscar chivos expiatorios entre nosotras. Deberíamos unirnos en nuestro dolor y apoyarnos mutuamente. Mahidevran no tiene la culpa, y tampoco yo. La culpa recae en las decisiones de Suleiman.

La madre sultana, aunque reticente, comenzó a comprender la verdad detrás de las palabras de Halime. La pérdida de su nieto y las decisiones cuestionables de su propio hijo la obligaron a reflexionar sobre la realidad de la situación.

Mustafa, aún afectado por la tragedia y sintiéndose culpable por no poder salvar a su hermano, se acercó a la habitación de la sultana Halime, después de el funeral  con un peso en el corazón

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Mustafa, aún afectado por la tragedia y sintiéndose culpable por no poder salvar a su hermano, se acercó a la habitación de la sultana Halime, después de el funeral con un peso en el corazón.

Yo soy Mahidevran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora