El eco del harem

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En el rincón más sombrío de sus aposentos, Firuze se observaba en el espejo, contemplando su propia imagen con una sonrisa torcida y calculadora. Las sombras danzaban alrededor, como si fueran parte de su malévolo plan. Con voz suave pero llena de veneno, comenzó a hablar consigo misma.

 Con voz suave pero llena de veneno, comenzó a hablar consigo misma

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"Ah, Mahidevran... Pobre y patética Mahidevran. Siempre tan orgullosa, tan segura de tu poder. No puedes siquiera imaginar la profundidad de mi odio hacia ti. ¿Creíasque podías gobernar sin consecuencias? Que tu influencia y tus lazos te protegerían de todo mal. Qué ingenua."

Firuze se giró, sus dedos rozando la superficie fría del espejo, como si acariciara el rostro de su enemiga. "Tu reinado ha durado demasiado. Es hora de que el verdadero poder tome su lugar. Yo, Firuze, soy la sombra en la que nunca pensaste, el veneno que no puedes ver. Tus días de gloria están contados."

Sus ojos brillaban con una mezcla de satisfacción y locura

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Sus ojos brillaban con una mezcla de satisfacción y locura. "¿Te preguntas cómo enfermaste tan rápido? La respuesta está en cada susurro que he lanzado en la oscuridad, en cada gota de maldad que he vertido en tu vida. Mientras tú dormías, soñando con tu dominio, yo tejía un maleficio que ni siquiera tu fortaleza puede resistir."

Firuze caminó lentamente por la habitación, sus pasos resonando en el silencio. "Los niños, esos pequeños herederos que tanto amas, serán testigos de tu caída. Ellos verán cómo la gran Mahidevran se desmorona, y aprenderán que no hay seguridad, ni en la sangre ni en el amor. Ellos aprenderán a temerme, y así, mi nombre será recordado por generaciones."

"

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Yo soy Mahidevran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora