Mal augurio

242 33 1
                                    

Mahidevran abrió los ojos en un lugar desconocido y muy serca de ella vio a un hombre montado en un caballo blanco, imponente y majestuoso, se acercaba a una tienda de campaña donde se encontraba Suleiman. Era su hijo, Mustafa. Los jenízaros que lo acompañaban intentaban detenerlo, advirtiéndole del peligro, pero Mustafa estaba decidido a ver a su padre.

 Los jenízaros que lo acompañaban intentaban detenerlo, advirtiéndole del peligro, pero Mustafa estaba decidido a ver a su padre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

**Mustafa:** (decidido) Debo hablar con mi padre. No puedo ignorar esta urgencia.

Mahidevran, sintiendo una profunda inquietud, lo seguía con la mirada mientras avanzaba hacia la tienda de campaña.

**Jenízaros:** (preocupados) ¡Mi príncipe, deteneos! Es peligroso, no podéis entrar.

Pero las advertencias de los jenízaros no detuvieron a Mustafa, quien continuó su marcha hacia la tienda donde se encontraba su padre.

**Mahidevran:** (angustiada) Mustafa, por favor, detente. No sabemos qué puede ocurrir.

Sin embargo, Mustafa ignoraba las súplicas de su madre y seguía adelante con determinación.

**Suleiman:** (frío y distante) ¿Qué asunto urgente que te trae aquí, Mustafa?

La atmósfera se volvía cada vez más tensa, y Mahidevran sentía un nudo en la garganta mientras observaba impotente lo que estaba por ocurrir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La atmósfera se volvía cada vez más tensa, y Mahidevran sentía un nudo en la garganta mientras observaba impotente lo que estaba por ocurrir.

**Mustafa:** (serio) Necesito hablar contigo, padre. Es importante.

Mahidevran, incapaz de intervenir, seguía con la mirada la escena que se desarrollaba frente a ella. Suleiman, en lugar de recibir a su hijo con amor y alegría, lo miraba con frialdad y desdén.

**Mahidevran:** (con preocupación) Suleiman, por favor, escucha a nuestro hijo. No lo rechaces.

 No lo rechaces

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Yo soy Mahidevran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora