Partos

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Mahidevran se despertó con un dolor punzante que le arañaba las entrañas, retorciéndose en su vientre como garras afiladas. Intentó levantarse, pero sus piernas apenas podían sostener su peso, y un mareo amenazaba con hacerla desvanecer en cualquier momento. Mustafa, se acercó corriendo, preocupado por el estado de su madre, mientras Raziye, salía de la cama en busca de ayuda.

 Mustafa, se acercó corriendo, preocupado por el estado de su madre, mientras Raziye, salía de la cama en busca de ayuda

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Mahidevran:(jadeando) ¡Demasiado pronto, es demasiado pronto!

Mustafa: (con preocupación evidente) ¿Por qué está pasando esto, madre?

Raziye:(aferrándose a la mano de Mahidevran) Todo estará bien, mamá

En medio de su agonía, Mahidevran escuchó el golpeteo apresurado de los pasos de Gulza, la leal criada que había estado a su lado durante años. Sin perder un segundo, Gulza entró en acción, tomando el control de la situación con una calma sorprendente a pesar del caos que se desataba en la habitación.

Con manos expertas, Gulza ayudó a Mahidevran a recostarse con cuidado, mientras daba instrucciones precisas a los otros criados que entraban y salían de la habitación, llevando consigo los suministros necesarios para el inminente parto

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Con manos expertas, Gulza ayudó a Mahidevran a recostarse con cuidado, mientras daba instrucciones precisas a los otros criados que entraban y salían de la habitación, llevando consigo los suministros necesarios para el inminente parto.

Mientras la tensión llenaba la habitación, Mahidevran luchaba contra el dolor y la incertidumbre. Los minutos se sentían como horas mientras esperaban desesperadamente la ayuda de la partera.

Mahidevran:(con voz entrecortada) No puedo... No puedo perderlos... No ahora...no se vallan quédense conmigo mis niños...

no se vallan quédense conmigo mis niños

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Yo soy Mahidevran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora